𝙂𝙞𝙛𝙩𝙨 𝙣' 𝙨𝙩𝙖𝙧𝙨 ,, ᴴᵃⁿᵃᴷᵒᵘ

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El camino se hizo extrañamente largo, a pesar de ser el mismo que ambos tomaban todos los días. Era como si el mundo se hubiera paralizado a su alrededor mientras caminaban.

Al principio Amane le explico los temas tocados en clase, como habían quedado, claro, pero de un momento a otro la conversación se desvío -de forma claramente intencional por parte de Kou- hacia el mismo.

Empezó preguntando por su relación con su hermano, luego sobre su familia y finalmente por sus amistades. Era como una pequeña trivia.

El de cabellos oscuros respondía algo inseguro pero con entusiasmo, pocas veces alguien le pedía hablar de el, prácticamente las únicas veces que hablaba de su persona eran con Yashiro y en el primer día de clases al momento de presentarse ante los alumnos nuevos.

No era una persona cerrada, solo era muy tímido y no le habían dado la oportunidad de hacerlo.

A veces se trababa, otras tartamudeaba, pero no se quedaba en silencio.

El blondo era muy suave y puntual al cuestionar, evitaba hacer preguntas muy personales o incómodas.

Para Minamoto, el joven de ojos miel no era la primera persona a la que interrogaba este día, de hecho, era la décimo cuarta. A pesar de ser su prioridad entre los sospechosos, al no encontrar momento de hablar en privado durante todo el día, decidió no perder el tiempo y seguir con los demás nombres de su lista.

Pero todos fueron descartados con motivos más que válidos, por ejemplo:

Nanamine Sakura, demasiado seria e inalcanzable como para perseguir a alguien.

Hyūga Natsuhiko, cree que es Sakurasexual, porque no ha despejado el ojo de ella desde que lo conoce.

Yashiro Nene, Teru le había confirmado que seguía preocupantemente embobada con el.

Mitsuba Sousuke, simplemente no.

Y Shijima Mei, sinceramente solo habían interactuado una vez y tenía que rellenar la lista.

El único que faltaba era Yugi Amane. Y vaya que era el candidato perfecto para ser su admirador secreto.

Lo único que lo confundía era esa extraña sensación en su vientre al hablar con el azabache, era cálido como tomar chocolate caliente en invierno.

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—. Y... ¿haces esto todos los días? .– trato de romper el hielo el más bajo.

—. Solo algunas veces .– masajeo su entrecejo.

—. ¿Crees que de verdad siguen adentro? .–

—. Tal vez, dudo que Kou se haya ido solo .–

Ahora, después de haber estado al menos media hora encerrado en la misma habitación con el ojiazul, le había agarrado cierta confianza, pero aún no se fiaba del todo de el.

Ya había pasado media hora desde que el último alumno de jardinería se fue, dejando la institución vacía y a ellos dos en la reja, la cuál, iban a cerrar dentro de no mucho.

Tsukasa se había sentado en el suelo a esperar sin pena, de todas formas, el concreto era cómodo hasta cierto punto.

Ambos no sabían que hace unos minutos, sus hermanos habían salido rumbo a casa. Y probablemente tendrían que esperar un buen rato, incómodamente.

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—. Y dime Amane-kun ¿puedo llamarte así, no? A ti ¿te... gustan las manualidades? .– soltó la pregunta trampa.

Pero Yugi no era tonto, lo parecía pero definitivamente no lo era. Esa frase le hizo saltar las alarmas.

« ¿Lo sabía? »

Era obvio que era consciente de sus regalos, lo veía desenvolverlos a diario. De hecho, hoy le gustó bastante la expresión que puso cuando vió el avión de papel hecho de páginas de libro que le dio en esta ocasión.

Le gustó porque ese avión era especial y diferente a los demás presentes.

Pero dejando eso de lado, debía concentrarse en el ahora, el inquieto rubio que lo miraba inquisitivamente en espera de una respuesta.

Debía usar todo lo que aprendió alguna vez en los libros de psicología que pidió de la biblioteca.

—. Oh, claro! .– sonrió ampliamente al ver la emoción en los ojos azules del contrario, trato de no titubear en su siguiente movimiento —. Mi hermano y yo amamos las manualidades, nuestra madre nos enseñó desde muy pequeños .–

Kou se veía satisfecho hasta que escucho la palabra « hermano ».

—. ¿Hermano? .– dijo un poco confundido.

Perfecto, ya le había cambiado de tema.

—. Tsukasa, mi gemelo, está en otra sección por su irremediable conducta... Es algo intensito .– río por lo bajo.

La risa de Amane era suave, como un susurro contagioso y esponjoso.
Minamoto sintió la necesidad de acompañarlo, aunque lo que dijo no le causo tanta gracia como para reír, el lo haría por seguir animando al otro a hacerlo.

Su risa era linda.

Se acercaron un poco, chocando casi hombros, y sin saber cómo, se tomaron de la mano por inercia.
Ninguno pareció notarlo, estaban tan cómodos con la presencia del otro que lo olvidaron por completo.

Estuvieron así unos minutos, hasta que las carcajadas se fueron apagando y sus estómagos comenzaron a doler un poco.

En ese momento algo pareció hacer click en la cabeza de ambos, sostuvieron su pecho recuperando el aliento. Detuvieron su caminar y se voltearon a ver con algo de sincera preocupación en sus rostros.

—. ¡Deje a mi hermano esperando! .– prácticamente gritaron al unisono.

Y luego echaron a correr, juntos.
Aún con las manos entrelazadas.