capitulo 11

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Lúgubre y asquerosamente yacía el suelo manchada que ese hombre estaba pisando, de mirada eufórica. Sonríe extasiado ya sea por los gritos desesperados de la persona moribunda sobre la mesa, o de los que se encuentran encerrados en un jaula.

Cortaba al ritmo de la canción que estaba sonando de fondo, mientras carcajea y baila todo un enfermo hasta hubo momentos en que beso unos labios palidos, fríos, y sin vida.

‹Me gustaría tener en esta mesa al molesto de Elijah, una maldita lastima que él tenga tanto poder como yo, por eso no puedo tocarlo y disecarlo. Estoy seguro que Elijah piensa lo mismo con respecto a mí, todo por culpa de nuestras familias y sus estúpidas decisiones de comprometernos sin pedir nuestras opiniones.

Elijah y yo nos odiamos a muerte no es para nada un secreto, los dos somos completamente diferentes y con pasatiempos distintos, yo odio sin razón al alguna a Elisha, y el me odia por el simple hecho de que mi familia si me ama, me entregan todo lo que quiero solo con pedirlo.

En cambio a él lo educaron estrictamente de todas las formas posibles para servirme, para estar debajo de mí, en la cama. Ese es el coraje de Elijah, el tener que soportar toda esa mierda desde pequeño.› Sonríe perverso.

Fue idea de Elam que algo así la pasará al villano, solo un chico pequeño cuando expresó que no pensaba casarse si a su prometido no lo educaban para hacer obediente, para abrir las piernas debajo de él sin refutar.

Solo basto que dijera eso para que la vida de Elijah, (en ese entonces la familia del villano estaba pasando por un mal momento, es por eso que cedieron) se volviera tan nauseabunda y que si odio se fuera acumulando con el pasar de los años.

—No perderé la esperanza de que en algún momento le quitaré esa arrogancia a ese tipo llamado Elijah.—Mira los ojos asustados de esa persona en la mesa.—¿También lo crees, verdad?—pasa la hoja filosa por las mejillas de esa persona.—Una lastima que no tenga una debilidad porque podría hacerlo sufrir de esa forma, una lastima...

En eso que suena su celular he interrumpiendo su concentrado momento, no tenía planeado responder pero recordó que tenía una cita muy importante y no podía perderse esa cita.

—Hola, Dalton.—Su voz macabra cambio muy rápida, eso asustó todavía mas a las personas encerradas en ese andrajoso lugar.

Elam y Dalton se han estado viendo desde el momento en que se conocieron, ambos no perdieron la oportunidad de darse el número de celular, enviarse a una bebida en ese mismo instante.

Ambos no entendía del porque sintieron esa rareza, queriendo estar mas tiempo juntos, por lo que optaron reunirse tres veces a la semana para descubrir que era esa extraña sensación que siente al estar juntos.

—Solo llamaba para confirmar si sigue en pie la cita.—De repente se sintió tímido.—Ya que eres un hombre ocupado por eso no anime a llamarte.

Dalton busca cualquier excusa para comunicarse con Elam, si por él fuera ya se le hubiera confesado. Sin embargo Dalton no quiere verse demasiado obvio, tampoco sofocar a Elam.

—Espero no haber interrumpido nada.

‹Esos molestos sujetos que dañaron a mi hermanito, no se encuentra por nigún lado. Hasta he ido a levantar una denuncia para que los encuentre ya que, sus familiares no lo hacen.

Luciel también sigue sin intenciones de salir de su habitación, en está ocasión le ha metido llave a todo para que nadie entre a la habitación sin su permiso. Mis padres seguramente no tardan en perder la paciencia, sobre todo al notar que sus sueños de tener dinero no se podrá porque el ex jefe de Luciel, no está pensado en darles nada. El muy desgraciado sigue justificado su comportamiento desagradable.

Castigando las injusticias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora