Convenios

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Izuku salió de aquella fábrica desolada  con una mezcla de emociones. Mientras caminaba hacia la estación de tren, su mente estaba llena de preguntas sin respuesta. La tarde estaba cayendo, y el sol pintaba el cielo con tonos naranjas y rosas.

De repente, su teléfono comenzó a sonar, sacándolo de sus pensamientos. Miró la pantalla y vio que era Amber. Contestó rápidamente.

—Hola, Amber.

—¡Hola, Izuku! -respondió Amber, su voz llena de entusiasmo-. ¿Dónde estás?

Izuku suspiró, intentando calmarse. Todo lo sucedido con Tartaglia aún lo tenía en vilo.

—Estoy... volviendo a casa -dijo Izuku, intentando sonar tranquilo, aunque aún estaba inquieto por lo sucedido en la fábrica.

—¿Ocurre algo? Suenas un poco extraño.

Izuku dudó por un momento. No quería preocupar a Amber ni revelar demasiado sobre su encuentro con Tartaglia.

—No, no es nada. Solo tuve un día largo—respondió con una sonrisa que Amber no podía ver, pero que intentó transmitir con su tono de voz.

—Entiendo. Bueno, solo quería ver si te apetecía tomar un café o algo. Necesito un descanso de tanto estudio y pensé que podríamos charlar un rato.

Izuku pensó en ello. Una charla con Amber podría ser justo lo que necesitaba para despejar su mente.

—Claro, me encantaría. ¿Dónde te parece bien quedar?

—¿Qué te parece la cafetería cerca del parque? Es tranquila y podemos hablar sin problemas.

—Perfecto, allí estaré en unos minutos.

Colgó el teléfono y apuró el paso hacia el parque. Agradecía la oportunidad de ver a Amber y tener una conversación normal, algo que sentía que necesitaba después de todo lo que había pasado.

El trayecto hacia la cafetería fue tranquilo. Los sonidos de la ciudad, el murmullo de la gente y el canto de los pájaros en el parque le daban una sensación de paz que contrastaba con la inquietud que había sentido en la fábrica. Al llegar a la cafetería, vio a Amber esperándolo con una sonrisa, sentada en una mesa junto a la ventana.

—Holaa, Izuku —dijo Amber al verlo, levantándose para saludarlo.

—Hola, Amber —respondió él, devolviendo la sonrisa—Gracias por invitarme.

Ambos pidieron sus bebidas y se sentaron. La cafetería era acogedora, con una suave música de fondo y una vista al parque donde los niños jugaban y la gente paseaba.

—Entonces, ¿qué tal tu día? —preguntó Amber mientras removía su café.

Izuku sonrió, intentando dejar de lado sus preocupaciones por un momento.

—Ha sido... interesante. ¿Y el tuyo?

—Oh, ya sabes, lo de siempre. Estudiar, entrenar un poco. Pero he estado pensando en esos héroes que me mencionaste. ¿Has hecho algún nuevo descubrimiento para tu cuaderno?

Izuku asintió, agradecido por el cambio de tema.

—Sí, he estado investigando algunos nuevos héroes. Es increíble lo que uno puede aprender observando y analizando sus movimientos.

—Debe ser fascinante. Siempre me impresiona cómo puedes analizar cada detalle.

La conversación continuó de manera fluida, con Amber compartiendo anécdotas divertidas de su día y Izuku añadiendo sus observaciones sobre los héroes que había estado estudiando. Cada risa y cada historia compartida lo hacían sentir un poco más ligero.

El Doce De Los Heraldos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora