Yellow.

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Quackity entró una vez más al bar, con la diferencia de que ese día no tenía presentación alguna e iba meramente a visitar al castaño de ojos rubíes. Exhaló pesadamente, ni siquiera sabía porque lo hacía, aún no eran amigos pero él ya tenía la necesidad de estar a su lado y pasar tiempo juntos. Era como un imán atrayendolo constantemente.
Lo divisó a unos metros pintando sus famosas mariposas que ahora eran de un tono azul eléctrico, sonrió encantado al notar que había hecho caso a su recomendación.

-Lusuuuu.- canturreo suavemente y se dejó caer en una silla cerca de donde se encontraba el mayor.

Este lo observó por completo y le dedicó una gran sonrisa al mismo tiempo que bajaba el pincel.-Quackity, que gusto verte aquí.- palpó el lugar vacío en el suelo a su lado y el pelinegro emocionado corrió a su lado. Se sentía como un niño pequeño que recibiría un dulce.

-¿Planeas llenar el lugar con mariposas?.- acomodó su cabello detrás de su oreja y Luzu lo miró atento, asintiendo de forma lenta a su pregunta.- ¿Qué me ves? ¿tengo algo en la cara?

-¿Por qué llevas manga larga? hace muchísimo calor aquí.- dijo frunciendo el entrecejo y el menor se encogió en su lugar bajando más su manga.

-No me gusta quemarme con el sol.- mintió, Luzu no tenía porque saberlo.

Volvió a analizar con detenimiento el lugar, sin duda se vería precioso con las mariposa en sus paredes.

-Que sepas que no te creo.- Luzu llamó su atención retomando su trabajo.- ¿Por qué te gustan tanto las mariposas? ya noté que tienes una tatuada en el cuello.

-Son criaturas preciosas y dignas de admirar. Recorren kilómetros y kilómetros del mundo aún cuando sus alas son como dos finas hojas a punto de quiebre.- suspiró ensimismado en sus pensamientos.- Hay que ser muy valiente para aventurarte al mundo sabiendo que que puedes romperte fácilmente.

Aquello sonó más como una declaración de si mismo y Luzu asintió.

-Parece que de verdad te gustan las mariposas.- enarcó una ceja y Quackity asintió con una risita avergonzada.- Dame tu mano.

El pelinegro lo miró extrañado pero no sé negó y estiró su mano hacia el mayor, este la tomó con su mano libre y con delicadeza trazó un par de líneas con el pincel. Quackity sintió cosquillas y rió por lo bajo recibiendo una sonrisa de parte del castaño, sus mejillas se tornaron rosadas y desvió la vista hacia otro lado nervioso.

¿Qué le pasaba? ¿acaso era un jodido adolescente?

Volvió a mirar de reojo al castaño, no pudo evitar notar como su entrecejo se fruncía al estar concentrado y como mordía ligeramente su labio inferior al trazar una línea larga. Sus abundantes pestañas se movían con delicadeza al igual que sus dedos que sujetaban de forma firme el pincel. Sus dedos... Tenía unas bonitas manos, suaves y grandes.
Un sentimiento extraño revoloteo en su interior pero lo hizo a un lado, enfocándose en el cabello del contrario. Era castaño, cuando la luz rebotaba en él parecía brillar como oro y tenía en abundancia, de tal forma que caía sobre su frente de forma despreocupada cubriendo ligeramente su costado izquierdo.

-Listo.- la voz profunda de Luzu lo hizo salir de sus pensamientos y miró sus nudillos, sobre estos una preciosa mariposa de color azul con detalles blancos relucía de forma elegante.

-Esto es...- su corazón latió con fuerza y miro emocionado al mayor.- Luzu, esto es precioso.- se permitió sentir aquello, su rostro mostró una gran sonrisa, una que hacía mucho no dejaba salir a causa de sus inseguridades.

-Me alegra que te guste, Quacks.- retomó su labor en la pared sin notar el apodo que acaba de decir de sus labios, Quackity sonrió repitiendo en su cabeza aquel apodo.

El aleteo de una mariposa | LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora