capitulo 5

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Eran las 11pm y armando estaba esperando a conway en el bar en el que menciono que estaría esperando la presencia del superintendente.
Se habia sentado en una silla, apoyando ambas manos en la mesa con el movil entre ellas, mirando detenidamente las conversaciones pasadas que tuvo con conway; que no eran muchas, solo hablaron una vez para aclarar donde tenian que quedar, pero para armando eso era significativo y le daba esperanzas de que podria abrir mas lazos.
De repente un hombre con sudadera negra y pantalones vaqueros negros aparecio por la puerta; era conway.
Armando quedo hipnotizado por la figura de aquel hombre, era fornido, guapo, y esa vestimenta le quedaba de maravilla.

Conway se acercó mas y mas a Armando, quien le miraba con atención.
No sabia por que ni como habia llegado a esa situacion, nunca pensó que llegaría a tomar algo con el misterioso mecanico del quien no se fiaba la primera vez que le visualizo con sus propios ojos esa vez que estaba fumando fuera de comisaría.
Pero ahi estaba el, con una ropa casual acercandose al mecanico con formas distintas con las que comunicarse, como decía el, ya que Armando Solía guiñarle un ojo, pero conway supuso que era su forma de comunicarse, o quien sabe, una simple manía
-Armando gruas, asi que vienes a estos sitios-dijo conway analizando el lugar mientras se sentaba en su respectiva silla.
Armando tardo unos segundos en reaccionar, pues se quedo con cara de pasmado mirando a conway, algo que el recien mencionado notó
-Si, para despejarme-dijo Armando rascándose la nuca nervioso.
-yo tambien suelo venir a estos sitios para despejarme, me tranquiliza-Continuó conway suspirando
Armando de repente volvio a sentir la misma tranquilidad y seguridad que sentio la primera vez que hablo con conway, asi que decidio ser mas abierto y expresivo.
-Bueno, Conway-dijo remarcando su nombre-como has estado estos dias?
-Como la mierda-respondió él - esta semana ha estado llena de atracos y persecuciones
-Debe ser duro-dijo el mecanico arrimando su silla al frente, intentando acercarse mas a conway.
-Si, lo es-aclaró el superintendente
Cuando una chica los atendio ambos pidieron una cerveza. Mientras esperaban, armando miraba de reojo a conway, no podia evitar fijarse en aquel precioso rostro, con ojos aun cubiertos por molestas gafas de sol.
A armando se le ocurrio algo.
-Conway, no es por nada pero alguna vez te has quitado esas gafas? Siempre las llevas puestas-dijo armando con una sonrisa prominente.
-Sí, a veces-contesto conway carraspeando la garganta.
-Pues ahora no hay sol-le informó - por que no te las quitas? Quiero verte sin ellas
Conway, por un momento, dejó de hacer contacto visual con armando y se quedo mirando a un punto fijo dubitativo, entonces decidio quitarse las gafas y se las enganchó en el cuello de la sudadera.
Armando quedo boquiabierto al presenciar los luminosos ojos de conway color avellana; eran preciosos.
El superintendente de dio cuenta de la cara pasmada de armando, pero justo cuando le iba a decir algo la chica volvió con las cervezas pedidas, las colocó en la mesa y se fue.
En ese momento armando volvio a la realidad y bebió un trago de cerveza, conway lo imitó.

Pasados unos minutos ambos estaban un poco borrachos, por lo que decidieron salir a la calle a tomar el aire, pero nada salió como planearon.

-Conway.. a donde vas?-dijo armando al ver que conway se metía a un callejon
-No lo se ni yo..-Contestó conway tambaleandose por la zona un poco mareado
Armando decidió acercarse y sujetar a conway agarrandolo por los dos hombros, haciendo que este lo mirase
-Deberías ir a casa-Habló armando, mas que una sugerencia fue una orden, algo que conway captó.
-Tu quien coño te crees? Aqui mando yo..-gruño conway medio cerrando los ojos cansado.
Armando fue echando a conway hacia atras hasta dejarlo contra la pared.
-Ahora no estas en condiciones de mandar-dijo el mecánico poniendo sus manos en ambos lados de conway, dejandole sin escaparoria.
Conway volvio un poco a la realidad y se dio cuenta de la situacion por la que estaba pasando en ese momento con el mecanico, se empezó a poner nervioso, por lo que carraspeo la garganta y comenzo a hablar.
-Quitate de en medio-gruño conway apartando al mecanico de un empujon
Armando suspiro viendo al superintendente alejarse lentamente, se dio cuenta del nerviosismo notable en sus expresiones en el momento en el que él tomó dominancia sobre conway.
Eso le pareció curioso.
Que más podría poner nervioso al superintendente?
El mecanico se dirigio hacia conway, aun insistente.
-A donde crees que vas otra vez? Debes ir a tu casa
-Dejame en paz-dijo conway dándose la vuelta, topandose con armando cara a cara.
Lentamente los escasos centimetros que separaban ambos cuerpos creando espacio personal desvanecieron en el momento en el que armando se acerco a conway. Ahora sus caras eran las que estaban a centimetros de distancia
-He dicho que vayas a casa-dijo el mecanico con la voz un poco ronca
Conway dio unos pasos hacia atras; otra vez se estaba viendo igual de vulnerable que el dia que conocio a armando.
-yo hago lo que me sale de los huevos
Armando dio un suspiro profundo y asintio lentamente.
-Bien, entonces te llevare yo
-Que? Ni siquiera sabes donde vivo
-Pues dime tu direccion
-Ni loco
-Entonces te llevare a mi casa-concluyó el mecanico, sin siquiera dejar al superintendente quejarse ante esa idea.
Conway rapidamente notó el agarre de armando, quien lo llevó hasta su coche.
El superintendente chasqueo la lengua molesto, aun resistiendose a subir al coche, pero armando, con una fuerza sorprendente metio a conway en el coche y le abrocho el cinturon.
Conway solo de limito a maldecir por lo bajo y apoyar su cabeza contra la ventana, estaba demasiado cansado y el sueño hacia que sus parpados se cayeran.
Armando condujo hasta su casa, que estaba a tan solo 10 minutos del bar en el que estaron.
El mecanico, al llegar a su destino aparcó con cautela y le abrio la puerta al superintendente, que se tomo su tiempo para bajar, pero al final lo hizo.
Entraron a un apartamento bastante arreglado y decente, segun conway, pues todo estaba en su correspondido orden.
—Puedes sentarte, mi casa es la tuya, no hay impedimento alguno—Sonrió armando dejando su chaqueta en una silla.
Conway se sentó en el sofá y comenzó a cerrar los ojos, estaba demasiado cansado.
Armando miró a conway atentamente y comprendio que el recien mencionado estaba cayendo dormido en su sofá.
Le dejó descansar y decidio ir al baño para hacer sus necesidades.
Se miró al espejo y sonrió dando un largo y profundo suspiro, esta vez no era un suspiro que indicaba estres, sino que tranquilidad y seguridad.

Ahora iría a dormir y madrugaria para prepararle el desayuno a conway.

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Nota de la autora:

Hola, hace mucho que no dejo una nota por aquí.
Quería decir que estoy intentando terminar esta historia lo antes posible, aunque por esa razón a veces detecto errores notables y no corregidos; no sólo de ortografía, sino que de cosas relacionadas con la historia, pues a veces estoy sin inspiracion y escribo sin sentido.
Sea lo que sea, aquí tenéis otra actualización, disfrutad.

ArmanwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora