prólogo

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‹Estoy cansado de la misma rutina de siempre, lo tengo todo. Belleza, dinero, una familia que me ama. Sin embargo, siento que me sigue faltando algo. ¿Que es?› Suspirar. ‹Que pesar.› Resoplo.

No mentía y tampoco era narcisismo cuando decía que tenía belleza. Empezado por sus ojos almendrados, ese hipnotico color es tan hermoso. Es como ver dos enfurecidas y muy vivas llamas listas para quemar todo aquello que lo haga enfurecer.

Tiene un cuerpo de ensueño, músculos definidos. Bien mide 1.89 metros de altura, sensual espalda con unos magníficos hombros anchos. Muy finos y marcados pómulos, labios rojos con ese corazón de cupido. No es una exageración decir que ni la escultura más bella podría plasmar un poco de su belleza.

—Estoy tan aburrido—Gira su silla, viendo más allá de la ventana.—Mi hermano no se encuentra en casa, ¿a quién se supone que le jugué bromas?—Hundió sus dedos en ese sedoso y muy lacio cabello amarillo tirado al dorado.

Parecía que él quería encontrar algo que lo haga sentir vivo, que ponga su vida a límite y poder salir de esas dificultades que muy seguramente le regalarían una e imaginable diversión.

—¿Que puedo hacer para motivarme?—Cruza sus largas piernas, apoya su mejilla sobre la palma de su mano—No es divertido ver a las mismas personas una y otra vez—Levanta su otra mano, apuntado al cielo con su dedo—Vamos, Dios. Ponerme las cosas difíciles para tener algo de diversión. ¿Sí?

El cielo azul retumbó ferozmente, derramado una gran cantidad de agua. De despejado pasó hacer noche por la oscuridad que desprendían esas nubes.

‹Con ese retumbar frente a mis ojos apareció una pantera negra, algo tierna por su tamaño aunque quería parecer intimidante e intelectual.

Me entro mucha curiosidad por saber de que estaba hecha, porque desde aquí podía notar que no es un animal de verdad ni un peluche de felpa.

Al agarrarlo sentí que era muy duro, eso me dejo todavía más intrigado. Estaba sostenido un pequeño robot en forma de animal.

<¿Puede soltarme?> ¿Que le pasa? Su mirada es tan inexpresiva que me causa inquietud, algo que no debería de sentir para empezar.

—También puedes hablar—Suelta a la pantera.

<Hola, joven Luciel> "Espero y no se asuste" es lo que pensaba anteriormente, sin embargo no hay nada de eso en su rostro.

Soy yo el que se encuentra nervioso en vez de él, la comunicación es más fácil con un alma muerta que un ser vivo, está es mi primera vez interactuando con humano que no está muerto.

—Aja—Le indica que prosiga.

<Mi nombre es 066, un sistema diseñado con el único propósito de ayudar a las pobres almas que súplica venganza, o anhelan algo que no pudieron cumplir antes de morir injustamente. Se podría decir que fuimos creados en base a su recientemente y oído.›

—Ya veo—Contesta casual.

<¿No le interesa?> Su falta de interés me está poniendo los nervios de puntas. <Puede ir a diferentes mundos interpretado diferentes personajes y golpeado a quienes se lo merecen, con el meto que mas le guste.>

—¿Tengo libre albedrío?

<Sí. No solo eso, si cumple sin ninguna falla las 12 misiones, podrá pedir dos deseos. Si falla una misión tendrá una penalización, nada peligrosa pero su duele mucho. Y se le termina agregando otra hasta completar las 12 misiones...>

—Bien—Interrumpe.

<¿Qué?>

—¿Dónde firmó?—Se escuchaba interesante, eso era mejor que estar sentado en esa silla, haciendo lo mismo de siempre.

<Déjeme terminar la explicación, después no quiero reclamos e insultos.>

—Solo firmemos ya, antes de que me arrepienta—Advierte.

066 se estaba arrepintiendo de ver aparecido frente a Luciel. Tenia una inquietud de peligro, aún asi le mostró el contrato, ambos lo firmaron después de que Luciel terminara de leerlo.

—¿Que es esto?—Frunce el ceño al ver ese anillo de una serpiente negra de ojos rojos, en su dedo anular.

<Por eso le dije que me dejara explicarle> 066 ya se estaba frustrado y eso que ni a empezado su viaje. <Ese anillo ira recolecta la energía de cada mundo, cuando tenga el 100%. Emitirá una luz roja que indica la finalización de su misión y que podemos irnos de ese mundo.>

—Entiendo—Le fastidiaba tener eso en su dedo, de igual manera se lo dejo puesto.—Vámonos.

066 creyó que Luciel solo era un hombre que quería dejar su aburrimiento, más no sabía que es un tipo sádico con quien lo saque de quiso y un completó loco desenfrenado cuando algo llama su atención. Pobres de las personas que lo hagan enojar.

Castigando las injusticias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora