16 - ¿Sabes lo que siento?

234 35 21
                                    

Kagome despertó confusa y con un dolor de cabeza que la mataba. La luz de la mañana que se colaba por las ventanas de aquella habitación le quemaba los ojos cómo si fuera un vampiro. Al reaccionar del todo se dió cuenta de que había amanecido en un lugar que conocía perfectamente bien.

¿Cómo y bajo qué circunstancias había llegado a la casa de Sesshomaru?

Intentó aclarar sus pensamientos para recordar lo que había ocurrido entre ellos, y poco a poco las cosas empezaron a parecer un poco más claras para ella. En la mesilla de noche había una botella de agua sobre la que se abalanzó como si la necesitara para vivir.

Se dió cuenta que vestía una camiseta de pijama que claramente era de Sesshomaru y al darse cuenta de aquello se sonrojó. Lo último que esperaba era amanecer entre sus sábanas sin recordar casi nada de lo ocurrido.

Buscó su ropa dentro de aquella habitación y en el baño, pero no tuvo éxito. Revisó su teléfono móvil y se dió cuenta de que tenía algunas llamadas perdidas de Sango. Su amiga debía estar preocupada por ella.

"Sango, estoy bien. Perdona por lo de anoche. Te debo muchas historias" Le escribió un mensaje que, a continuación, envió.

Al ver la hora se dió cuenta que aún era pronto, eran casi las 7 am. Tenía tiempo de sobra para irse a casa, alistarse e ir a la oficina como si no hubiese ocurrido nada. Era lo mejor que podía hacer.

Se decidió a confrontar a Sesshomaru, aunque en el fondo no tenía demasiadas ganas de afrontar su realidad en ese mismo instante, pero tampoco tenía alternativas.

Salió de la habitación y no lo vió por ninguna parte, pero un delicioso aroma proveniente de la cocina captó su atención. Allí era donde debía estar. Bajó las escaleras sigilosamente y se dirigió a la cocina, donde efectivamente estaba él.

Sentado en la pequeña mesa de desayuno sorbía una taza de expresso mientras leía unos documentos, llevaba sus gafas de lectura puestas que le sentaban genial y le daban un aire aún más interesante. Y por supuesto, como de costumbre, vestía un impecable traje, esta vez completamente negro. La chaqueta del traje estaba colgada en la silla, parecía casi listo para irse.

"Por que tiene que ser tan perfecto?" Se preguntaba Kagome, a quien se le hacía cada vez más duro no quedar cautivada por sus encantos. Era frustrante.

- Buenos días - Dijo Kagome intentando captar su atención.

- Buenos días - respondió él sutilmente dejando lo que estaba haciendo y poniéndose en pie con solemnidad.

La observó de pies a cabeza, le cautivó verla semi desnuda en la entrada de su cocina vistiendo nada más esa camiseta suya que transparentaba parte de los atributos de ella. Sus pezones eran distinguibles a simple vista. Si la situación hubiese sido distinta, no habría demorado en asaltarla y subirla sobre la encimera de aquella cocina para hacerle el amor en aquel instante. Aquellos pensamientos lascivos le perturbaban su serenidad. Debía contenerse.

Kagome se dió cuenta de su sutil escaneo. Ya era capaz de distinguir ciertas conductas en él que en otro momento de su relación habrían sido completamente imperceptibles para ella.

- Lamento lo de anoche - Añadió ella.

Él hizo un gesto con la cabeza pero no dijo nada respecto a ese tema.

- Tu ropa está lista. Está en el cuarto de lavado - Parecía como si leyera sus pensamientos.

- No tenías que molestarte - Ella se sintió aún mas avergonzada.

- Desayuna un poco - Le hizo un gesto, y fue entonces cuando ella se percató de que la pequeña mesa de la cocina estaba puesta para dos.

- Creo que debería marcharme...

La voluntad de Kagome (Sesshomaru X Kagome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora