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||Una larga e inquieta noche (2)||

Los gruesos dedos entraron, atrayendo ferozmente un rápido viaje de ida y vuelta a través de sus paredes.

Con su calor, tembloroso, engulló los dedos del hombre en respuesta. A medida que llegaba a determinados lugares, más húmeda se volvía.

La sensación que había estado surgiendo debajo de su vientre empezó a invadirla como un incendio forestal. Aturdida por el creciente placer, ella lo alejó apresuradamente.

Desafortunadamente, el hombre era pesado como una roca por lo que no se movió, ni siquiera una pulgada. A horcajadas, Leah se retorció y sacudió la cabeza. Lo abrazó y le arañó la espalda con sus uñas. Pero la oleada de sensaciones no disminuyó, y el hombre no vaciló en su búsqueda.

Parecía ser llevada al borde del acantilado. Cuando sus dedos empezaron a acariciarla al ritmo de sus movimientos, entrando y saliendo de su región palpitante, los fuegos artificiales salieron disparados ante sus propios ojos.

"...!"

Leah abrió bien los ojos, con su boca abierta. Se arqueó, flexionando su espalda.

Si era posible, sus pliegues se empaparon aún más. Sus jadeos de placer resonaron, seguidos de una sensación casi insoportable que sacudió su cuerpo.

"¡Oh, uh, ah...!" Gimió con fuerza. Cuando volvió en sí, Leah se dio cuenta de que se aferraba al hombre mientras que se estremecía. Sus rodillas, que apenas podía sentir, perdieron su fuerza. Desplomándose sobre él, un desastre total mientras su cuerpo emitía algunos temblores.

"¡Ahhh!"

Fue lo mejor que pudo experimentar en toda su vida. La novedosa sensación de perder el control de su cuerpo por un momento la hizo sentir entumecida.

Al ver a Leah sollozar, abrumada por la persistente mezcla de vergüenza y placer, las comisuras de sus finos labios se alzaron ligeramente.

"¿No se sintió bien?"Se arrastró, mientras sus traviesos dedos se deslizaban por su clítoris, endureciéndose al tacto.

A medida que lo hacía, su delicado bulto se alzaba por la atención. Entonces comprendió que era la fuente de todas las palpitaciones.

" Para, para... " ella suplicó, pero el hombre hizo lo contrario. Acostó a Leah en la cama y la hizo llegar al clímax una vez más. Ella agarró las sábanas tan fuerte que sus nudillos se tornaron blancos.

Mientras una pequeña lengua se revelaba a través de sus labios abiertos, el hombre capturó su boca y la succionó hasta la saciedad.

Entre su clímax y los toscos besos, no se dio cuenta de que su delgada ropa interior estaba siendo lentamente retirada. Tan pronto como Leah se dio cuenta de que se la habían quitado, dejándola expuesta y vulnerable al hombre, juntó sus piernas por reflejo, pero una vez más, se abrió de par en par gracias a las manos desalmadas del hombre.

Era una actitud poco elegante. Nunca había estado así de abierta delante de nadie. Y para empeorar su vergüenza, el hombre miraba descaradamente su vagina.

"¿Qué está pasando aquí?" Su tono burlón la hizo enrojecer de nuevo. A diferencia de otros, ella carecía de vello en su parte inferior. Sus largos dedos masajeaban los pétalos rosados. Leah a duras penas le respondió con un gemido.

"Así es como es...."

" ¿De nacimiento?"

Asintiendo con la cabeza, el hombre la agarró de la muñeca, alzando su brazo con brusquedad. Al comprobar su exquisita axila, emitió un breve gemido, y murmuró en un tono atrevido.

"Nunca pensé que me gustaría tanto".

"...." ¿Por qué  el es así? ¡Parecía querer lamerla por todas partes! Su pecho subía y bajaba de manera turbulenta.

Se empezó a quitar los pantalones.

Oh Dios mío... La mandíbula de Leah cayó en cuanto miró la entrepierna del hombre. Ella supuso que sería grande porque el físico del hombre era significativo. Pero aquello no era normal. Sin exagerar, era más grueso que el antebrazo de Leah. Su pene, que se había erguido rígido tanto que tocaba su ombligo, tenía un extremo húmedo, y los tendones protuberantes sobresalían.

Los kurkanos heredaron la sangre de las bestias, y su miembro era nada menos que el de una bestia.

El hombre rió como si supiera lo que Leah estaba pensando. Suspiró lánguidamente y frotó su longitud contra el muslo de Leah.

"¿Sorprendida?" La zona frotada se sintió caliente como si la hubieran quemado.

" Sin embargo, es culpa tuya. Tienes que asumir la responsabilidad y apaciguarlo".

Leah agarró la manta, asustada por las palabras que salían de su boca. "No. ¡¿Cómo voy a calmar eso?!"

"Deberías intentarlo."

La punta redonda se introdujo por el estrecho espacio que había entre los dos. La presión era considerable, a pesar de que sólo era la punta.

Sus entrañas ya estaban lo bastante húmedas pero aún así estaban apretadas y acalambradas. El hombre respiró dolorosamente, con sus labios formando una apretada línea.

"Estás tan estrecha..."

Pero a diferencia de su voz áspera, los ojos del hombre eran tan serenos al igual que el mar en calma. Sin que Leah lo supiera, su grueso miembro se paró por la mitad a medida que se adentraba lentamente.

Esperó y sólo se detuvo cuando vio la cara llena de lágrimas de Leah. Apenas respiraba, pero al sentir que algo la invadía, le preguntó con impaciencia.

"¿L-lo pusiste todo dentro...?"

"Me estás subestimando, ¿verdad?"

El hombre respondió con una sonrisa maliciosa. "Todavía queda un largo camino por recorrer".

Y con eso, empujó su longitud hasta la base.

Matrimonio Depredador || 𝐖𝐞𝐛𝐧𝐨𝐯𝐞𝐥 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora