Narra Micaela;
Lo único que recordé luego de eso fue haber estado bajo la lluvia con Gus mientras usábamos las mochilas como paraguas y me llevaba a mi casa, aunque vivamos uno al lado del otro.
- Gracias, Gus.
- No es nada, nena. Cualquier cosa que necesites, llámame, estoy acá al lado. -Me dió un beso en la mejilla y entró a su casa. Sentí algo en el estómago, algo como ¿Mariposas?
Revolee la mochila por todos lados, estaba demasiado feliz, aunque fue brusco, fue un momento muy lindo para mí.
Mi papá me miraba con cara de que pronto me iba a meter un loquero, pero no me importa, yo soy feliz con lo que sea, y si, yo más que nadie necesita ir a un loquero, estoy loca por este tipo.
Le sonreí y me fui a mi habitación, la cerré lo más rápido que pude y me puse detrás de esta, sentada en el piso de alfombra y con el pelo mojado. El simple hecho de que ese flaco estaba literalmente al lado de mi casa me ponía, no sé como decirlo, nerviosa.
Luego de un rato me quedé hecha un bollito en mi cama, viendo de reojo la ventana, mientras mis párpados se cerraban de a poco.
...
Un grito tormentoso me despertó, me levanté lo más rápido que pude y el pelo se me metía en la boca, parecía una chirusa con todos los pelos parados.
- ¡Micaela! -Gritó mi papá desde la cocina, alargando la "a".
- ¿Qué pasó, pa?
Cuando pude por fin visualizar mejor la situación me agarré la cabeza en modo de frustración. Estaba mi viejo con el teléfono en la mano, con cara de muy pocos amigos.
- Me dijiste que estabas llamando "regularmente" -hizo comillas con los dedos- a tu madre y a tu abuela. Pero hoy hablé con ella y me dijo que no los llamaste en toda la semana, ni un día, Micaela.
- A ver, dame. -Dije acercándome al teléfono y poniendo una oreja en este mismo, era como un teléfono de línea así que casi siempre había terrible embole con los cables. Le hice un gesto a Franco para que se fuera y me dejara hablar y así lo hizo- Decime que no escuchaste nada.
- Todo. Mica, nos tenías preocupados. -habló mi mamá- decíamos "¿qué pasará que no llama Mica?"-Dijo algo sarcástica- Parece que Mica se olvidó de su familia. -Dijo Nahuel, mi hermano.
- Miren, tenían razón, realmente ando en otro mundo últimamente y siendo muy sincera, no estoy con muchos ánimos como para pelear solo porque no los llamé unos cuantos días. Además, ustedes tampoco llamaron.
- ¡Pero si cada vez que llamábamos alguien atendía y colgaba al instante! También, un día llamamos y nos atendió tu papá, nos dijo que ibas a llamar pronto.
- ¿¡Y ustedes le creyeron!? -Me había sacado de mis casillas, odio que hablen por mí.
- Y si, hija. Vos no nos atendías y bueno, nos tocó creer esa "mentirilla blanca" que tantas veces nos pones.
- Bueno, ¿podes ir al punto? Me duele la cabeza de tantos argumentos que me estás dando para que te llame.
- Micaela Ariadna Sandoval, no hace falta que te diga más de mil veces que nos llames ¡Ni que fuese una responsabilidad querer un poco a tu familia! Pero parece que para vos es así, preguntar tan solo por como estamos es un laburo increíble para vos. Solo te estoy pidiendo que si te vas a desaparecer así tal cual un fantasma, al menos nos avises, no nos queremos preocupar al pedo, menos si a vos ni siquiera se te da por hablarnos o avisarnos que estás viva, Micaela. Y me duele verte así, tan boluda, que no te preocupas ni siquiera por tu abuela, el otro día ella quería hablar con vos, se había podido levantar de la cama ¿y qué hiciste vos? Ignorar la llamada, como hiciste con todas las oportunidades que tuviste en la vida.
Las lágrimas estaban recorriendo mis mejillas ¿realmente así se sentía que alguien esté tan decepcionado de vos? Es algo que nunca experimenté, nunca. Sorbí mi nariz cuando hubo un completo silencio en la llamada, no sabía que decir, realmente tenía razón, era una pelotuda tratando de reservar mis lágrimas sabiendo que era imposible y que en ese momento yo era Las Cataratas Del Iguazú.
- Habla cuando quieras...
- Mándale saludos a la Abu y a Nahu, los quiero.
Miré despectiva el tubo del teléfono y corté, el ruido que hizo al estamparse produjo un eco increíble que resonó por toda la casa.
Franco escuchó todo pero no se quiso acercar, se dignó a hablar cuando recién colgué.
- Mica... no es tu culpa, hija.
- Aunque no lo aparenté en esa llamada, soy una piba de 21 años que se largó a llorar solo porque su madre le dijo la verdad, ni siquiera sé porque lloro... debería estar feliz de que por fin alguien dice lo que piensa respecto a mi persona. Soy una pelotuda...
- No, Mica, no sos una "pelotuda" sos mi hija y no quiero que te pongas así solo por lo que te dijeron, aunque, de tu madre nunca me la hubiese esperado. Pero quiero que me tengas en cuenta cada que quieras hablar con alguien, soy tu padre y no estoy de decoración, tengo que cumplir un rol en tu vida y tratar de ayudarte en tus problemas, así que, si algo te molesta de cualquier cosa, sin importar qué, yo te voy a ayudar. Sabes muy bien que siempre voy a estar para vos.
- Gracias, Pa... -No me pude contener por mucho tiempo que ya estaba agarrada como garrapata a mi papá.
Supongo que realmente todas esas cosas que mi mamá dijo desgarraron un poco (por no decir mucho) la estabilidad emocional que tanto me costó construir. Necesitaba ese golpe de realidad, de que digan como me ven realmente, lo que les parece mi forma de actuar. Aunque, en el fondo me siento peor que fatal por ni siquiera saber hacer eso bien, algo tan simple como avisar que no iba a poder hablar con ellos por unos días, no me costaba nada y aún así, teniendo todos los medios para comunicarme, no lo hice.
...
Me fui a dormir sin comer, realmente toda la basura que mi vieja dijo sobre mí me sacó hasta el apetito, ella podía ser buena, pero cuando cometías el más mínimo de los errores, era la mejor criticando.
Miraba el techo, pensando y tratando de entender en como una madre puede decir tantas cosas de su hija o hija, realmente, me costaba entenderlo, ah, pero si yo le decía algo al respecto de su comportamiento, ahí armaba quilombo por "faltarle el respeto". Es difícil entender a alguien que no ves hace bastante tiempo, puede que su forma de ser y pensar o hasta su vocabulario haya cambiado en un tan corto tiempo. Ya no sé que es lo que estoy esperando de los demás, mi vida se vuelve cada vez más aburrida y poco a poco comienza a revelar problemas que nunca supe que tenía.
Bah, "aburrida", lo único no aburrido que saco que me pasó hoy fue haber corrido por todo el asfalto mojado agarrada de la mano de Gustavo, tratando de salvar nuestras mochilas de la lluvia, aunque, iba a ser imposible. Hace bastante no sentía esa chispa, Gustavo me transmite algo que nunca nadie logró hacerme experimentar, algo que nunca sentí, algo que nunca me dieron. Mi corazón late a mil por hora con cualquier interacción con él, realmente, si cualquier otra persona me dijera lo que él me dice, me daría igual, pero que él sea el que me lo dice, viéndome a los ojos, no podría enojarme con él ni aunque quisiera.
Estuve hundida en mis pensamientos por tanto tiempo que ni siquiera escuché cuando comenzó a tocar la guitarra, "ah, Gustavo..." fue lo único que dije, la melodía que estaba tocando me gustaba, por más repetitiva que fuese, era perfecta como para ambientar cualquier historia. Lograba escuchar algún que otro balbuceo de su parte, como buscando una letra.
- ¡Gustavo, dormite! -Gritó una voz en su casa desde el primer piso, era su madre.
Casi al instante la guitarra dejó de sonar y se escuchó el rechinar de la cama. Solté una carcajada sonora que se podría escuchar a una cuadra.
- Andate a dormir vos también. -Fue casi como un susurro, pero lo logré escuchar.
Era increíble como este pibe me podía arreglar el día sin la necesidad de hacer algo, con tan poco me lo daba todo.
![](https://img.wattpad.com/cover/352650169-288-k82346.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Amor Amarillo; Gustavo Cerati. [Pausada]
FanfictionCorría el año 1979 en sus primeros meses y ya se podía ver en el horizonte lo que le esperaba de los primeros años de facultad. Micaela Sandoval. Una joven adulta llena responsabilidades por cumplir y otras por descubrir. Estaba empezando la carrera...