𝙂𝙞𝙛𝙩𝙨 𝙣' 𝙨𝙩𝙖𝙧𝙨 ,, ᴴᵃⁿᵃᴷᵒᵘ

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Tal vez hoy no asistiría a clases, fue el primer pensamiento que tuvo tan pronto se dió cuenta que aunque tuviera una justificación médica, necesitaba la compañía de alguno de sus padres para entrar.

De todas formas, hoy tenía clase de matemáticas, no molestaba perder ese día...

A quien engañaba, estaba llorando desconsoladamente en el suelo, se había esforzado tanto para terminar durmiéndose.

Se sentía miserable y pequeño ante el gigante problema que era su horario tan desorganizado del sueño.

No culpaba a Tsukasa, por más que sepa que fue prácticamente culpa suya no haberle levantado ese día, no podía simplemente darle todo el crédito de su malestar a su hermano menor quién no tenía responsabilidad alguna de despertarlo por las mañanas!

Oh... a veces Amane podía ser muy comprensivo con las acciones tan inexplicables de los demás.

Entonces recordó lo que sus padres le mandaron a hacer antes de ir a clases.

Después de haber llorado al menos media hora en el suelo de su habitación, se levanto sin reparo a comprar comestibles en el mini market cercano a su hogar.

El chico de cabello liso, podía ser alguien muy cambiante respecto a sus emociones a veces.

Quiero decir, literalmente dejo de llorar un momento para recobrar el aliento, tuvo un momento de lucidez y se dijo a su mismo.

« ugh... Dios me veo terrible, que pena ajena doy chillando por cosas así de pequeñas... »

Y limpió sus lágrimas con la manga de su pijama y se dispuso a ir al baño a asearse para ir a comprar.

Amane era alguien difícil de comprender a veces.

De todas formas nadie juzga su motivación para ir a terminar sus quehaceres.

En menos de 45 minutos estuvo completamente listo física y emocionalmente para interactuar con el joven que atiende en el local comercial.

Sin más, tomo sus llaves y una bolsa de tela para disponerse a salir al exterior.

Sus llaves tintinearon suavemente abriendo la puerta de madera del hogar de los Yugi.

El sol se colaba hacía en interior alegremente, dejando ver el cielo despejado de media mañana con pequeñas nubes blancas adornando el paisaje.

Un espléndido día para faltar a la academia.

Emprendió camino al destino incierto que era comprar víveres a precios inflados en el dichoso lugar de abarrotes.

En fin, la crisis económica era un verdadero problema para los que aman comer donas hechas en casa de desayuno.

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—. Tal vez deba ponerle más arroz... .– pensó en voz alta mirando al envase a medio hacer enfrente suyo.

Una vez tuvo el bento listo, pensó como diablos podría entregárselo a su hermano estando el dentro de la academia y él sin poder entrar legalmente.