⤷ 17 ϟ

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[🧟‍♂️]

—¿Enserio crees que sean suficientes pastillas? — dijo, apoyando su brazo en el asiento a la vez que su vista conectaba con la del castaño.

—Sí, son suficientes — envolvio la mochila en sus brazos.

—Eso espero, no pienso volver a este maldito lugar — dijo, volviendo su vista al frente y encendia el motor.

—No era necesario que vinieras. Soarinng y Yo podríamos haber traido las pastillas a la casa mientras tu descansabas — hablo apenado.

Duxo se quedo callado unos segundos. Miró por el espejo retrovisor y carraspeo la garganta.

—Si se trata de Mic iria a cualquier lado, más si ese cualquier lado es el tuyo — desvió la mirada hacía el mapa que tenía al lado.

Por otra parte, Aquino era un mar de emociones. Miró por la ventana, intentando ignorar el ardor de sus mejillas y el sudor que empezaba a escurrir por sus manos y frente.

El auto dio una vuelta en U. Ahora veía a Soarinng, quien comia algo; talvez unos frijoles enlatados de casa, aunque estos se veían demasiado rojos para su gusto.

No se dió cuenta cuando el auto empezó a avazar, dejando atrás el hospital y a los coches abandonados.

[🧟‍♂️]

Seguían en la carretera.

Soltó un bostezo. Empezaba a tener sueño y sentía como una de sus piernas se estaba dormiendo.

Su cabeza se inclino para adelante y entrecerro los ojos.

De golpe los abrió y se incorporo. Casi se dormía.

Movió su cabeza de lado a lado, debía soportar.

Pero.. algo le molestaba. Juraba que se veía como un desastre andante. Miró al espejo retrovisor y lo acomodó para verse. Se veía de puta madre.

Sus ojeras eran algo grandes, a pesar de haber estado inconciente varios días y ni que hablar de su cabello, era un nido de pajaro.

Por un rato miró la carretera para asegurarse de que no no había ningun obstaculo con el cual se pudiera chocar y volvio a mirar al retrovisor para acomodarse el cabello. Solo tardo unos segundos, ahora sí se veía decente. Acomodó de nuevo el espejo notando una silueta; Aquino.

Estaba dormido, su cabeza apoyada en la ventana mientras que con sus brazos abrazaba su mochila.

Se veía adorable.

Un pequeño palpiteo proveniente de su corazón se hizo presente y una sonrisa boba aparecio en su labios.

Volvió el espejo retrovisor a su lugar, mientras posaba su vista en el camino. Ya tendría otro momento para apreciarlo.

[🧟‍♂️]

—¡Llegamos! — gritó Soarinng, entrando a la casa.

Pasos apresurados se escucharon, era Mictia. Esta corrío feliz hasta los brazos de Soarinng, quien la cargo a la vez que relucía sus dientes.

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