Estábamos en clase de educación física, la noche anterior había llovido demasiado fuerte, nos costó un poco hacer nuestras actividades. El maestro nos puso a correr por un rato, después nos dejó hacer lo que nosotros quisiéramos. Mi grupo, excluyendo a Gustabo, decidió que jugáramos fútbol; no perdimos más tiempo y nos pusimos a jugar.
En cierto momento, se escapó de mis manos el balón, pues yo era portero.
—¡Que inútil eres, Greco! —exclamé con furia hacia mi amigo.
—Lo siento Jack, tendré más cuidado la próxima —Greco se disculpó con un sonrojo en su cara.
Lo fulminé con la mirada antes de dar media vuelta e ir tras el balón. No me di el lujo de correr pues se detuvo en una de las jardineras cercanas. Al saltar la barda y dar unos cuantos pasos, sentí como el lodo debajo de mis pies se movía hacia un lado; al caer sentí como algo golpeaba mi espalda, se sentía duro, pero pequeño.
Grité con dolor y llegó de inmediato Michelle. Ella me tendió la mano, levantándome de un jalón, descubriendo así el objeto misterioso. Era dorado y de forma esférica, de al menos unos cuatro centímetros de diámetro; tenía algo de óxido y una pequeña inscripción que decía "αλλαγή ψυχής". No entendía lo que significaba, claramente no dominaba todos los idiomas.
Al levantarlo, una extraña sensación se apoderó de mi cuerpo, como una pequeña corriente de electricidad, pero no fue solo eso, sino que en mi mente se mostraron imágenes sin sentido y bizarras. La mayoría eran muy sangrientas, me causaban náuseas tan solo verlas. Sin pensarlo 2 veces lo deje caer, haciendo un ruido estruendoso, llamando la atención de todos los que estaban cerca de ahí. Algunos solo voltearon, pero Horacio y Greco se acercaron a mí; en sus caras estaba reflejado tanto la preocupación como la curiosidad.
En menos de un parpadeo ya estaban a mi lado, mirando el objeto con atención.
—¿Qué se supone que es eso? —Preguntó Horacio, acercándose para ver sobre mi hombro.
—Parece una Snitch —murmuró Greco.
—No es el momento, hermano—Michelle lo regañó, dándole un suave golpe en la cabeza.
Los ignoré, recordando el par de idiotas que eran mis amigos.
—Cállense, —gruñí —todos están actuando muy infantil —declaré.
Michelle rodó los ojos, por su parte Greco agachó la cabeza.
—Sea lo que sea, —Horacio elevó la voz, haciéndose notar —deberíamos informarle a algún profesor —. Expresó con clara preocupación.
—No digas mamadas, Horacio —dije con cara seria.
—No hay necesidad de ponernos violentos —habló con cierto tono ofendido.
Iba a responderle cuando escuché pasos acercarse rápidamente hacia nosotros, giré la mirada para divisar a Gustabo, el pánico se apoderó de mí. Rápidamente oculté el objeto dentro de mi bolsillo.
—¿Pasa algo? ¿Estás bien? —preguntó acercándose rápidamente y limpiando algo del lodo que tenía encima.
Solo le respondí que estaba bien, y me separé de Gustabo en ese momento, mostrándome algo incómodo, pero señalando con la mirada mi bolsillo.
—Luego hablamos de esto —dije con susurros suaves.
—Entonces, ¿qué vas a hacer con eso? —preguntó Michelle, tratando de desviar la atención de nosotros.
—Por el momento, yo me lo llevaré. Necesitamos descubrir lo que es. Creo que podría ser algo importante.
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Selfishness over love
Novela JuvenilTanto conocimiento puede llevar a la locura. Si tuviera las posibilidad de tener el mundo en tus manos, ¿sacrificarías toda tu vida por ello? El amor es algo que siempre debería demostrarse, pero a veces las opiniones nos importan demasiado. Tal ve...