¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Five suspira, apoyándose en la mesa mientras tomas asiento a su lado.
—Realmente abrazando al anciano, ¿eh? —Dijiste, refiriéndote a su atuendo inusual. En lugar del uniforme de la academia, optó ir una combinación de chaleco, franela y sombrero de fieltro. Honestamente te preguntaste dónde lo había sacado.
—Sí, así es. Se llama jubilación.
Te limitas a reírte de él, desenvolviendo uno de tus caramelos Werther's de café con caramelo. Five arruga la nariz con disgusto cuando le tiendes uno.
—¿Quieres uno?
—Prefiero volver a salvar el mundo. Desnudo. —responde con descaro.
—Yo que tú no diría eso. —bromeas, metiéndote el caramelo en la boca y suspirando por su sabor dulce y amargo.
—¿Por qué no bebes café normal? —pregunta— Como una persona cuerda.
—Porque el café es asqueroso. —dices sacándole la lengua y mostrando el pequeño caramelo— Estos son mucho mejores.
—Ni de lejos son lo mismo. —refunfuñó causando que levantes una ceja.
—¿Y cómo lo vas a saber? Nunca has probado uno.
—Sí, da igual. —dice levantándose e inspeccionando el buffet del hotel. Le sigues y te metes otro caramelo en la boca.
—¿Qué piensas hacer desde que te jubilaste?
Cinco coge una taza y la llena de café.
—No sé. ¿Viajar? ¿No es eso lo que hace la gente hoy en día?
—Sí, gente que no aparenta apenas dieciocho años. —Te burlas.
Te da un manotazo, volviendo a sus asientos.
—Al menos yo conduzco.
Él vierte un poco de sirope sobre sus panqueques, y tú pones mala cara.
—Si te gusta tanto el sirope, te encantarán los caramelos.
—Se supone que el café tiene que saber amargo, no lleno de saborizantes artificiales.
—No lo sabes hasta que lo pruebas.
—Sí lo sé, y te lo digo ahora, es una mierda. —te señala la boca con el cuchillo.
Frunces el ceño, chupando el caramelo y su dulce sabor. Tuviste suerte de encontrarlos allá por 1963, y ahora sólo guardas un puñado en el bolsillo a todas horas.
—Al principio no te gustaba, y ahora...
—Eso es completamente diferente. —se defiende.
—¿De verdad? Porque eres un viejo amargado y yo soy la persona más dulce. —Te ríes.
—Estás lejos de ser la persona más dulce.
—Esa no es la cuestión, Five. —resoplas.
—¿No es así, cariño?
—Sólo prueba uno. —le insistes, lanzándole el caramelo envuelto a la cara— Por favor.
—Prueba una taza de café y lo tendré en cuenta.
—Ya he probado una taza de café.
—¿Cuándo?
—Antes de cuando nos conocimos.
—Entonces, probé tu caramelo con sabor a café... antes de conocernos.
Miras fijamente a Five, y él sólo sonríe, dando un mordisco a sus panqueques.
—Por favor. —suplicas.
—No.
—Pero...
—No.
—Ellos...
—No.
—Five.
—No.
Chasqueas la lengua, todavía dándole vueltas al caramelo en tu boca, cuando se te ocurre una idea. Five nota la mirada traviesa en tu cara, y sus cejas se fruncen.
—Oye...
Se interrumpe cuando le agarras la nuca y juntáis los labios. Sus manos vuelan hacia tus mejillas mientras el sabor del caramelo invade su boca. Y joder, le encanta. Sus labios presionan con más fuerza los tuyos, casi haciéndote caer del asiento mientras persigue el sabor.
Y entonces, antes de que te des cuenta, desliza su lengua y disfruta del dulce sabor. Su lengua explora cada centímetro de tu boca, tratando de buscar la golosina azucarada que tanto desea. Sueltas un gemido silencioso, con el cerebro confuso ante la acción. Five jadea cuando tiras de su pelo, la lengua invadiendo tu boca, y entonces aparta hacia atrás.
Te quedas atónita, parpadeando mientras tus labios se juntan. Y entonces notas que falta algo y jadeas.
Cinco sonríe, sacando la lengua para mostrar con orgullo tu caramelo con sabor a café en su lengua.
—Hijo del-
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
