Érase una vez una princesa que poseía un libro de cuentos.
En ellos, marcaba suspiros y besos con tinta invisible, mientras giraba cada página entre sus dedos. Cada mañana los soñaba, cada noche los planeaba; quería sentirlos en carne propia.
Bailando, en medio de toda fantasía, estaba el amor. Ese amor puro que miraba en tinta. Estaba fresco ante sus ojos, fresco en el corazón.
Sentía que lo había vivido, que lo tenía en la palma de la mano... Pero despertaba, siempre despertaba y solo encontraba soledad.
Miró su ventana, vacilando entre su anhelo y lo correcto. Entre el iris se asomaba el alma, estirándose para alcanzar un sueño. El sol pegó en su rostro y acarició la mano de la chica. Le señaló el lago, en donde se había encontrado al caballero.
Nadie lo había visto, no lo había contado. Tan solo grabó el encuentro en su corazón, con el resto de los cuentos. ¿Sería el momento? ¿Sería su cuento?
Miró entre su vida y descubrió el hastío, así que dejó de cuestionarse. Quizá la habían encantado, tal vez se había encantado a sí misma. Puede ser que sea el cuento, pero, ¿era ella el personaje o la escritora?
"No hay tiempo", dijo cerrando la puerta de la torre y corrió al encuentro.
Corrió a los sueños.
Corrió al amor.
Solo el cuento dirá si también corrió al dolor.
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Por la tarde | Compilación de escritos. Vol II ✨
PoesíaLa belleza del amor, la caída de la desilusión y la promesa del mañana. Por medio de estos poemas, te invito a explorar la transformación de un corazón herido.