Pasaron cinco días desde ese extraño sueño, cada vez que lo recuerdo, siento un extraño cosquilleo en mi espalda. Es del tipo molesto, el que deseas rascar, pero no alcanzo.
El hormigueo es cada vez más frecuente, independientemente si pienso o no en el sueño. Sólo me queda aguantar, si no me rasco, empieza a arder, a doler.
Tanto, que me dan ganas de golpear gente para que sientan lo mismo que yo.
Cada vez que me siento, tengo las ganas de saltar encima de la silla, hay veces que ni pararme puedo, por los constantes dolores, afortunadamente, se están calmando poco a poco.
Cada día que pasa, siento cómo me crece algo en la espalda, pregunto a la gente, pero no hay respuesta; sólo un “no veo nada”.
◇◆◇◆◇
Hoy, he decidido estar fuera por un rato, principalmente, para comer, tengo una necesidad muy grande de comer una carne de cerdo en salsa verde.
Le pregunté a mi hermana que si quería acompañarme, ella con una sonrisa aceptó alegremente.
—¿Cómo estás?, ¿te sientes cómodo ahora?. —Pregunta mi hermana con rostro pálido. —ya que te he visto incomodado últimamente, ya sabes, rascarte la espalda constantemente, restregar tu espalda en arboles. Sólo quiero que me digas cómo te sientes.
—La verdad, es sólo que no me he bañado muy bien últimamente. —Miento descaradamente. —parece que el jabón que uso, no es para mí piel.
—Espero que sólo sea eso, y no te hayas contagiado con algún tipo de enfermedad rara. —agarrandose el pecho contesta aliviada.
—La verdad, no creo que sea algo de lo qué temer, en todo caso, serviría de mucho saber cómo curar una enfermedad rara hoy en día. —respondí en forma de burla.
A medida que avanzamos al lugar deseado. Platicamos de cosas varias, como: ¿por qué me rascaba muy seguido la espalda? El camino a pie, fue un viaje algo largo y agotador, no estoy acostumbrado a caminar, cada paso que doy no sólo me doy cuenta de las personas que me rodean, personas alegres, sino también de la pobreza que algunas personas sufren, afortunadamente no son tantas, como pensé que serían, sino unas cuantas.
—Parece que ya llegamos. —comentó.
-Parece que si. —respondí.
Abro la puerta para dejar que mi hermana pase y sentirme caballeroso, un aroma hermoso acaricia mi nariz dándole un beso de despedida.
Temiendo no poder irme del recinto, tomo la mano de mi hermana para sentarnos en una mesa del rincón, con una ventana al lado. ¡Qué coincidencia!, comer después de la una de la tarde, justo en frente de una ventana. Solo faltan los niños corriendo.
—¿Van a ordenar algo en especial?. —Amablemente pregunta una camarera.
—¡Sí!, por favor, me trae un plato de carne de cerdo en salsa verde. Gracias. —ordeno primero.
—A mi me trae lo mismo, por favor. Gracias. —hace segunda mi hermana.
La chica se fue inmediatamente después de ordenar los dos platos, agachó su cabeza y solo quedó el poco polvo del recinto.
Por cierto, hace poco me enteré, que el nombre de mi hermana mayor es “Jane”.
—¿Creés que la comezón se detenga?. —pregunta apenada.
—No te preocupes por eso. Estoy seguro que desaparecerá después de bañarme con el jabón correcto. —respondí calmado.
En cuanto se acercaba cada vez más la camarera, podía saborear el exquisito sabor a carne de cerdo. Increíble.
—Aquí tienen, que lo disfruten. —se retira. Dando la espalda.
—¡Ésto, probablemente será lo mejor que vaya a comer! Claro, aparte de la comida de casa. —casi con los labios llenos de saliva expresé mi amor por la comida.
—¡Ya lo veo!, lo dicen tus ojos. —se burla.
Solté una risita. Se notaba que iba a disfrutar cada bocado de ése magnífico platillo.
Saliendo del establecimiento, les deje unas monedas de propina, en concreto tres monedas de oro. Que si lo cambiamos a monedas de el “otro mundo”. Sería algo así, como unos dos cientos mil pesos.
Lloraron al ver tanto dinero, casi no me aceptan el gesto de "amabilidad". Les explique que eso era por la exquisita carne que habían preparado.
Frente a mi hermana quedé como el “bueno”.
Regresando a mi habitación, me tumbe en la cama. Esta vez sí logré dormir de forma placentera, sin pesadillas, sin ilusiones de cualquier tipo, un sueño en negro.
“El siguiente año será diferente”.
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¿Por cuánto me fui?
Ciencia FicciónDaniel, un joven que después de haber terminado sus estudios. Decidió hacer una reunión con sus amigos, y disfrutar. Después de dar por terminada la reunión, se le confesó a su amor de la infancia. Ella, que aún no sabe lo que siente por él, lo rech...