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—. ¿Y ya se besaron? .– le dijo a su hermano prácticamente gritandole con una amplia sonrisa dejando al descubierto sus pequeños e inofensivos colmillos.

—. ¿Se besaroooon~? .– insistió el menor mientras se acercaba al contrario con una cara más pícara.

Los gemelos Yugi caminaban a paso lento por las calles, bueno al menos el mayor caminaba lento, puesto que Tsukasa Yugi caminaba irregularmente dando brincos y cruzandose de vez en cuando.

¿El Motivo? El menor descubrió por casualidad (espiando las conversaciones que tenía con Yashiro) que su gemelo al parecer estaba enamorado, y se rehusaba a decirle de quién.

Así que como buen hermano menor, decidió fastidiar lo hasta que suelte la sopa y le diga de quien se trata.

O al menos le diga una pista que él pueda seguir y averiguarlo por su cuenta, sobra decir que el juego favorito del chico de ojos caramelo de pequeño era detectives y ladrones.

Sin embargo, esta era la tercera vez en la semana que el mayor de los dos era acosado con preguntas al azar respecto a su misterioso amor.

Ellos tenían una buena relación de hermanos, pero a veces Amane se sentía bastante hostigado por el bombardeo de preguntas del pequeño.

Además, él se lo contaría con mucha tranquilidad, ya que tiene  una confianza bastante lograda... claro si es que el chico amante de la astronomía no supiera que la primera reacción de su gemelo al enterarse sería buscar a la persona y decirle sin pudor alguno los sentimientos que el mayor le guarda.

—. Tsukasa... porfavor para, terminarás resbalandote por hablar tanto mientras caminas .– sentencio el azabache sin mucho rodeo, puesto que la actitud del menor estaba haciendo que su rostro se torne de un tono carmín en signo de vergüenza.

La sola idea de besar los labios del rubio lo hacían sentir miles de mariposas en su estómago, un cosquilleo único que nadie antes lo había hecho sentir.

Esa situación imposible de realizar, era uno de los mas grandes anhelos del mayor de los Yugi, pero bien sabia que difícilmente iba a darse.

Soltó un suspiro pesado para tratar de alejar ese pensamiento tan idealizado de su mente, y centrarse en que regalo iba a preparar esta noche para su amado.

Ante los signos claros de cansancio del chico del llavero de astronauta, Tsukasa dejó de insistir respecto al tema, se guardaría sus preguntas hasta el día siguiente.

El caminó después de eso fue mas ameno, el sol bajaba lentamente en el cielo dejando ver débilmente el brillo de las estrellas.

Brillo, estrellas, cielo... Eso es lo que Amane estaba buscando para darle! Que buenas ideas le surgían siempre cuando caminaba a casa.

—. A–ha!, eso es lo que estaba buscando... .– murmuró para su mismos sosteniendo su mirada en el cielo que se oscurecía con paciencia.

—. ¿Buscar que cosa Amane? .–  volteo hacia atrás con curiosidad, el Yugi menor que estaba un metro adelantado en el camino de su hermano pero aún podía oir bien todo.

Un silencio incómodo se hizo presente entre los dos, tal vez debería dejar de hablar en voz alta tan seguido.

—. Esta bien~! No me lo cuentes, quiero que sea un misterio hasta que pueda ver que regalo le harás hoy... .– exclamó Tsukasa con algo de malicia para molestar al contrario.

Después de eso el chico de colmillos se adelantó hasta llegar a la puerta del hogar, saltando triunfal en la entrada mientras daba saltos cortos diciendo « gané! gané! »

Como es que habían llegado a la preparatoria juntos siendo que él menor pensaba aún como un niño? Nunca lo entendería.


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—. Estoy algo cansado, iré a dormir, buenas noches a todos .– dijo Amane levantándose de la mesa donde cenaba hasta hace un momento junto con toda su pequeña familia.

Su padre asintió afirmativamente mientras daba un sorbo a su taza de café, mientras que su madre se limitó a darle una de sus cálidas sonrisas y lanzarle un beso de buenas noches.

Eran una familia bastante taciturna, a excepción de Tsukasa.

—. ¡Buenas noches hermano, descansa bien! .–  exclamó alegremente el azabache levantando su mano y moviéndola repetidas veces en signo de despedida.

La mujer mayor no tuvo reparo en corregir la actitud de su hijo menor, siempre había sido así de enérgico desde niño, ya no había mucho que hacer.

Con pasos rápidos el chico de orbes doradas subió al segundo piso de su hogar caminando hasta su propia habitación.

Una vez ahí cerro la puerta tras de sí y dio un largo suspiro de alivio, ahora podría materializar todas las ideas que surgieron a lo largo del día.

Sin más que hacer, porque dormir ahora no era una opción para él, se sentó es su escritorio de madera frente a su ventana. Miró dudoso el cielo nocturno entrecerrado los ojos y luego sonrió.

Abrió uno de los cajones del mueble y saco una caja de cerillas vacía, papel de colores, pegamento líquido y mucha brillantina.

Oh si, esta vez se esmeraría en el regaló para su interés amoroso.

Pasarón una, dos, tres horas, luego eran l2, después las 1 y así hasta las 4am.

Finalmente miro su obra maestra y le dedicó una sonrisa de orgullo, justo como las que su madre le daba de pequeño cuando hacía algún dibujo y se lo mostraba.

Tomo una hoja de papel seda color amarillo cadmio y enrollo meticulosamente el pequeño artefacto.

Estaba listo, ahora solo quedaba entregarlo! Y bueno, esperar a la reacción del joven exorcista.

Rendido cayó en su cama, pero contento de haber logrado con éxito otro presente para el Minamoto.

Cerró los ojos con una sonrisa es su rostro y abrazo su almohada, cabe resaltar que no de molesto en ponerse el pijama, de hecho se durmió con el uniforme escolar puesto, para ahorrar tiempo en la mañana según él.

Se dejo arrullar por el sonido de las cigarras y durmió plácidamente, como no lo había hecho en mucho tiempo.

Ah~ la mañana siguiente iba a ser perfecta ¿no es así?

Bueno, eso hubiera pensado al despertar de su sueño para darse cuenta que no solamente de había olvidado de hacer sus deberes.

Sí no que eran las 10 de la mañana y que su hermano no se había molestado en despertarlo, otra vez.

Además su despertador estaba falto de batería y por eso no había sonado.

Y para terminar de completar la día, recordo que sus padres habían salido y que dejaron a Amane a cargo de comprar abarrotes temprano para preparar su desayuno y cocinar la cena para él y su gemelo cuando regresen, puesto que la despensa estaba completamente vacía.

—. Oh mierd- .–

𝙂𝙞𝙛𝙩𝙨 𝙣' 𝙨𝙩𝙖𝙧𝙨 ,, ᴴᵃⁿᵃᴷᵒᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora