El corazón le latía a mil por segundo mientras, de una maniobra se detenía entre los gritos de pánico con un chirrido de llantas.
Ni siquiera quitó las llaves, y nunca apartó los ojos de Quackity que lloraba discutiendo con Rubius. Se veía bastante mal, cansado, herido.-¡Él no tenía que estar aquí! ¡no debía enterarse de esto!
Luzu tensó el semblante con un fuerte dolor en el pecho y se detuvo a una distancia considerable al igual que el peliblanco.
-¿Planeabas solo irte y ya?- alzó la voz recibiendo la mirada asustada de su novio, este hizo una mueca.
-Solo larguense y déjenme morir de una puta vez.- gruñó fijando su atención en aquel río de poca agua. Ni siquiera sabía porque lo estaba dudando, era tan fácil como soltar su agarre y morir.
-No, prometiste que me enseñarías tus canciones Quacks.- la voz de Luzu se quebró, el menor se encogió al notarlo, no quería verlo. - Prometiste que estaríamos juntos, que lo intentarías, dijiste que íbamos a casarnos y tener muchos gatos.
Quackity sonrió nostálgico, había dicho todo eso cuando recién comenzó la relación con él, cuando aún no estaba tan cansado, tan roto.
-Estoy cansado, Luzu.- volvió la mirada a él, sus ojos se veían apagados.- Solo quiero ser felíz pero siempre hay algo que lo jode, y eso es mi puta cabeza.-Dije que estaría contigo cuando lo necesitaras, si tú caes yo voy al fondo a rescatarte ¿recuerdas?- se acercó unos pasos y Quackity se tensó.
-¿Y que pasa si no puedes rescatarme? ¿qué pasa si algo me ata al fondo?
Muchas veces había tratado de verle el lado bueno a las cosas, trataba de aplicar lo que su psiquiatra le recomendaba pero nada funcionaba. Al menos no por un largo periodo de tiempo, en su lugar terminaba con crisis peores que las anteriores.
-Lo intentaré una y mil veces, lo intentaremos, juntos.- extendió la mano hacia el menor, este dudó.- No dejaré que te hundas nunca, Alex.
Escuchar su nombre salir de los labios de Luzu le hizo doler el corazón.
No quería irse.
No quería apartarse de él.
Quería estar con él toda la vida, compartir cada momento, cada segundo de su jodida vida miserable. Quería tener muchos gatos y levantarse por las mañanas para alimentarlos y luego darle un beso de buenos días a quien sería su esposo, para después quizá, tener sexo o simplemente acurrucarse.
Era una vida por la que estaba dispuesto a luchar.
-¿Nos casaremos?
Los ojos llorosos de Luzu brillaron con ilusión y asintió rápidamente con una sonrisa dolorosa.- Justo ahora si quieres.- se acercó unos pasos más notando como la mirada triste de Quackity poco a poco desaparecía.- Después podemos ir a casa o viajar para nuestra luna de miel.
Una risita avergonzada escapó de los labios del pelinegro, miró a Rubius que se mordía la uñas ansioso.- Gracias, Rub. Por llamarlo.- Rubius solo asintió con las lágrimas escurriendo por sus mejillas.
-Luzu, ¿me ayudas?- extendió la mano hacia Luzu, las piernas le temblaban con miedo y se sujetaba con fuerza.
Luzu llegó a dónde él estaba, sosteniendo su mano para ayudarlo a cruzar al lado seguro del puente.
La calidez de ambas manos recordándole a Quackity el motivo por el cual había seguido luchando en aquella vida cruel.De repente todo se volvió lento.
Su pie había hecho un mal movimiento y había resbalado.
Estaba cayendo, con los gritos en eco llamando su nombre.
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El aleteo de una mariposa | Luckity
Fiksi PenggemarLuzu fue cautivado por la belleza de aquel jovén de tatuajes y apariencia extravagante. Un chico que a simple vista parecía importarle poco su alrededor pero que, a los ojos del castaño, demostraba la tristeza que invadía su interior. "¿Por qué te...