Capítulo 7

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Capítulo 7: Siente el dolor de mil almas en pena (Parte 2)

La mirada de Demian era de furia total, esas personas... Esos monstruos, trataban a los niños como si fuesen objetos, gritando numerosas cifras con tal de tener aquellos delicados cuerpos en sus sucias manos.

Demian: Calma niños, ninguno de ellos saldrá de aquí con vida -susurró al sentir la ira de los pequeños espíritus aumentar-.

Colocándose su mascara, el pelinegro bajó sigilosamente del edificio en el que se encontraba, con la intención de tomar por sorpresa al guardia que custodiaba la única entrada de todo el lugar.

Con un movimiento rápido, desenvainó su espada realizando un corte preciso, la cabeza del guardia se desprendió antes de que este si quiera pudiese notar el brillo de la espada por el rabillo de su ojo.

Demian: Púdrete en el inframundo, basura -escupió con asco antes de activar sus talismanes de sigilo y camuflaje y entrar silenciosamente-.

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Todos estaban preparados, los corazones latían con fuerza mientras los motores de sus vehículos rugían silenciosamente.

Estaban ahí, era el lugar, más de uno ansiaba entrar, llevar a aquellos malnacidos a la justicia, o impartir la justicia con sus propias manos, solo había una cosa que se los impedía.

Colt: Ese malnacidos... Llegó antes que nosotros -gruño sonoramente al ver el cadáver en la puerta de aquel almacen-.

Varios policías se acercaron al cuerpo, sintiendo asco al ver su estado, su cabeza dividida en dos por un objeto de gran filo, múltiples huesos rotos y un enorme agujero en su tórax donde debía estar su corazón.

Colt: Atención a todos los escuadrones, ingresaremos en grupos de 5 -dijo a través de su radio- sean cautelosos y no disparen a menos que sea necesario, y... Si ven al fantasma... Huyan.

Varias protestas comenzaron a sonar a través de su radio.

"¡¿Cómo puede pedirnos eso?!"

"¡¿Lo dejaremos ir así como así?!"

"¡Ese asesino debe pagar por sus crimenes!"

Colt suspiró con pesadez, sus hombres eran obstinados, al igual que él, eso era algo que lo enorgullecía y enfurecía al mismo tiempo, pero no era hora de regaños, debía ponerse firme con sus órdenes.

Colt: ¡Nos enfrentamos a alguien capaz de neutralizar a múltiples enemigos armados con una espada! ¡No es momento de hacerse el héroe! ¡Si ven al fantasma, darán aviso y se irán! ¡Es una órden! ¡¿Eh sido claro?! -dijo con severidad-.

Varios "si señor" fueron escuchados, asiendo que el oficial sonría con nostalgia.

Policía: Señor, esperamos ordenes -dijo un oficial a su lado-.

Colt: Muy bien, entraré primero, cúbranme -dijo desenfundando su arma, abriendo lentamente la puerta, tomándose de frente con un largo pasillo totalmente vacío- andando.

Caminando lentamente por aquel pasillo, el oficial tenía una sensación de peligro recorriendo su espina, dicha sensación cobro sentido cuando al doblar una esquina, tuvo que usar todo su autocontrol para mantener la comida dentro de su estómago.

Había visto escenas del crimen antes, algunas grotescas, algunas que causarían pesadillas, y las más recientes, las masacres nivel fantasma... Pero aquello frente a él, era algo que desearía jamás haber visto, y que rondaría en sus pesadillas durante muchos años.

El príncipe de Canterlot HighDonde viven las historias. Descúbrelo ahora