↳ Ruinas ϟ

⤷ 12 ϟ

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Ya había pasado semanas desde que llegaron al CCIS. El cielo estaba nublado, ningun rayo de sol les llegaba y el invierno estaba presente.

Estaba frente a un gran pozo, lleno de cadaveres tanto humanos como animales. Volteo y miro dentro de un camión camuflado, se acerco a este y saco una pequeña bolsa de tela que parecia tener dentro el cuerpo de un bebe.

Se quedo cargando la bolsa por unos minutos para después ir y tirarlo al pozo junto con un poco de carbón de la pequeña montaña que tenia al lado.

Siguio trabajando, volvio al camión de donde saco con dificultad una gran bolsa de tela que seguro tenia adentro a una persona mayor.

La chica de cabello castaño lo miro triste, dejo su pala de lado y solto un suspiro.

—Oye amigo — llamó la de overol, captando la atención del azabache — ¿Seguro que puedes con eso? Puedo pedirle a Emi para que lo haga —

—No — respondió, mientras cargaba la gran bolsa de tela y la tiraba al pozo — Tranquila Pap's, estoy bien ¿Si? No es necesario que me ayuden — se limpio el sudor de la cara con la manga de su brazo —

—Duxo.. mírate — mostro preocupación — se te notan las ojeras, a tus manos le salieron callos y ya estas padeciendo dolores de espalda — se acerco invadiendo el espacio personal del contrario.

—Estoy bien.. — se alejo incomodo.

—¿Por que no duermes? — solto un suspiro pesado.

—Tu sabes que mi turno acaba en la media noche, además le estoy dando clases a Mictia — extendio la mano —

—¿Y Aquino no puede hacerlo? — se quejo mientras le daba su pala.

Este con el ceño fruncido agarró la pala. No era la primera vez que tenian esa conversación y aún asi, ella siempre metia a Aquino.

—Él hace guardia por tres días sin dormir para cuidar este lugar y para que Mictia y Yo tengamos algo que comer, no voy a darle más trabajo — dijo enojado, empezando a llenar el pozo de carbón.

—Per- — fue interrumpida.

—Aquí termina la conversación Pap's — sentenció.

—Pero- — calló al escuchar un tiro a lo lejos.

— ¡Ustedes dos! — grito un militar levantando su arma contra ellos — ¡Vuelvan a trabajar! —

El azabache siguio con su labor mientras que la chica seguía intentando hablarle, ignorando la presencia del militar.

Este ya harto se acerco a la muchacha y con la parte baja de su arma la golpeo en la cabeza provocando su desmayo.

Todos los presentes (incluyendo al azabache) observaban como se llevaban a la chica, haciendo la vista gorda.

—Duxo — se acerco una mujer de cabello rosado y un mechón celeste — ¿Por que se llevan a Papitas? — hablo preocupada.

Duxo la miro con un semblante serio.

—No es mi problema — dijo, agarro un fosforó y lo tiro al pozo lleno de carbón y cadaveres, prendiendolo en llamas.

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—Ya llegue — dijo, cerrando la puerta trás suyo.

—¡Mamá! — se escucho una voz a lo lejos.