Que buen golpe me dí.
Me duele la espalda, ni siquiera sé cómo me caí, el caso es que no volveré a dormir en el auto por mas agotada que esté. Mi piel está helada y siento gotas de sudor bajando por mi cuello y espalda, debo limpiarme antes de que Dan llegue y acomodarme el cabello. Busco una liga y cuando la encuentro me recojo el cabello para que mi piel sudada se seque, me coloco nuevamente la cobija que mandé a volar para recuperar un poco de calor y me incorporo nuevamente en el asiento trasero del auto.
Siento un leve mareo, y mi estómago ruega por carne, tengo demasiada hambre.
Pasan 5 minutos si no estoy mal, Dan y Adam regresan con una gran bolsa que tiene un olor espectacular, ahora ansío por darle un buen mordisco a la carne. Dan me entrega mi comida y durante media hora cenamos en silencio y nos fuimos a continuar nuestro camino. Hace un minuto, Anne llamó y nos avisó que ya habia llegado y se estaba bajando del avión, no falta mucho para llegar.
Durante el resto del recorrido todos estuvimos en silencio, no era un silencio muy cómodo, algunas veces habia contacto visual entre todos pero no habia ni una palabra de por medio. Volví a dormirme y pasaron otros 20 minutos, por fin llegamos a el aeropuerto, por ende llegamos a Anne.
Dan se negó a que yo saliera, pensaba que iba a marearme y desmayarme, aún así salí del auto, con Adam y lo tomé del brazo, al menos si me desmayaba Adam iba a sostenerme y punto. No dejé que Dan se quejara, queria recibir a Anne y poder saludarla. Nos dirigimos al centro del aeropuerto y recibimos una llamada de Anne, estaba cerca y nos pidió esperarla, yo con gusto la esperé, Dan se sentó en una silla y Adam junto a mi nos quedamos de pie esperando, nosotros estabamos más ansiosos por ver a Anne, ella era como una madre para mi y literalmente, Anne era la madre de Adam.
Pasaron 2 minutos y vi una silueta familiar, miré con detalle y era ella, la emoción y felicidad me invadió y salí corriendo hacia ella. Me lancé a sus brazos y la abracé con fuerza, no tanta como para hacerle daño, yo sé que ella es delicada.
-Hola cariño- me saludó con su característica dulce sonrisa y su calidez que solo ella sabía demostrar- también me hiciste mucha falta Nena- Dan y Adam se acercaron- Todos. Y aún así tu y Dan me deben una explicación- me miró con una sonrisa pero también con seriedad, sin perder su sentido del humor.
Extrañaba abrazar a Anne, era una calidez maternal que olvidé hace mucho, después de un conmovedor abrazo, Dan tomó las maletas de Anne y fuimos al auto.
- Siéntate de copiloto Nena- Ordenó Dan- deja que Adam y mamá se sienten atrás - me solté del agarre de Anne y me hice adelante como Dan me había pedido. Todo continúo con tranquilidad, sentí mucho agotamiento pero no quería descansar, sentía que tal vez debía estar atenta y en caso de ver o sentir algo avisarle a Dan.
Anne y Adam por un lado, estuvieron charlando de como había sido todo durante el viaje de Anne y de todo lo que pasó en casa, omitió el hecho de Dan y yo, porque sabía que eso tendriamos que decirle nosotros. Dan y yo solo estuvimos charlando sobre posibles nombres para el bebé y que preferimos que fuera, niño o niña, igual ibamos a adorarlo o adorarla. Claro que este tipo de charlas casi nunca las habíamos tenido en muestra lista de temas de conversación entre nosotros pero ahora lo eran y para ninguno de nosotros era algo malo o desagradable.
-¿Y deseas que sigamos viviendo en la cabaña?-Dan me observó con curiosidad-
-Obvio, es mi hogar, no lo pienso dejar y ahí quiero que eduquemos a nuestro bebé, junto a Adam y Anne- Miré hacia atrás con nostalgia, recordar todo lo que habían hecho por mi y mi nueva vida me hacía querer lo mismo para mi criatura.
-¿Que haremos cuando nazca?-lo miré confundida.
-¿A que te refieres?
-Hablo de, cuando sea el momento para que nazca, no vivimos cerca a un hospital- Dan seguía mirando al frente.
-Lo solucionaremos- Dije finalizado totalmente la conversación, recostandome en la ventanilla y cerrando los ojos.
Pasó una hora y sentí como el auto frenaba. Abri los ojos lentamente, ya habíamos llegado, fue rápido, pero mejor de todas formas, aún así no tuve fuerzas para moverme y abrir la puerta para salir, estaba muy agotada.
Sentí como un calor externo se acercaba a mi, sentí un calor familiar, abrí los ojos y vi como Dan intentaba con lentitud cargarme y sacarme del auto, cuando pudo levantarme, rodeé su cuello con mis brazos y el dejó un beso en mi frente. Caminamos un poco cuando mis sentidos se exaltaron, di un pequeño salto y miré a Dan.
-Creo que hay alguien dentro de la cabaña- Dan me miró creyendo en lo que decía, me bajó y puso sus manos alrededor de mi cintura.
-Quedate aquí, si hay alguien tendrán que hacerme algo a mi antes que a ti y nuestro hijo o hija- Me besó y lo vi adentrarse en la casa. Pasaron 5 minutos y escuché su grito - ¡Hijo de puta!- El impulso me obligó a entrar y cuando encendí la luz vi a Dan abrazando a un extraño-Debiste avisar desgraciado.
-No me habrías recibido-Respondió el extraño.
Miré la escena confundida, mi mente daba vueltas y la situación era intensa, no me atreví a romper el silencio pero no hizo falta, porque en un instante los ojos del extraño estaban sobre mi analizandome, yo también me tomé la molestia de hacerlo, era alto, su cabello era rizado y sus ojos cafes oscuro, tenía la misma altura y similitud a Dan, su cara estaba bien definida y su mirada profunda me ponía ansiosa, tanto como para querer vomitar.
-¿Quien es la muñeca?