Prólogo: Un chico de ensueño

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— Jungwon ayúdame, esto está pesado. — Se quejó el mayor de los dos mientras intentaba llevar una caja que anteriormente trajeron entre ambos. — ¡Jungwooon!

— Ya voy, ya voy.

La mudanza de Sunoo no fue nada fácil, pero tampoco lo más difícil. Insistió con todas sus ganas e hizo uso de sus encantos para convencer a Jungwon de que tenía que mudarse a esta gran casa. Era hermosa, en un barrio que asimilaba ser muy tranquilo.

Aunque no tenía nada que ver, él le había insistido al menor para dejarlo mudarse ya que decía que sería un buen lugar. Los aires nuevos le generaban paz y su facilidad para llevarse bien con los vecinos era fascinante. Jungwon no confiaba demasiado en el lugar, se le hacía misterioso pero desistió ante el dulce Sunoo.

Ambos se encontraban llevando aquella caja pesada la cuál contenía distintos objetos que el pelirrojo apreciaba mucho. La dejaron sobre la nueva y muy cómoda cama de Sunoo, aprobada por Jungwon.

— Wonnie, ¡Mira esto! — Dijo divertido el mayor sacando una foto de la caja. — ¡Es el dibujo que hiciste una vez!

— ¡SUNOO! ¡GUARDA ESO, AHORA! — Respondió, muriendo de vergüenza por lo que acababa de ver. —

. . .

Por otro lado... Sunghoon parecía divertirse viéndolos y disfrutaba de la dulce y suave voz del mayor de aquellos dos. En su conocimiento ya entraba que él se llamaba Sunoo, que su cuerpo era tan frágil como si de una pieza de porcelana se tratase y que su mejor amigo era Jungwon.

¿Eran suficientes datos sobre su casi vecino? Para el poco tiempo que llevaba observándolo... Sí, eran suficientes.

Pero la curiosidad mató al gato, con la única diferencia de que Sunghoon no lo era.

Eres Mío (Hiatus Temporal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora