Día 1: "Te tengo"

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Vegetta no sabía en qué momento se había dejado sacar de la cama a las siete de la mañana, en un sábado, para acompañar a Luzu y su novio a una excursión de senderismo.

Sí, tal vez necesitaba salir. Sí, tal vez necesitaba distraerse. Sí, tal vez necesitaba hacer algo que no fuera llorar enredado en sus sábanas escuchando la misma lista de reproducción todo el día. Sí, tal vez necesitaba pensar en algo que no fuera su reciente ruptura amorosa.

Nunca iba a admitir en voz alta que el aire fresco golpeando su rostro y el olor a tierra mojada le estaban haciendo bien. Tampoco la manera en que parecía estar, literalmente, dejando atrás el dolor con cada kilómetro que recorría. 

Por otro lado, su cuerpo sí estaba mostrando descontento ante la distancia que había caminado. Sus piernas no dolían, se sentían entumecidas por la falta de actividad física, a ello se sumaba un dolor punzante en la cadera y molestia en los músculos de su abdomen. Hizo una nota mental para inscribirse en el gimnasio tan pronto regresaran. 

Su respiración agitada y el sudor frío que recorría su cuello como pequeños ríos hasta perderse en su camiseta gris lo obligaron a detener el paso un momento. Con las manos sobre sus rodillas, realizó respiraciones profundas que parecieron regresarle la vida a sus pulmones. 

Regresó la vista al camino y frunció el ceño al notar a Luzu y a Quackity, el hombre de cabello negro y ojos bonitos que le presentó hace un mes como su pareja, tomados de las manos varios metros delante de él. 

Gracias, amigos, por esperarme mientras me salvaba a mí mismo de colapsar en el suelo. 

Bebió de su botella de agua con desesperación, cayendo en cuenta después de que tal vez había sido una mala idea al no saber cuándo podría ir al baño, o en el peor de los casos, conseguir que alguien lo cubriera mientras liberaba toda el agua que había tomado sobre alguna planta y le pedía disculpas mentalmente.

Bufando, aceleró el paso olvidándose de las molestias en su cuerpo, pensando en todas las maneras en las que iba a reclamarle a Luzu por haberlo dejado atrás en un lugar al que él lo había obligado a ir. 

Sus pensamientos humeantes parecían haber atado sus pies a ellos, porque lo próximo que supo fue que vio todo el panorama delante de él bajar en cámara rápida frente a sus ojos. Los cerró con fuerza y esperó el golpe contra el suelo, los raspones en las rodillas y tal vez algún hueso roto.

En su lugar, se sintió flotar con su rostro a tan solo centímetros del suelo. Unas manos grandes y fuertes lo sostenían por la cintura. 

Te tengo —murmuró alguien con seguridad demasiado cerca de su oído para su propio gusto—. ¿Estás bien?

Claro que no estoy bien, idiota.

Se dejó ser ayudado por aquella persona hasta recomponerse y poder volver a colocar ambos pies sobre el suelo. Miró sobre su hombro y sintió sus rodillas volver a flaquear, electricidad recorriendo desde la mano que el extraño aún sujetaba, subiendo por su brazo hasta su cuello y causándole un escalofrío.

Tragó saliva y sonrió, como pudo, a aquel rubio de piel dorada y ojos color esmeralda que lo había salvado de caerse en medio de la nada. 

—Estoy bien, gracias —sonrió apenado y apretó la mano del extraño con la que lo ayudó a levantarse antes de soltarla.

—Ten más cuidado.

Vegetta rodó los ojos y asintió con la cabeza, aún sin retomar el paso. Regresó la mirada al camino y ya ni siquiera pudo reconocer a Luzu y Quackity a la distancia.

—Mis amigos me abandonaron —soltó, su tono de voz suavizándose y haciendo al extraño sonreír—. ¿De qué te ríes? 

—No me reía. Puedo acompañarte hasta que los encuentres de nuevo.

Like Daylight [Fooligetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora