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El vino sigue intacto mientras los ojos de Zhongli se pierden entre las flores blancas, mirándolas sin verlas

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El vino sigue intacto mientras los ojos de Zhongli se pierden entre las flores blancas, mirándolas sin verlas. Su mente está lejos... más lejos en el tiempo que en el espacio. No sabe cuántas horas han transcurrido así, silenciosas e inadvertidas, cuando algo lo trae de vuelta al lugar donde se encuentra, pero nada allí ha cambiado desde que su mente empezó a divagar. La misma brisa suave sopla a través de la ventana meciendo a veces su cabello; la misma luz dorada llena la sala proyectando en el mismo punto del suelo la sombra del patrón geométrico de la ventana. Es fácil perder la noción del tiempo en un lugar donde el tiempo parece no existir siquiera.

Lo que lo ha devuelto a la realidad es el sonido de pasos suaves vagando de un lado a otro de la casa. Zhongli frunce el ceño, disgustado por haberse distraído. Quería estar con él cuando recobrase el conocimiento para que no tuviera que despertar en un lugar desconocido preguntándose dónde está o cómo ha llegado allí, pero ya es tarde para eso.

No pasa mucho tiempo hasta que Childe se asoma a aquella sala con una expresión interrogante y cautelosa en el rostro. Cuando ve a Zhongli, murmura un seco "hum" de comprensión. Su gesto se endurece, pero sus hombros se relajan. Está descalzo, vestido solo con sus pantalones y la camisa que nunca se abotona del todo, dejando a la vista su Visión prendida en el cinturón y parte de su abdomen. Salvo por las ligeras ojeras que oscurecen su mirada y cierta palidez en su rostro, su aspecto es bastante saludable.

No va al encuentro de Zhongli, pero al menos tampoco da media vuelta para irse por donde ha venido. Durante algunos minutos se dedica a pasear por la sala observando la decoración sin mucho interés.

—Así que esta es tu casa —comenta de forma apática—. Supongo que es mejor que la funeraria.

Muchos de aquellos objetos son antiquísimos y únicos, tesoros de una rareza extraordinaria, pero lo que llama su atención, puede que precisamente por su insignificancia, es un pequeño fragmento de jade noctilucoso. Childe lo sujeta entre dos dedos y lo mira con atención, estudiando todas sus facetas para averiguar qué tiene de especial.

Zhongli tampoco lo sabía cuando lo compró. Esto es, cuando hizo que la funeraria Wansheng lo comprara.

—Tiene un color azul precioso —le dijo a la joven encargada. En realidad, estaba pensando en voz alta...

Childe cierra un ojo para mirar a través de la piedra, pero acaba perdiendo interés y la deja donde estaba.

—¿Dónde estamos exactamente? —pregunta observando el paisaje a través de la ventana. Por poco tiempo que lleve despierto, ya debe haber notado la extraña cualidad estática de la luz—. ¿Seguimos siquiera en Liyue?

—En cierto modo.

—Qué críptico —ríe sin ganas—. Conociéndote, esperaba una explicación más larga.

Zhongli encaja el comentario con silenciosa resignación. Ni puede discutirle eso ni Childe parece esperar que lo haga. Finalmente, decide acercarse y se deja caer en la silla que está frente a él. Ya descargó su frustración en su momento y ahora solo parece cansado y desencantado.

La flor se convierte en ceniza | Genshin Impact - ZhongChiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora