blood mask (editado)

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Con el cabello naranja como el fuego y los ojos azules como el hielo, un joven yacía en la cama, sumido en un profundo letargo. Solo tenía un deseo en su mente: dormir, olvidarse del mundo. Sus párpados pesaban como plomo y sus ojos apenas reflejaban vida. Nada le importaba más que el sueño que le envolvía.

El joven se incorporó en la cama, rodeado de oscuridad. Sentía una profunda aversión por ese día, pero no podía eludir la misión que le había encomendado “el bufón”. Según él, debía investigar el mercado de la tecnología en Japón, pero eso era solo una parte de la verdad. Había otro motivo, más oscuro y secreto, que solo ciertas personas selectas conocían.

Su misión consistía en infiltrarse, o mejor dicho, colarse, en la federación de héroes de Japón para averiguar más sobre ellos. Para él, esas misiones eran un fastidio; prefería algo más directo y violento que le permitiera demostrar su fuerza y quizás encontrar un desafío.

— Tal vez tenga algo de interés esta misión, pero por ahora me conformo con limpiar este desastre de habitación. ¡Qué ironía! El jefe me consigue un hotel de lujo y yo lo dejo hecho un caos.—Dijo entre risas sarcásticas.

El joven de ojos azules caminaba por las calles de Musutafu, el lugar que su jefe había elegido para iniciar la búsqueda. Para no llamar la atención, se había puesto una chaqueta gris con detalles en rojo oscuro y gris claro, un pantalón gris y unas botas y unos guantes negros. Era una vestimenta similar a la que usaba en sus actos supuestamente “inmorales”. Sin embargo, sus superiores le habían advertido que se moderara un poco, ya que en su última misión había causado un gran alboroto.

—Espero que los periodistas no me encuentren; no quiero enfadar a mis jefes.—Dijo con un tono de preocupación fingida.

Mientras caminaba, escuchó a los civiles comentar que el héroe número uno había llegado a su ciudad. O al menos eso creyó entender, ya que su japonés no era muy fluido, pero le bastaba para captar lo esencial.

Su primer destino fue una agencia de héroes, más concretamente la del héroe Endeavor. Le pareció una buena idea empezar por ahí, ya que era el segundo héroe más poderoso de Japón y quizás tendría más información sobre los asuntos que el gobierno manejaba en ese país.

—¿Cómo me las arreglo para entrar aquí? Es un edificio de cristal que se eleva a 105 metros. Sería demasiado evidente si paso por la puerta principal....

—Ojalá haya una entrada trasera o de emergencia.

El joven no vio ninguna otra opción a simple vista y se resignó a entrar por la puerta principal. Quizas encuentre un ducto o algo parecido que le permita acceder al interior del edificio sin ser detectado.


Al entrar se encontró con una joven que estaba en el mostrador. Parecía tener entre 20 y 27 años.

Su aspecto de esta joven asistente era el de una profesional impecable. Su melena castaña caía con gracia sobre sus hombros, enmarcando su rostro de rasgos finos. Sus verdes ojos, tras unas gafas de diseño, mostraban inteligencia y seguridad. Su piel, de una suavidad envidiable, contrastaba con el traje oscuro que vestía. La chaqueta le marcaba la cintura y la blusa de seda le daba un toque de color. La falda le llegaba hasta las rodillas, dejando ver sus piernas torneadas. Los tacones altos le hacían parecer más alta de lo que era. Como complementos, solo llevaba un discreto collar de perlas y unos pendientes a juego. Su maquillaje era sutil y elegante, resaltando su belleza natural.

La joven al ver al ojiazul le saludó con una sonrisa, pero manteniendo su aura de seriedad.

—Hola, ¿viene por la pasantía de héroe? Si es así, deme sus documentos y su nombre para verificarlo.—El joven se quedó pensativo por un momento, analizando la pregunta que le hizo la recepcionista. Después de un momento, respondió:

El Doce De Los Heraldos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora