—¿Te estás cuidando con algún método o es necesario que use protección? —preguntó cachondo —Zia no me mires, así que me descontrolas, me provoca poseerte, me provoca darte unas buenas nalgadas y ser muy rudo contigo. Recoge tu cabello por favor y nena siéntate en aquel sofá y me esperas unos minutos y no te quites lo que llevas puesto.
Hice lo que me dijo, lo vi dirigirse a mí y tirar su toalla, su miembro aún no tenía una erección, se posó delante de mí y me miró con esa mirada posesiva, me agarro del mentón y me pide decir que le pertenezco, me pide que diga que le cedo el control, al escuchar esto, puedo ver el placer en su rostro.
—¿Te gusta? —preguntó—. Arrodíllate y tómalo, es tuyo, deja que esos dulces labios le den placer, hazlo muy húmedo, usa tu saliva, nena intenta llevarlo todo, que bien lo haces, eso es, no te detengas, mírame mientras lo haces, qué buena chica abre la boca y saca la lengua tengo algo para ti.
Arrodillada, como sabía que le gustaba verme y tenerme, pude ver lo placentero que era para él, también lo disfrutaba, su placer me ponía cachonda.
—Ven, déjame limpiar esa hermosa cara, Dios Zia qué bella eres, te amo. Quítate el short y el panti sube a la cama, abre las piernas y pon tus brazos debajo de tu cabeza.
Se acercó y mordí sus labios como alguien que ve su aperitivo favorito, me pidió ceder el control, decirle cuánto lo amaba.
—¿Estás lista nena? Gira, volveré en un minuto no te muevas.
Ya sabia lo que eso significaba, me giré y lo vi acercarse con cara de satisfacción, comencé a sentir miedo, se subió a la cama, me dio un par de nalgadas, recorrió mi cuerpo con sus manos y me tomó del cuello para besarme.
Se puso de rodillas, me jalo y me dejó a cuatro patas, abrió mis piernas, puso su condón, todo iba bien, estaba disfrutando de la manera en que lo hacía, hasta que comenzó a ser muy rudo, a perder el control.
Le decía que me lastimaba y eso parecía generarle más placer, me puso de lado y me penetra fuerte mientras me tomaba por el cuello y me habla con su voz tan varonil, intenté decirle que me lastima, pero cubrió mi boca, me tomó de las manos para jalarme hacia él, haciendo mi trasero golpear contra su intimidad, haciéndome sentir cada centímetro de su largo y grueso miembro.
—Por favor, Hades, me lastimas, ve más despacio, Hades, por favor, me estás, lastimando —dije jadeante — intenté quitármelo de encima varias veces, pero parecía estar sordo, soltó mis brazos y puso su mano en mi espalda para doblar más mi cuerpo.
Me embestía con rudeza y profundidad, mis gemidos de dolor parecían excitarlo, que le pidiera detenerse, era hacer lo contrario, sus gemidos de placer, asustaban. Mientras me pedía que le dijera cosas que por supuesto no le estaba diciendo, comenzó a ir muy rápido y profundo, me giró frente a él, pensé en salir de allí, pero se puso delante de mí.
—Te haré sentir todo mi amor, tomaré el control, eres mía Zia.
Tienes el control, ya basto Hades me estás lastimando, introdujo su miembro en mí, parecía un enfermo, un Psicópata, me toma del cuello y justo cando pensé que se pondría peor, comenzó a moverse lento y suave dentro de mí me miró.
—Lo siento, no quisiera ser así, te amo Zia, lo siento tanto, maldición, no quiero lastimarte, pero soy un maldito enfermo, si deberías huir de mí, pero no voy a dejarte ir, ya no puedo, ponte arriba de mí, diré esto una sola vez nena tienes el control.
Me subí arriba de él y comencé hacerle el amor a mi manera, a mi modo, pero parecía que no lo estaba disfrutando, había perdido la erección, me pidió disculpas y me miraba con cara de quién dice, te lo dije.
No me di por vencida, lo besé y acaricié y comenzó a mostrar placer.
—Hades no pareces estar muy excitado, ¿quieres que nos detengamos?
—Lo siento nena, te dije que no funcionaba para mí de ese modo, hay ocasiones, pero tengo que hacer un esfuerzo muy grande, concentrarme en ello, mentalizarme, me cuesta mucho no ser un animal, perdona si te decepcionó y si te lastime, lo siento.
—Está bien, pero me gustaría intentar algo, déjame tener el control si no funciona está bien solo intentemos. ¿De acuerdo?
Tras caricias y besos apasionados, su miembro se hizo duro de nuevo, subí y comencé a besarlo, empecé hablarle y decirle las cosas que le gustaba que le dijera, me senté en su miembro y llevó sus manos a mis pechos, empecé hacer que se imaginara que era él quién tenía el control.
—¿Qué estás haciéndome? Me vuelves loco, nena, esto está demasiado bien, estoy cediendo el control y disfrutando de ello, no te detengas, por favor, eres maravillosa, suelta tu cabello.
Lo estaba disfrutando, podía notarlo en sus gestos, en la forma en que me besaba y acariciaba las cosas que me decía y la forma en que su miembro palpitaba en mí, su respiración. Me tomó del cabello y me besaba mientras sentía como el condón se ponía tibio con su semen, terminamos y me acosté en su pecho.
—Te amo, ¿quieres que traiga algo para ti? Iré a la cocina. ¿Te importaría ir a ver si Ares está bien?
—Eres muy protector Hades, debe estar bien, no quiero despertar a la niñera, pero iré, para que estés tranquilo.
—Prefiero estar seguro de que esté bien.
Al volver lo vi acostado, algo pensativo le dije que nuestro hijo estaba durmiendo como un ángel. Me acosté encima de él, acaricio mi rostro y me miró con ternura tierna.
—¡Gracias! Eres demasiado buena para mí, gracias por estar conmigo y por mi hijo, Zia gracias por no dejarme, le das sentido a mi vida, quisiera ponerte en una caja y guardarte en mi corazón para que nunca te vayas de mi lado, Zia lo siento por lo que soy, mereces algo sano, algo tan lindo y bueno como tú. Estuvo maravilloso perder el control, lo disfruté.
—Hay muchas maneras Hades de que tengas el control sin que me lastimes, he decidido no abrir la caja, te devolveré la llave, Hades quiero que dejemos tu pasado y que comencemos hacer nuestro presente y futuro, tú, Ares y yo, como una familia. Juntos podemos aprender y hacer que funcione, te amo Hades y quiero que funcione.
—¿Qué haces, no estás cansada? —pregunto al verme subirme a su abdomen.
—No tendremos sexo, solo quiero intentar que confíes en mí lo suficiente para perder un poco el control y que lo cedas —explique—Cierra los ojos Hades, déjame tocar tu cuerpo, déjame amarte.
Comencé a tocar su cuerpo, a besar sus puntos mientras le pedía, no abrir sus ojos, podía notar su ansiedad, e incomodidad.
No abras los ojos, te amo confía en mí, piensa en lo mucho que disfrutas mi compañía en cuanto me deseas y de lo mucho que ambos vamos a disfrutar, piensa en el placer que sentirás si me permitas tener el control. Continúe por minutos hasta que finalmente se relajó, ya puedes abrir los ojos, amor.
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SEÑOR CONTROLADOR
RomanceÉl es un hombre tóxico, no conoce más que el dolor y la maldad, acostumbrado a tener el control. Ella es una chiquilla ingenua, llego al lugar equivocado, sin imaginar se enamora de quién debió odiar, cree que su amor puede cambiarlo, y puede ser u...