red light of hope

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Dos días, dos días habían pasado desde el acontecimiento que vivió el chico Midoriya, el suceso que hizo que una de sus últimas pizcas de esperanza que aún le quedaba desapareciera.

Esos días su vida no había mejorado ni un poco, de hecho él pensó hasta que estaba peor que siempre. Era lo mismo cada vez, lo mismo: sus compañeros de salón se burlaban de él, siempre solo.

Después de sus dos primeras clases, llegó el momento de su descanso para comer. Él se sentó en una banca solitaria, sin entender por qué todos lo trataban mal.Nunca dejó de pensar que era solo una mala racha. Sabía que era una idea absurda, pero se aferraba a ella. Se repetía a sí mismo: “Mi vida es horrible”.

Perdido en sus pensamientos, oyó una voz distinta. Era la de una chica. Alzó la mirada, con tristeza en sus ojos.
Cambiando su mirada para que la persona no se preocupe o eso decía el lo hacía para que no vean sus inseguridades

—¡Hola! ¿Cómo estás? Me he fijado en ti y te noto un poco triste. ¿Quieres hablar conmigo?— le ofreció la chica, con una sonrisa amable y sincera.

—Sí, sí, estoy bien. No tienes que preocuparte por mí. Solo estoy reflexionando un poco—dijo Izuku Midoriya con una sonrisa y unas risas, como siempre hacía.

La chica lo miró por unos segundos, analizando al chico, y le respondió:

——Bueno, si tú lo dices… Perdona, no me he presentado—dijo con una risa nerviosa.

—Soy Amber, solo Amber… ¿Y tú cómo te llamas?

—Y-yo… yo soy Midoriya Izuku— balbuceó el joven Midoriya, sonrojado porque nadie le habia hablado en su escuela por agrado y además la que estaba hablando era una chica bonita.

Ahora que la observaba, esta chica se diferenciaba de los demás estudiantes. Llevaba el uniforme de “Aldera Junior High”, pero tenía tantos accesorios que resaltaba entre la multitud.

Ella lucía unas antiguas gafas de aviador que le colgaban del cuello, como si fuera una piloto de otra época. Pero lo que más resaltaba eran  dos grandes lazos rojos que adornaban su diadema, pareciendo orejas de conejo

—Midoriya Izuku, ¿eh? Es un nombre bonito. Me gusta—dijo Amber, con una sonrisa radiante.

—G-gracias…—dijo Midoriya, cada vez más rojo.

Amber se sentó en la banca, a la derecha del chico de pelo verde, y miró al frente. Pasados unos segundos, se volvió hacia la izquierda y vio a Izuku, que aún estaba nervioso.

—¿Qué te gusta hacer?—le preguntó Amber, con curiosidad. Parecía realmente interesada en saber más sobre él.

—Pues a mí me encanta investigar sobre los héroes—contestó con nerviosismo, como en toda la conversación, pero con un dejo de vergüenza al final.

—¡En serio! Qué interesante. ¿Y cómo haces tus investigaciones?—preguntó Amber, con emoción.

—Yo los hago en una libreta. Si quieres, te la puedo enseñar—respondió Izuku, más tranquilo. Su vergüenza se había disipado y sacó su lado más fanático sobre su tema.

—¡Por supuesto! Eso sería muy divertido —respondió Amber, con una sonrisa radiante.

Izuku Midoriya se limitó a sonreír y estaba a punto de hablar, pero escuchó la campana del final del almuerzo. Amber se levantó de la banca, se dio la vuelta y le dijo a Midoriya:

—Lo siento, pero tengo que ir a mi clase. Tal vez nos veamos otro día… ¡Espera, se me ocurre una idea! —exclamó Amber con entusiasmo.

La chica sacó una lapicera y le agarró la mano a Midoriya. Le escribió algo y luego se fue caminando.

—Háblame pronto —le dijo Amber con una sonrisa mientras se alejaba.

Mientras izuku caminaba por los pasillos en camino a su clase vio su mano para ver qué había escrito Amber,el chico se sonrojo a un color rojo brillante que si me lo preguntarán diría que el brillo se veía por todo el pasillo.
—el es el nu-numero de una chica—dijo entre tartamudos

—¡Una chica bonita me dió su número!—exclamo Midoriya con una voz alegre.

Izuku estaba feliz. Después de mucho tiempo, una chica bonita le había dado su número. No podía creer que alguien se fijara en él, un chico sin Quirk que era constantemente acosado y humillado por sus compañeros. Quizás ese día fuera el inicio de algo bueno, pensó.
Á
Su día transcurrió como siempre, bajo los constantes abusos que sufría. Esta vez, no intentó llamar la atención para que sus agresores se olvidaran de él por un momento.

Después de terminar el día escolar, se dirigió a su casa. Hoy salió un poco más temprano de la escuela, así que decidió pasear un poco por un parque cerca de su vecindario antes de volver a su domicilio.

Nada más llegar al parque, se sentó en una banca y contempló el paisaje. De repente, se acordó de la chica que había conocido esa mañana y sacó su teléfono para enviarle un mensaje al número que le había dado.

—Hola, soy Midoriya. Espero que no te moleste que te escriba. Me gustó mucho conocerte hoy más temprano. ¿Cómo estás? —Escribió Izuku con cuidado y pulsó enviar.

Dejó el teléfono boca abajo sobre la banca y se preguntó si había hecho bien en contactarla. Su pensamiento se interrumpió al sentir la vibración del teléfono.

Alzo su teléfono rápido de la banca ni  él sabía explicar por qué de ese impulso de ver rápido la respuesta

Vio que dice "hola" de parte de Amber la chica que conoció unos segundos después vio un mensaje más.

—Hola, Midoriya. No me molesta que me escribas, al contrario, me alegra que lo hagas. Me gustó mucho conocerte hoy más temprano también. Estoy muy bien, gracias por preguntar. ¿Y tú? ¿Qué tal te va? —decia el último mensaje que escribió Amber

Luego de leer eso Izuku se sintió más calmado al desvanecerse sus nervios. La naturalidad con la que Amber le hablaba le transmitía una sensación de bienestar. Aunque solo fuera un mensaje, podía percibir la alegría que Amber expresaba con esas simples palabras.

—Estoy muy bien, Amber. Gracias por preguntarme cómo estoy. Ahora mismo estoy en un parque, disfrutando del aire fresco y la naturaleza—respondio midoriya al mensaje de Amber

Luego de eso el chico de pelo verde esperaba la respuesta de la "amiga" que conoció hoy pero eso nunca llegó
El pensó que hizo algo mal

—¿Le pasó algo o fue mi culpa?—dijo izuku casi en un susurro.

Su rostro se ensombreció y se levantó de la banca con pesar. Sin decir una palabra, se dirigió a su casa, ignorando las voces que resonaban a su alrededor. Sabía que era una ciudad y que las demás personas tenían sus propias vidas, pero eso no le consolaba en su soledad.

Como todos los días, la ciudad era escenario de un enfrentamiento entre un villano y los héroes que intentaban detenerlo. Pero él no quería saber nada de eso. Estaba cansado de la violencia y el caos que lo rodeaban. Así que decidió tomar otro camino, más tranquilo y seguro. —Hoy no me arriesgaré, buscaré una ruta alternativa—dijo mientras giraba en una esquina con tristeza.

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¡Hola, gente hermosa que ve esto! Jeje. Hoy les traigo el capítulo número 4 de Amarillo(no sé que tenía que ver), una historia llena de emociones y sorpresas. Solo diré que se viene el desarrollo del personaje . Como ya saben, me encantaría leer sus comentarios, críticas u opiniones sobre lo que les pareció. Como siempre
TKM<3
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El Doce De Los Heraldos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora