Día 2: Familia, amigos y seres queridos

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El ambiente en el auto era sofocante. Hacía demasiado calor afuera, la música de Foolish estaba demasiado alta, su propio perfume olía demasiado fuerte y sus manos se sentían demasiado pegajosas por el sudor que se había acumulado en ellas todo el viaje en carretera.

—¿Estás bien, amor? —Foolish llamó y los hombros de Vegetta se relajaron tan solo un poco.

—Estoy nervioso —confesó en un hilo de voz con un puchero formándose en sus labios.

Foolish lo miró de reojo y puso una de sus manos sobre su rodilla, dando caricias tan suaves con su pulgar que a Vegetta le recordaron al roce de un pincel.

—Mi familia va a amarte, Veg.

—¿Y tus amigos?

—También.

—¿Estás seguro?

—Te lo prometo.

Vegetta sabía que eso era una mentira. Él no podía anticipar la reacción ni sentimientos de otras personas. Aún así, decidió creerle y las palabras de Foolish parecieron envolver su corazón desbocado en una manta suave y cálida, porque éste comenzó a calmarse.

Abrió la ventanilla del auto y tomó varias respiraciones profundas de aire fresco.

Foolish bajó del auto para comprar dos pasteles y los nervios volvieron a su cuerpo. Cuando se estacionó frente a una casa color azul cielo, con detalles blancos que le recordó a las que le gustaba construir en Los Sims, quiso salir corriendo.

—No puedo hacerlo, Foo —se quejó, sintiendo su garganta apretarse y sus ojos picar.

El hombre se quitó el cinturón de seguridad y se acercó para tomar el rostro de su novio entre sus manos.

—¿Por qué no, corazón?

Un puchero volvió a formarse en los labios de Vegetta y suspiró, dejándose acariciar las mejillas por los pulgares ajenos.

—No voy a caerles bien. ¿Y si digo algo que no debería y te prohíben llevarme a las reuniones familiares para siempre?

Foolish dejó un beso corto sobre sus labios y rió con suavidad.

—Lo dudo.

El hombre de ojos morados se quejó y recibió otro beso, esta vez en la frente, que lo hizo dejar de fruncir el ceño.

—¿Estás seguro de que les dijiste que venía y que estaban bien con eso?

Un beso en su nariz.

—Sí, amor.

Un último beso en los labios que se alargó lo suficiente para que los latidos de su corazón igualaran la lentitud con la que Foolish lo besaba.

El rubio bajó del auto, abriendo la puerta para Vegetta. Cada uno cargó un pastel y tocaron el timbre con cierta complicación después.

Una chica castaña vestida de rosa abrió la puerta. Abrazó a Foolish como pudo y después lo ayudó a llevar ambos pasteles a la mesa.

—¡Felicidades por dejar de estar soltero! —sonrió con inocencia, abrazándolo de nuevo, y Foolish acarició su cabello afectuosamente mientras reía—. Te extrañábamos. Maldita universidad.

—Yo a todos ustedes, Tina.

Tomó a Vegetta de la mano, quien saludó a Tina con timidez y se posó frente al gran grupo de personas reunidas en la sala de estar y comedor. Los padres de Foolish, tíos, abuelos, primos y sus mejores amigos de la infancia: Tina, Bad y Jaiden.

—Les presento a Vegetta, mi novio —dijo con seguridad y dio un apretón a la mano del otro hombre, quien lucía cohibido.

Hubo un silencio en el que todos los miembros de la familia intercambiaron miradas y Vegetta supo que había sido una mala idea ir.

Eso fue lo que pensó, hasta que todos y cada uno de ellos se levantaron de su lugar para saludarlo con abrazos, besos en la mejilla y apretones de mano cordiales.

Su pecho comenzaba a sentirse cálido y tranquilo con cada "Mucho gusto", "Foolish nos ha hablado muchísimo de ti", y "Ya queríamos conocerte" que recibía entre saludos.

—Es demasiado bonito —Tina murmuró, acercándose de nuevo. Miró a sus amigos con complicidad y todos se acercaron para rodear a la pareja—. ¿Estás listo para escuchar todas y cada una de las anécdotas más vergonzosas de Foolish?

—¡Yo empiezo! —Jaiden dijo después de presentarse y recibió un golpe sin fuerza en la frente por parte de Bad.

—Según nuestra lista de reglas que hicimos a los doce años, yo sería el primero en contar mi anécdota favorita porque yo fui su amigo primero —añadió el hombre, tratando de mover a Jaiden del campo de visión de Vegetta.

—¿Quieren dejar de avergonzarme en frente de mi novio? —Foolish soltó, recordándole a Vegetta a un niño pequeño.

—No —respondieron los tres al unísono y el rubio abrió la boca, ofendido, cuando Vegetta soltó una carcajada por la situación.

—Deja que me cuenten algunas, amor —pidió y Foolish rodó los ojos con una sonrisa.

—Tu novio tiene más sentido del humor que tú —Tina le reclamó, tomándolo por su mano libre para llevarlo al patio de la casa junto con el resto del grupo de amigos.

La madre de Foolish ofreció limonada de fresa y Vegetta juró que, aquel día que había empezado con nerviosismo y ganas de salir corriendo, estaba convirtiéndose en uno de los mejores de su vida.

Los amigos de Foolish eran agradables. Tenían el mismo sentido del humor que él y eran buenos incluyéndolo en la conversación, preguntando cosas sobre él, Foolish, y su relación.

A la hora de comer, se sintió parte de la familia de Foolish. Preguntaron sobre su carrera, sus gustos, su familia, y sobre ellos.

Foolish acarició su rodilla debajo de la mesa todo el tiempo y dejaba besos sobre sus mejillas sonrojadas por el exceso de atención de vez en cuando. Reía tontamente escuchándolo hablar, rellenaba su vaso de limonada cuando era necesario y preguntaba constantemente si estaba bien, aún cuando Vegetta siempre contestaba que sí.

Sirvieron los pasteles que Foolish compró y vieron una película después; el brazo del rubio siempre rodeando los hombros de su novio, con éste recostándose en su pecho. En algún momento, conectó miradas con la madre de Foolish y su estómago cayó a sus pies, regresando rápidamente a su lugar cuando la mujer le sonrió con una calidez que le recordó al mismísimo sol y le dijo "Gracias" moviendo sólo sus labios.

¿"Gracias" por qué?

Cuando Foolish lo llamó en un susurro, sostuvo su barbilla con dos de sus dedos como si tuviera miedo de romperlo, lo besó y después susurró un "Te amo" que sonó como a la única verdad en el mundo para Vegetta, pensó que él era el que tenía que haber agradecido. No sólo a la madre de su novio, sino al Universo por haberle concedido tener un amor tan puro que sólo parecía extenderse en aquel gran grupo de personas que se sentían como un hogar.

Like Daylight [Fooligetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora