My Angel

💠Capituló58💠

💠Hormonas y locura💠

Lo había decidido, tenía que poner distancia entre Damián y yo aunque eso me doliera. Llevo toda la semana tratando de buscar soluciones, pero al final no puedo poner resistencia y el muy canalla no coopera para ayudarme sino que hace todo lo contrario, cosa que me enoja.

Y la verdad es que trato de no caer nuevamente, pero en ocasiones el no me la pone fácil, si solo fuera un poco mas feo, quizás fuera mas fácil para mi, pero no es así. ¿Y creo que se preguntaran de que hablo? Pues... Hablo de lo descontroladas que están mis hormonas, después que paso nuestro arrebato de pasión en la oficina no paro de pensar cosas subidas de tono cada que el innombrable me toca, mi cuerpo tiene como un botón ante su toque que hace que desee tenerlo sobre mi en cada instante.

Por eso y por mi pobre pudor (Si es que tengo), tratare de ponerle un alto a mis hormonas y a mi calentura, pero para lograrlo, el causante que las enciende tiene que estar alejado de mi. Miro el techo decidida a cumplir con mi propósito, pero antes tengo que librarme del abrazo mortal de Damián. Cuando hago el primer intento este no se mueve y tengo que poner un poco de fuerza, pero solo consigo que este me abrace mas a su cuerpo y sienta su aliento sobre mi cuello, haciendo que todo mi cuerpo se erice.

—No.. no caigas, se fuerte, sal de esta trampa —me digo a mi misma y trato otra vez.

Pero me quedo quieta cuando Damián cambia su abrazo mortal y abraza mi vientre.

—Buenos días preciosa —dice con la voz un poco ronca.

—Buenos días —me limito a responder mientras trato de salir de su abrazo pero este frustra mis planes cuando me acerca más a su cuerpo haciendo que sienta su piel desnuda contra la mía y el recuerdo de lo que hicimos anoche llega a mi mente.

''Quizás podemos empezar el plan mañana y disfrutar una mañana con algo de acción'''

—No —me digo a mi misma y Damián me da la vuelta haciendo que lo mire.

—¿Que pasa? —me pregunta extrañado, pero lo ignoro ya que se ve super sexy con el cabello alborotado.

—Nada.. —miento y este achina los ojos mirándome fijamente.

—¿Y por que dijiste que no? —me pregunta y me hago la loca.

—Tengo que ir al baño —digo y quiero maldecir cuando este comienza a acariciar mi cintura.

—Bien, pero antes quiero mi beso de buenos dias —dice antes de acercándose a mi, pero lo paro en seco ya que si lo beso mi autocontrol se ira.

—Ni te me acerques —le advierto y este me mira con una de sus cejas levantadas.

—¿Puedo saber el porqué? —pregunta ignorando mi petición y tuve que empujarlo para alejarme de él.

—¡Ohh! No te hagas el tonto, lo sabes muy bien —le reclamó y este me mira sin comprender mi reclamo.