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Amane estaba de nuevo en su hogar. Ya se estaba acercando la hora de salida en la academia Kamome, y por ende, vendría en unos minutos su gemelo.

Estaba echado en el suelo de su habitación, simplemente mirando su techo recubierto de pequeñas estrellas de plástico que brillaban en la oscuridad, contándolas una por una de nuevo.

Podría haber salido afuera, ir de compras o al parque a caminar. Tener una de esas escapadas adrenalinicas que tenían los adolescentes de su edad. Pero se quedó en su habitación.

No se sentía muy motivado como para dar un paseo justo ahora, acababa de faltar a clases, ir de contrabando a dejar el almuerzo a su hermano y por si fuera poco, involucrar a su mejor amiga en el asunto de los regalos.

Estaba preocupado por ella, pero confiaba en su buen juicio y habilidades para pasar desapercibida.

Su teléfono estaba tirado a su lado, ni lo que las posibilidades que el internet le pueda ofrecer le parecían más interesantes que contar pequeños pedazos insertes de plástico en su techo.

Su mente estaba hecha un revuelto, tanto que no sabía a cual pensamiento hacer caso primero.

¿Tsukasa estaría enojado con él por su descuido?

¿Nene habrá podido entregar el regalo a su amado sin tropezar y romperse una pierna sin querer?

¿Siquiera el regalo era lo suficientemente bueno?

—. Ugh... .– suspiro pesadamente y tapo su rostro con ambas manos —. Si tan solo las palabras se dejarán de escapar de mi estúpida boca cuando lo tengo cerca, podría hacer una confesión normal en vez de estos regalos de acosador... .–

Absorto en sus pensamientos, cerro los ojos en un intento de poner su agetreada mente en orden.

¿Acaso la vida lo odia o tiene un embrujo?


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El rubio abrió lentamente el envoltorio típico de su admirador secreto. Tenía miedo de encontrar algo muerto un día debajo de su carpeta.

Pero para su sorpresa, no lo fue. De hecho está vez era algo bastante lindo. Una pequeña cajita de cerillos decorada como si fuera un bus zonal.

Estaba rigurosamente detallada sin perder su toque extravagante, y de hecho era bastante resistente al tacto.

Kou no tenía palabras, era la primera vez que recibía un regalo hecho a mano, y más aún por parte de un desconocido que hasta ahora solo le regalaba objetos sin sentido aparente.

El pequeño bus se podía abrir aún como una caja de cerillos, dejando expuesta en su interior una nota junto con un caramelo de naranja considerablemente grande.

« Mientras esperaba en el semáforo poder cruzar la calle, tu autobús se detuvo justo enfrente de mí, y cuando te diste cuenta de mi mirada sobre ti, el condenado vehículo se largo

¿Lo recuerdas? »

Oh mierda, claro que recordaba ese momento, pero olvidó por completo el rostro de la persona con la que cruzo miradas ese día.

Fue tan rápido que apenas noto que era un estudiante de la academia por el uniforme. Pero de algo estaba seguro ahora.

Tenía un admirador secreto y no una admiradora secreta.

Su rostro se encandecio en ese momento, una mezcla de vergüenza con algo de rabia por no poder recordar claramente las facciones de ese muchacho que lo miraba con gran devoción a través de la ventana del bus.

Lo miraba como si fuera una pintura en un museo en los escasos segundos que sus ojos se encontraron.

Se sentía alagado y hasta algo avergonzado, nunca de había emocionado por algo así.

La clase ya había empezado y el exorcista todavía seguía sosteniendo el pequeño objeto debajo de su carpeta analizando cada detalle.

Se veía como un trabajo pulcro y delicado digno de un artista, o alguien con una afición a las manualidades.

Tras dar unos parpadeos, recobro la compostura y guardo lentamente en su maleta el regalo de este día, le había encantado este detalle por parte del anónimo, pero sin embargo ahora tenía una nueva duda en su mente.

¿Quién demonios era ese chico?

Recordaba sus ojos, su mirada y que tal vez tenga el cabello oscuro, pero nada más que eso. Ningún indicativo de su aula, grado o sección, con esa descripción podría ser cualquiera de hecho.

Aunque el docente ya haya empezado a dictar sus sesión, Kou seguía sumido en sus pensamientos, tratando de darle forma al recuerdo de ese muchacho de ojos claros y grandes. Ni siquiera recordaba su peinado o algún detalle distintivo. Estaba en nada.

El sonido de la tiza golpeteando contra el pizarrón seguía y seguía mientras podía escuchar a alguno de sus compañeros de clase preguntar sobre el tema, sin embargo, él estaba haciendo garabatos sin sentido en su libreta, tratando de descartar alumnos que conocía y señalando sospechosos.

Parecía un detective investigando un asesinato en vez de un adolescente tratando de descubrir la identidad de su enamorado. Se lo estaba tomando muy en serio.

¿Tal vez algún compañero de la clase de Mitsuba? Navegando entre sus recuerdos, solo alcanzo a concluir que era alguien de su misma edad o un par de años menor, estatura baja y bonita sonrisa.

Espera... ¿Bonita sonrisa? ¿Acaso le parecía lindo un maldito acosador que le dejaba ofrendas a diario. Quién probablemente este planeando secuestrarlo y encerrarlo en su sótano?

Bueno... sí. Pero solo un poco, apenas y lo recordaba bien.

El tiempo pasó volando, cuando menos se lo espero, tocó el timbre que daba paso a la siguiente hora de clase, dando por concluida matemáticas. Pero Kou solo podía pensar en ese misterioso chico y su regalo.

Usualmente no le tomaría tanta importancia, solo algo de preocupación usual, pero nada más. Sin embargo, al darse cuenta que tal vez pueda dar con la identidad del misterioso anónimo, le dió una especie de motivación. Como si en vez de dedicarse a admirarlo de lejos, ahora quisiera que lo busque. Sintió este regalo como una total invitación a averiguar quién era si podía.

Y claro, Minamoto no podía decir que no a un buen reto.

Tras llenar cinco hojas enteras con sus apuntes sin pies ni cabeza sobre el anónimo, decidió que ya había tenido suficiente de especular con sus amigos sobre quién podría ser la persona que tenía tanta dedicación al enviar día tras día sin falta, regalos.

Ya era hora de algo de acción, era el momento de buscar a su admirador secreto, o al menos intentarlo.

¿Qué podría salir mal?

𝙂𝙞𝙛𝙩𝙨 𝙣' 𝙨𝙩𝙖𝙧𝙨 ,, ᴴᵃⁿᵃᴷᵒᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora