⤷ 16 ϟ

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[🧟‍♂️]

El animal mordía freneticamente la reja, provocando sus ruidos y llamando la atención de varios muertos que estaban rondando cerca.

Los zombies se empezaban a acumular en la reja, chocando y estirando los brazos atravez de esta, intenado alcanzarlos.

Los chicos observaban la escena frustrados. Ya no podían pasar por allí.

Duxo sacó su katana, dispuesto a matar a los zombies, siendo después detenido por una mano ajena.

Miro al propietario de esta, era Soarinng.

—No es necesario — dijo el de chaleco —  El hospital tiene una cochera aparte, para los empleados. Esta en la parte de atrás, podemos entrar por ahí. La reja solo cubre hasta la mitad del hospital —

—¿Pero, no sería mejor aprovechar que no pueden pasar para matarlos? — quitó la mano de Soarinng y apuntó a los zombies con su katana.

—Solo gastaríamos fuerzas y tiempo, además si se siguen acumulando en algún momento van a derrumbar la reja — explicó el de mascarilla, uniendose a la conversación.

Duxo solo se detuvo a mirar a este, para después de unos minutos asentir. Tenía razón.

Guardó su katana, para luego mirar al de ojos heterocromaticos.

—Vamos — comenzó a caminar este ultimo siendo seguido por los demás.

El de chaleco azul los guió hasta la parte trasera del hospital, donde se hallaba un enorme portón de metal con manchas de sangre y una palabra hecha con esta misma.

<<PERDIDO>>

Los chicos leyeron, restandole importancia.

Soarinng se acerco al portón y agarro la parte de abajo, para después intentar subirlo.

Aquino y Duxo se acercaron a ayudarlo, logrando subirlo hasta cierto punto.

—Sí entramos — dijo Aquino viendo el espacio de diferencia que había entre el portón con el suelo.

—Duxo, tú ve primero — mandó Soarinng mientras le daba a este ultimo una linterna.

—...Esta bien — acató, prendiendo su nueva lintera.

El azabache se agacho un poco y movio la luz de su linterna para ver mejor el panorama.

Estaba oscuro, veía algunos autos pero nada más.

Gracias a esto empezó a dudar, fruncio el ceño.

Silvo derrepente.

Nada.

Los dos castaños se quedarón callados.

—No hay nada. Vamos, v- — calló al escuchar los gruñidos de zombies y el como algo chocaba contra el portón.

Eran dos.. cuatro... seis... más... zombies..

Duxo sacó su Katana y les partió las piernas, manchando esta de sangre y fluidos marrones.

Los zombies cayeron al suelo, escuchandose ruidos de huesos rotos. Aún así, estos se movieron en dirección a Duxo.

Este le clavo su katana a unos cuantos, mientras que Aquino aprovechaba que algunos sacaban su cabeza y los golpeaba en la cabeza con su bate.

↳ Ruinas ϟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora