⤷ 18 ϟ

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Era de mañana.

Solo había transcurrido una semana y el ambiente se volvía cada vez más asfixiante con la escasez de comida.

Mictia, la única que aún disfrutaba de sus tres comidas diarias, observaba con tristeza como su hermano y Soarinng se limitaban con pequeñas raciones cada dos días, a excepción de Aquino. Él optaba por alimentarse cada tres a cuatro días, argumentando que podía resistirlo.

Las expediciones se volvieron una rutina desgastante y extensa, durando de ocho a nueve horas. Sin embargo siempre resultaban en lo mismo: salían, regresaban manchados de sangre y con las manos vacías. Pero, en medio de esa penumbra, una luz de esperanza emergía: ¡Mictia ya no necesitaba las pastillas!, y su memoria mejoraba, lo cual fue un alivio en un momento tan difícil.

El sonido de la puerta abriéndose rompió el silencio agobiante en la "casa". Eran Duxo y Estailus quienes habían regresado con un semblante desanimado. Mictia, sin pensarlo corrió, hacía ellos, mientras que Soarinng y Aquino, con expresiones preocupadas, se levantaban de la mesa y se acercaban a los recién llegados.

-¿Lograron encontrar algo? - pregunto Aquino a la vez que se acercaba cojeando, puesto a que se lesiono el tobillo durante la expedición anterior.

Duxo conecto miradas con él y movió su cabeza de lado a lado. "No"

-¿Otra vez nada? - inquirió incrédulo Soarinng. Mictia observaba con tristeza; ver eso era casi como el pan de cada día y ella no podía ir a ayudar a buscar comida.

-Solo encontramos ropa y algunas vendas, aunque Estailus encontró dos tiendas de acampar.- dijo Duxo, sacando  lo ya mencionado de su mochila.

-¿Me estas jodiendo? - se acerco Sorainng, arrebatándole la mochila a Estailus para empezar a rebuscar. Solo encontrando dos bolsas grandes de las tiendas de acampar. Ni un rastro de comida.

Aquino condujo a Mictia a su habitación; la pequeña no necesitaba ver eso. La castaña se retiro paso lento del lugar, encerrándose en su cuarto.

-¡Carajo.. !- exclamó Soarinng, lanzando la mochila al suelo y asustando a los demás.

-Oye, cálmate. A la próxima seguro encontraran comi- - intento hablar Aquino, siendo interrumpido por el acercamiento repentino de Soarinng.

-Escúchame Aquino. Si seguimos así la comida que tenemos de sobra se acabara. Nosotros no tendremos nada que comer y TU querida hermana no será la excepción, así que tengo todo el derecho de enojarme - le apunto con el dedo índice a la barbilla. 

El azabache apretó los puños.

-Si tanto te molesta, entonces a la próxima ve tú. Porque ya veo que te recuperaste - hablo Duxo, cruzándose de brazos. Soarinng miro al de ojos lilas y chasqueo la lengua.

El de ojos heterocromáticos se alejo de Aquino, mirando al suelo.

-Lo.. Losiento - se disculpo, al notar que tuvo un episodio de ira - Como sea.. iré.. a preparar la comida de Mictia - susurró Soarinng apenado, para después dirigirse a la cocina. Los demás solo veían como se iba.

Estailus soltó un fuerte suspiro, para luego recoger su mochila del suelo.

-Aquino - llamó Duxo, recibiendo la mirada del castaño -¿Aún crees que va a mejorar? - pregunto, dejando su mochila en la mesa de estar.

-Espero que sí - respondió a la vez que ayudaba a Estailus a sacar las cosas de la mochila.

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