Avanzando en lo Desconocido

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Izuku se levantó temprano en la tranquila mañana de domingo, sintiendo la suave luz del sol filtrarse por las cortinas de su habitación. La serenidad del día lo inspiró a aprovechar al máximo su tiempo libre. La salida nocturna con su nueva amiga Amber había dejado una huella positiva en Izuku. La sensación de relajación y la perspectiva renovada sobre las sorpresas que la vida puede ofrecerle persistían en su mente mientras se alistaba para el día. Con una sonrisa en el rostro, se encaminó hacia lo que prometía ser un domingo especial.

Al llegar a la sala principal, Izuku encontró a su madre ocupada preparando el desayuno. El aroma de la comida recién hecha llenaba la estancia, creando una atmósfera cálida y acogedora. Izuku se acercó con una sonrisa.

—¡Buenos días, mamá! —saludó con entusiasmo, anticipando un día tranquilo y agradable.

Su madre levantó la mirada y respondió con una sonrisa cariñosa.

—¡Buenos días, Izuku! El desayuno está casi listo. Hoy he preparado: arroz, sopa miso—explicó mientras finalizaba la disposición de los platos en la mesa.

Izuku se sintió agradecido por la deliciosa comida que su madre preparaba con tanto esmero. Se sentaron juntos a disfrutar de un desayuno que encapsulaba la calidez de la familia y las tradiciones de su hogar.

Después de disfrutar del delicioso desayuno, Izuku agradeció a su madre por la comida y se retiró a su habitación. La serenidad del domingo le brindaba la oportunidad perfecta para relajarse y reflexionar sobre los eventos recientes, incluyendo su encuentro nocturno con Amber. Mientras se acomodaba en su habitación, pensó en cómo podría ser el resto de su día.

Izuku recordó la tarjeta que le entregó Targtalia durante su encuentro. Se dirigió a su ropa de ayer, buscando entre los bolsillos para encontrarla, ya que no había tenido la oportunidad de revisarla en ese momento. La pequeña tarjeta con detalles brillantes y el enigmático símbolo atrajo su atención mientras la sostenía entre sus dedos. Ahora, con la calma de su habitación, se preguntaba sobre el significado detrás de ese misterioso encuentro.

Izuku observó detenidamente la tarjeta, notando las palabras inscritas: "Llámame si necesitas ayuda con tu problema". Giró la tarjeta y encontró un número en el lado inverso. La intriga y la curiosidad se apoderaron de él, haciéndolo reflexionar sobre si debería o no hacer la llamada.

Izuku, con la tarjeta en mano, reflexionó sobre lo que podría significar "tu problema". Su mente analítica comenzó a elaborar diferentes escenarios y posibilidades. Mientras murmuraba para sí mismo, sus pensamientos se enredaban en la intriga que la tarjeta había desatado.

—¿Un problema? ¿Acaso se referirá a mi falta de Quirk? —se preguntó en voz baja.

Entre murmullos y reflexiones, Izuku sopesaba la idea de llamar al número en busca de respuestas. La dualidad entre su determinación y su antigua timidez se manifestaba mientras evaluaba la posibilidad de dar ese paso hacia lo desconocido.

Izuku suspiró profundamente, decidiendo dejar la tarjeta en su escritorio por el momento. La intriga persistía, pero la necesidad de reflexionar sobre la situación era más fuerte. Se levantó de su silla y salió de su habitación, dejando atrás la posibilidad de llamar por ahora. El día de domingo se extendía frente a él, y mientras cerraba la puerta, pensaba en las oportunidades que podrían surgir en esta jornada tranquila.

Antes de salir de su casa, Izuku sintió la necesidad de asegurarse y regresó deprisa a su habitación. Agarró la tarjeta y la guardó cuidadosamente en su bolsillo. La idea de dejarla atrás le resultaba incómoda, como si hubiera una fuerza invisible que lo impulsaba a llevar consigo la llave de un enigma. Con la tarjeta resguardada, se encaminó nuevamente hacia la puerta, decidido a enfrentar lo que el día pudiera depararle.

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