CAPITULO III

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El sol pegaba en la recámara de Jimin, llenando el lugar de luz y calidez. Aún así, el príncipe Park descansaba tranquilamente con su antifaz, para protegerlos de los rayos de sol.

El reino se encontraba en paz, todo se sentía normal y genial. O eso fue hasta que su hermana entró corriendo a su cuarto para despertarlo acompañadas de la hadas que cuidaban de ella.

-¡Príncipe, príncipe! -coreaban las hadas volando a su alrededor.

Su hermana soltó encima de él.

-Hermano mayor~ -canturreó su hermana Nayeon

Jimin lloriqueo y se ocultó bajo sus sábanas.

-Déjame dormir, Nay-se quejó.

Su hermana pesaba mucho, quería seguir durmiendo, había pasado toda la noche leyendo hasta prácticamente el amanecer. No había podido parar luego de el primer capitulo, siguió y siguió sin parar. La historia lo había atrapado y cuando se dió cuenta eran la 5 de la mañana.

El tiempo pasaba volando.

No lo volveré hacer más, hoy dormiré temprano, se aseguró, aunque sabía que eso era una enorme mentira de su parte.

Pese a sus súplicas Nayeon, su hermana menor, no se detuvo y empezó a saltar en la cama.

-¡Levanté, levántate, hoy es tu cumpleaños! -le recordó emocionada sin parar de brincar-. ¡Muchos regalos llegaron hoy! ¡Tienes que abrirlos, quiero ver!

-¡Muchos, muchos regalos, príncipe! -corearon las hadas -. ¡Su madre la reina ha pedido que despierte!

Nayeon dió un último brinco y salto de nuevo arriba de su hermano dejándolo casi sin aire por el impacto.

-De acuerdo, de acuerdo, me levanto, me levanto-luchó por salir de las sábanas para conseguir algo de aire - ¡Nayeon bajate, me asfixias !

Nayeon río y se bajó de la cama corriendo a la salida. Jimin la miró algo molesto cuando logró salir dentro de las sábanas, no le gustaba que lo despertarán, prefería despertarse por si solo.

-Te espero, no tardes -lo amenazó su hermana-. O vendré y te echaré agua fría de la nevera, con cubos de hielo -le aseguró con una sonrisa malvada.

Jimin rodó los ojos y su hermana se fue.

Podía volver a dormir, pero sabía que su hermana cumpliría su palabra, así para no tentar a su suerte no le quedó otra opción que despertarse totalmente.

Tomó una ducha, se vistió, lavo sus dientes y mientras hacía todo eso se instaló poco a poco una extraña sensación, presentía que algo pasaría, pero no sabía exactamente qué.

Aunque tal vez aquel se sentimiento de debía a qué hoy era un día especial.

Jimin sonrió contento al salir de su habitación.

Hoy era su cumpleaños número veinte, y tal vez podría ser o sonar como cualquier cumpleaños normal, pero no lo era, tener veinte, además de ser la edad a la plena juventud, significaba en Winderwordl, ser oficialmente mayor de edad. Un elfo no lograba la mayoría de edad a los 18, sino a los 20 años, ya que se creía que había una mayor responsabilidad, una mentalidad madura y las personas eran lo suficientemente competentes para tener responsabilidades de mayor importancia.

Y eso a Jimin le alegraba.

Ahora podría colaborar y contribuir en el reino, podría ayudar a su padre y su voz sería escuchada y respetada. Inclusive podría...tomar las riendas de su vida, poder hacer lo que quería.

龍 (Tatsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora