Matrimonio Depredador || 𝐖𝐞𝐛𝐧𝐨𝐯𝐞𝐥 🔞

*152*

||Átame (6)||

Los dedos de los pies de Leah se curvaron mientras intentaba contenerse, pero a medida que la virilidad de Ishakan seguía penetrando profundamente en su interior, no podía hacerlo. Cada embestida rozaba su clítoris hinchado.

No pudo soportarlo más. Toda la fuerza de la parte inferior de su cuerpo desapareció y giró la cabeza hacia un lado, llorando. Una mano fuerte le agarró la barbilla mientras Ishakan la obligaba a mirarle a la cara.

"¡Ah, ah... ahh!"

Su cuerpo se estremeció, sus pechos se bambolearon con la intensidad de sus embestidas, y un chorro de fluido brotó de ella sobre el vientre bronceado de él, goteando hacia abajo. La debilidad se extendió por todo su cuerpo y Leah ni siquiera pudo gemir.

Sus pezones rosa oscuro temblaban mientras sus pechos se balanceaban. No había tiempo para descansar, los temblores que la sacudían no cesaban. Ishakan no cesaba en sus embestidas, sus caderas se clavaban en ella, penetrándola con ferocidad. Sus ojos estaban fijos en su rostro mientras la penetraba y la complacía. Bajo aquella mirada dorada, ella gimió, con los ojos nublados.

"¡Ah, mm, ah, ah, ah...!"

Cada vez que él empujaba su virilidad dentro de ella, su visión parpadeaba. Ishakan ignoró el parpadeo de sus ojos y siguió empujando, sacando de ella más débiles pulsaciones de fluido incluso después de que se hubiera corrido, empapando la parte inferior de sus cuerpos. Cuando no salió nada más de ella, se inclinó para besarla, pero Leah apartó la cabeza, sollozando débilmente.

Aquel líquido había vuelto a salir de ella. No sabía lo que era, no era orina, pero no se acostumbraba y no soportaba la vergüenza. Pero él sonreía.

"Qué sexy", dijo, incluso mientras ella lo miraba con resentimiento e incomprensión. "Qué bonito. No entiendo por qué quiero atormentarte repetidamente. Temo que me hagas desarrollar una extraña afición...".

Giró su cuerpo para besarle la nuca, sus manos ahuecando y apretando fuertemente sus pechos. Le frotó suavemente los pezones mientras introducía su virilidad por detrás. Leah tenía la cara hundida en la almohada, pero la levantó y elevó las caderas, dejando escapar un breve gemido. No creía que pudiera mover un dedo, pero su cuerpo se movió por reflejo. Ishakan le chupó el cuello, dejándole marcas rojas.

Apretando su cuerpo contra el de ella, movió las caderas mientras le frotaba los pechos. Su voz le susurraba seductoramente al oído.

"Dime que te hace sentir bien, Leah...".

Ya no tenía fuerzas para ocultar nada. Hacía tiempo que había perdido la capacidad de filtrar sus palabras, el placer era demasiado intenso. Por una vez, le dijo la verdad de lo que le estaba haciendo sentir.

"Oh, genial, ah, ahhh..."

Como si la estuviera recompensando, introdujo su virilidad profundamente en su interior. Ella se estremeció.

"Mm, tan bueno, Ishakan..."

... Mi nombre, dilo de nuevo."

"Ahh, Ishakan, Ishakan, Ishakan, Ishakan... ah, me gusta... tanto..."

Ella levantó las caderas para encontrarse con él, diciendo su nombre una y otra vez. Cada vez que pronunciaba su nombre, sentía una oleada de placer y otra descarga de aquel fluido entre sus piernas, pero ya no le importaba.

"Mm, Leah..."

Su nariz rozó su cuello y sus afilados dientes la mordieron, e incluso ese dolor se convirtió en placer. Ella gimió mientras él le susurraba, perdida en su placer primitivo.

"Me aseguraré de que nada te haga sufrir, Leah..."

Ishakan dejó escapar un gemido grave y feroz mientras sus grandes manos agarraban las caderas de ella, empujando su cuerpo hacia abajo mientras los músculos de sus muslos se tensaban. Sus afilados dientes le mordieron la nuca y sus ojos dorados brillaron mientras vertía su semilla caliente en su interior. Como si estuviera marcando su territorio, la manchó por dentro y por fuera con un líquido blanco.

"¡Ahg, argg...!" El gemido que brotó de ella fue tan fuerte, que la sorprendió incluso a ella mientras todo su cuerpo temblaba por un clímax eufórico. Ishakan la abrazó mientras su visión se oscurecía y perdía el conocimiento.

Un último pensamiento pasó por su mente antes de caer en la oscuridad total.

Ya no tengo miedo de nada.