Capítulo 47

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Estuve allí todo el día practicando con Samuel, también tuve que presenciar el romance entre Hades y Esmeralda, andaban con mi hijo para arriba y para abajo lo llevaban, lo traía, él disfrutaba saber que me estaba molestando.

Si me molestaba demasiado, intentaba concentrarme para poder aprender bien la coreografía, pero parecía que no lo iba a lograr, los celos me consumía, quería correr hacia ella y agarrarla por el cabello, Pero sabía que él no lo permitiría, no estaba en la posición para hacerlo.

A la hora del almuerzo le pedí que me dejara compartir con mi hijo y que en esas horas que me permitirá darle los alimentos, estar con en unos minutos, ya que no podría estar durante la noche, esa noche saldría a bailar.

Estaba segura de que se estaba haciendo el indiferente ante la idea de que me tendría que ver bailar para otros hombres, que no fuera él, ya me había demostrado antes que no le gustaba que lo hiciera, me valdría de esto para ponerlo celoso y así aprovecharía para llevar a cabo mi plan.

Él aceptó que compartiera con mi hijo echándome en cara, que al menos él lo hacía, siempre me recordaba que le había negado la oportunidad de estar con nuestro hijo por lo menos unos 5 meses, si mal no recordaba. No me perdonaba y mucho menos eso.

La hora del almuerzo había finalizado y él se llevó nuevamente a nuestro hijo, esa vez fueron a su oficina, solo ellos dos, por suerte Esmeralda había tenido que salir, a diferencia de que a mí me había contratado para ser su acompañante y bailarina del lugar,  ella era solo su acompañante, no vivía en aquel sitio, era un alivio, tendría un obstáculo menos para mí mi objetivo.

Pensaba que con la ausencia de esa mujer mi plan sería mucho más fácil de ejecutar.

Samuel continuó explicando todo lo que debía saber en cuánto a las coreografías que se usarían esa noche, todo tenía que salir perfecto y no solo por mi plan, era que así lo exigía Hades.

Estaba muy ansiosa porque llegará el momento, habían pasado las horas conveniente para poder comenzar a organizarnos, decidí tomar una ducha.

Escuché a Hades entrar a la habitación buscándome, decía que Ares estaba muy berrinchudo, que estaba llorando por mí, que no quería calmarse, que saliera a ver qué le estaba pasando, al escucharlo decidí salir de la ducha desnuda, quería provocarlo.

Cómo traía nuestro hijo encima, me crucé la toalla, por suerte tenía a Ares con la mirada a su espalda, cuando salí lo vi observando, deje caer la toalla, pensando que tendría una reacción positiva, pero no, me había ignorado por completo, en otra ocasión habría hecho lo posible por poseerme, por admirar mi cuerpo.

—Ponte algo pronto, no sé qué le pasa, Ares está muy berrinchudo, vístete para que lo calmes antes de irte a tu trabajo o lo que sea que vayas a hacer esta noche.

Me dio tanta cólera, cogí la toalla, me sequé y me vestí, ni siquiera se había tomado la molestia que recorrer mi cuerpo con su mirada, me había hecho molestar.

No le dio importancia a que haya dejado caer mi toalla para que viera lo que se estaba perdiendo, pensé que lo extrañaría, pero parecía que no, eso no había funcionado, pero estaba segura de que lo que tenía preparado para él durante el show de la noche iba a funcionar.

Me entregó a Ares y se salió de la habitación, parecía que tenía mamitis, apenas lo tomé en mis brazos, dejo de llorar. Me acosté con él y lo abracé, así poco a poco se quedó dormido, muy pocas veces solía hacer ese tipo de berrinches, quizás solo me extrañaba.

Mi hijo Era realmente hermoso, se parecía mucho a su padre, algo era pensar que eran hermoso y otra cosa era ver lo hermosos que eran en realidad.

Le di un último beso y salí despacio tratando de que no sé despertará, pero lo estaba haciendo intento llorar de nuevo. Le di unas palmaditas en la espalda y logré que se quedará profundo.

Salí para buscar a la niñera y avisarle que ya podía entrar a quedarse cuidando a Ares y que podía buscar al padre para que se despidiera de él.

Iba por uno de los pasillos y al levantar la mirada noté que venía Hades, me detuve, pensé que me hablaría, pero pasó a mi lado ignorándome.

Haciendo de cuenta que no existía, cada vez su actitud me molestaba más, pero también podía entenderlo, sé que si hubiese sido al contrario, quizás yo ni siquiera le permitiera acercarse a esa distancia.

Volteé a mirlo y se dirigía a la habitación donde estaba Ares, pero no volteó a mirarme, seguí para buscar a Samuel que me preparará las otras chicas se estaban alistando. Hice lo mismo.

—Zia yo te veo muy segura de que lo que quieres hacer va a funcionar, pero yo he visto a Hades, está muy cambiado desde que terminaron, creo que deberías pensar bien lo que quieres hacer, no creo que sea la manera correcta de llamar su atención, ya lo conoces. No sé si sea correcta o no, pero Samuel ya he intentado muchas otras maneras, ya no sé qué más hacer, no me dejó otra opción. Probaré esto, como uno de mis últimos recursos. Tengo fe en qué va a funcionar, cómo acabas de decir, lo conozco, me ama y sé que le van a dar muchos celos al verme bailar para otros hombres, sabes que no lo permite.

Samuel me miró asombro y se encogió de hombros.

—Esta es una de sus debilidades, sé que no va a poder evitar los celos, que subirá y me bajará del lugar, me pedirá que no vuelva hacerlo, que solo él tiene derecho de verme bailar así, se molestará y entonces me dirá que le pertenezco, que soy su mujer, solo suya, aprovecharé y le pediré que nos demos la última oportunidad.

—Bueno cariño. Espero que esta vez funcione, aunque la verdad no quiero desanimarte, pero no creo que sea así como van a pasar las cosas.. Nunca había visto a Hades ser tan indiferente, no pensé que lo haría contigo, tratarte como te ha estado tratando, yo veo, escuchó cosas y se le ve muy cómodo con esa otra muchacha.

—Es un idiota, cree que es libre, me está lastimando y lo sabe, me estoy humillando porque sé que aunque somos una basura de pareja podemos ser mejores, lo amo, es el padre de mi hijo y créeme, no quiero justificar su trato, pero ya sabes en su lugar hubiera hecho cosas peores

—Si fuera que hubieses hecho otra cosa te estaría diciendo que no te rebajes, que no te humilles, que ya no le sigas suplicando perdón, pero amiga lo que tú hiciste es algo muy difícil de perdonar, ni siquiera el más noble de los seres humanos podrían entenderlo tan fácilmente. No, después de todo lo que él hizo y cambió por ti, es que como hiciste las cosas no se vale, tengo entendido que Betsy y Favio te suplicaron para que confiaras en él.

—Lo sé, estoy insistiendo por eso, porque mira, es un maravilloso padre, un imbécil en sí, pero mira nomás.

—Soy hombre y haría lo mismo, por lo menos no son nada, no está engañándote, decías amarlo, otros no le dieron la espalda, pero tú sí y además fuiste tú quien busco las pruebas donde no las había, todo para meterlo preso. ¡No lo sé! De verdad no sé qué decirte y no te sientas mal por lo que estoy diciendo, Pero ponte en sus zapatos. Esta vez si se te fue la mano querida y bastante hondo, no te será nada fácil, lo sé, pero es que no es algo fácil de perdonar.

—No me hagas recordar lo que hice Samuel, porque me dan ganas de llorar y no quiero arruinar el maquillaje, el solo hecho de pensar que no voy a lograr que me perdone, me pone muy mal. Tú sabes que de verdad lo amo a pesar de todo, ese hombre logró meterse muy adentro de mi corazón y ahora no quiero que salga de allí y tampoco quiero salir del suyo.

SEÑOR CONTROLADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora