CAPITULO 1

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GACELA

Tomo aire, necesito llenarme de paciencia, creo que a veces no soy normal. Ya que tengo pensamientos demasiado oscuros con respecto a mi madre, pensamientos que realmente ninguna hija debe tener.

-Amelia, ¿Por qué eres tan terca? – Me dice mi madre al otro lado de la línea.

La tengo en alta voz, ya que estoy camino a uno de los eventos que he estado organizando desde hace algunos meses, necesito que todo salga bien, ya que esto me garantiza un ascenso. Algo por lo que he estado luchando desde que entre a mis 20 años a la compañía. Ya tengo 25 y aun no lo consigo.

La oigo resoplar, sabe que cuando me quedo callada es porque me niego a seguir su juego y ponerme a discutir con ella, no sé porque sigue con el tema, sabiendo que, si ella es terca, yo lo soy el doble. Siempre tenemos la misma discusión y no se cansa de tocar el tema.

-Estas siendo irracional Amelia Jones, sabes que no necesitas trabajar en esa empresa de medio pelo, teniendo la compañía de tu padre a tu entera disposición.

Coloco los ojos en blanco y me doy un suave golpe en la frente con una de mis manos, tratando de encontrar la paciencia, que hace mucho perdí. A veces creo que cuando la estaban repartiendo, yo estaba en la fila de malgeniados por quinta vez.

-¡Madre! – Le digo tomando un poco de aire – Hemos tenido esta conversación, no sé cuántas veces y llegamos al mismo punto ¿Realmente no te cansas de esto? No voy a ir a dirigir una empresa que no me interesa, voy a seguir organizando los mejores eventos, voy a ganarme mi ascenso y seré conocida como la mejor organizadora, aquella que todos harán filas para que yo haga de sus fiestas las mejores ¿Entendido? – Vuelvo a tomar aire – El hecho de que no te guste, no significa que yo no puedo hacerlo. No me hagas mandarte a la mierda una vez más – Replico con sequedad.

Mi madre siempre ha sido una perra, simple y llanamente, todo lo quiere controlar, es su hobby favorito, disponer de la vida de los demás a su antojo. La verdad no entiendo como mi padre se casó con ella.

-Tanto esfuerzo para nada, tienes todo un imperio a tus pies, esperando por ti. Además, vives a una hora de nosotros ¿Cómo puedes vivir solo viéndonos los días que tienes libre?

¡Oh! ¿Cómo puedo sobrevivir así?

Mi dentista y mi ginecóloga tambien viven a una hora de mi apartamento, y toda me esfuerzo para ir a verlas una vez al año, y para ser sincera esas visitas son más dolorosas.

-Madre. Tengo cosas que hacer, hablamos otro día, quizás el otro mes – Mi paciencia llegó a su límite, con mi madre me dura, menos que con el resto de las personas. Ya me estoy quedando sin energía y apenas estoy comenzando el día, y para ser sincera, no quiero esforzarme en mantener esta estúpida discusión por más tiempo. Siempre llagamos a lo mismo, ella se enoja, me insulta yo la escucho y le cuelgo.

¿No se cansa de lo mismo todo el tiempo?

-¡Amelia Jones! No me vayas a... - Click.

No la dejo terminar de hablar, tengo muchas cosas que hacer, para seguir en una conversación que no me aporta y que solo me resta tiempo y energía.

Con mi madre siempre si no es una cosa, es otra, pero siempre se las arregla para criticarme. Nunca está contenta con mis decisiones, solo me crítica y busca la manera de juzgarme. No entiende que esta es mi elección de vida. Nací en una ciudad llamada Cambridge, se encuentra a una hora de Londres, donde actualmente vivo, soy una de las mejores organizadoras de eventos que está en ascenso y está luchando por el cargo de directora general en la compañía.

OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora