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Capítulo 10


Dalia

Ayer me dormí muy tarde por quedarme hablando por llamada con Eliah, me fijé en la hora sólo cuando me di cuenta de que Emma roncaba a mi lado como si durmiera desde hace mucho tiempo, y cuando cerré los ojos y sonó la alarma creí que habían pasado dos minutos.

—Tenemos solo media hora más para estar listas y todavía no te levantas de esa cama, vamos Dalia se nos va a ir el transporte—Emma ya estaba vestida para la playa pero yo aún estaba medio dormida.

—La próxima no me convenzas de quedarme hablando con un chico.

—Te dije que hablaran, no que te acostaras tan tarde haciéndolo.

—Chicas espero que estén listas—Mi mamá entró a mi habitación sin tocar—¡Dalia, se suponía que ya estuvieras vestida!

—¡Ya voy! A las dos les encanta ponerse contra mi.

Me puse de pie con toda la fuerza que logré acumular y agarré la ropa que había dejado ayer a mano para ponérmela en el baño, un bikini rosa y un vestido blanco playero traía puesto cuando salí. Nos pusimos en marcha para llegar a donde nos recogería el transporte y una hora después llegamos a la playa tropezando con un amanecer hermoso.

Emma y yo corrimos cuesta abajo por todo el camino de arena hasta llegar a la orilla y sumergir nuestros pies descalzos. El agua se sentía fría y deliciosa acariciándonos los dedos y sin atrevernos a entrar en ella todavía estuvimos algún rato haciéndonos fotos de recuerdo. Mis papás se quedaron bajo una sombrilla un poco lejos del agua. Cuando ya había terminado de salir el sol me quité el vestido que traía y me quedé solo con el traje de baño, y mi mejor amiga comenzó a reír cuando me hundí completamente y al salir tenía una pequeña alga marina en mi pelo.

Ir al mar es la mejor forma de olvidarte de tus problemas, sólo cierras los ojos, estiras tus brazos y piernas y comienzas a flotar, dejándote balancear por la corriente y con el sonido salado en los oídos. Eso me recordó a los momentos en donde queremos dejar de sentir, de vivir o de respirar incluso, en lugar de pensar en desaparecer, debíamos pensar en venir al mar. Porque después de todo, de esto va la vida, de nadar en lágrimas para llegar a la orilla, quitarte el sostén y ver el atardecer en la arena como una diosa.

Nuestro día en la playa fue maravilloso, increíblemente mis padres no pelearon en todo el día y Emma y yo no salíamos del agua. Regresamos casi cayendo la noche y nos duchamos antes de tirarnos ambas en mi cama. No revisé mi celular en todo el día porque quería disfrutar de todo al máximo y cuando ya estaba con el cabello mojado sobre la almohada y mi mejor amiga durmiendo a mi lado por el cansancio abrí mis redes sociales y me llegaron algunos mensajes.

Eliah: ¿Estás ocupada esta semana?

Eliah: Estaba pensando que tal vez me puedas devolver mi libro.


Dalia: Sigues con ansias de que te devuelva tu libro, no me lo quedaré, tranquilo.

Agosto huele a MariposasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora