Capítulo 3

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Capitulo 3: Rarity de la generosidad.

Demian: Convencerla fue mas fácil de lo que esperaba -dijo mientras saltaba de techo en techo, rumbo a la posada en la que se estaba hospedando-.

La magia hizo la mayor parte del trabajo, aún así, hiciste un buen trabajo, ella sin duda te volverá mas fuerte.

Demian: Solo espero no arrepentirme -con un último salto el pelinegro desapareció en el manto de la noche, recordando su encuentro con la que a partir de ese momento, sería su aprendiz-.

FLASH BACK.

La pelivioleta estaba aterrada y confundida en igual medida ¿Cómo no estarlo? Un asesino había irrumpido en su departamento para darle un hermoso anillo de cristal y pedirle su ayuda.

Nada, ni una sola palabra salía de su boca, y no era porque no tenía nada que decir, sino mas bien, porque temía decirlas, quería rechazar su petición, no quería tener algo que ver con alguien que había matado a una persona, pero el miedo de ser lastimada si decía que no, se sobreponía ante cualquier pensamiento.

El pelinegro lo sabía, no había forma de que aceptara ayudarlo, ella lo veía como un villano, así que nada de lo que dijese le serviría, ella no iba a creerle... A menos que...

Demian: *¿Recuerdas los orbes de luz que Asstorian usaba en su biblioteca?* -pensó recodando a aquel aprendiz de erudito que le permitió entrar en su santuario-.

Lo recuerdo, creías que no era inútil por no tener utilidad en batalla ¿que estas pensando?

Demian: *Quizá si le mostramos algo de magia, puedo conseguir que me crea* -pensó mientras sacaba un pequeño pergamino en blanco y un cuchillo-.

Rarity se horrorizó al verlo sacar el arma, creyendo que la atacaría al tomar su silencio como un rotundo "No".

Demian: Por favor, no se alarme -dijo mientras colocaba el pequeño pergamino en el suelo-.

Usando el cuchillo para hacer un pequeño corte en su dedo, el pelinegro usó su sangre para dibujar en el pergamino mientras recitaba en voz baja una serie de palabras en un idioma que la pelimorada no pudo identificar.

Una vez el talismán estuvo listo, Demian impregnó algo de maná en este, provocando que varios orbes de luz comenzaran a brotar uno tras otro, atrapando la mirada de la chica que no podía dar cabida a lo que estaba viendo.

Si esto era alguna clase de truco, Rarity había caído completamente, quería saber que era eso, quería saber como lo hizo y si era posible, ella también quería hacerlo.

Rarity: ¿Como hiciste eso? -preguntó con emoción, olvidando completamente a quien le estaba hablando-.

Demian: Esto es un talismán, un sello creado para controlar la energía mágica que yace en cada ser vivo -mencionó señalando el pergamino en el suelo-.

Rarity: Es... Es hermoso -dijo totalmente perdida en los patrones de aquellos orbes centellantes que la llenaban de inspiración-.

Demian: *Bingo* -pensó victorioso-.

No creí que de verdad funcionaría.

Demian: Soy el último mago que queda en este mundo -inventó- ya no existen otros... No quiero que la magia muera conmigo... por eso necesito tu ayuda.

Rarity: ¿P-Por qué yo? -preguntó a lo que el pelinegro mostró nuevamente el anillo-.

Demian: Estos anillos fueron creados para buscar a aquellos con el potencial de volverse magos poderosos, por eso estoy aquí, por eso fuiste elegida, ayúdame a que la magia no muera -dijo poniéndose de rodillas- te lo suplico.

El príncipe de Canterlot HighDonde viven las historias. Descúbrelo ahora