CAPITULO 11

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ADVERTENCIA:

Antes de comenzar el capítulo quiero decir que se van a relatar escenas de sexuales gráficas, incluidas actividades fetichistas, pervertidas y relacionadas con el BDSM. Juegos de dolor (incluyen los azotes, mordiscos, arañazos, pellizcos, tirones de cabello)

Asfixia.

Sexo oral.

Nauseas/salivación.

Sexo duro sin preservativo.

Por favor, si no te gusta las escenas donde se fuerzan las cosas, donde la protagonista es perseguida y sometida, donde el protagonista tiene comportamientos cuestionables, te pido que no leas el capítulo, va a estar fuerte.

No romantizo lo aquí escrito, es solo para el disfrute de las personas que, como yo, le gusta ese lado oscuro de los personajes.

Si aun con esta advertencia decides seguir con la lectura, espero que después no la critiques, ya que para eso aviso.

GACELA

-¿Con quien vas a ir a la fiesta? – La dulce voz de Emma se hacía oír desde el tocador.

Me puse la última capa de lápiz labial rojo brillante. Miré a mi mejor amiga, el reflejo de ella me hizo sonreír, es realmente hermosa. Me sigo preguntando por qué sigue soltera y no le hace falta pretendientes. Se sentó en mi cama, comenzó a jugar con el dobladillo de su travieso disfraz de enfermera.

La empresa está dando una fiesta de disfraces para agradecer a los empleados en arduo trabajo y incentivarlos a seguir trabajando duro.

-¿Con quien voy a ir? – Miré el reflejo de nuevo y pasé mis dedos por mi larga melena rojiza. Ajusté las orejas de conejo encima de mi cabeza. Mi disfraz de conejita era sexy, pero no rayaba en lo vulgar.

La falda cubre mi culo y la parte superior era un hermoso sostén blanco. Sujeté la cola esponjosa a la parte posterior de mi falda, justo en el centro de mi trasero antes de darme la vuelta.

-¿Por qué no invitaste al guapísimo hombre misterioso del club? – Emma se levanta de la cama y se da un ultimo vistazo en el espejo de mi habitación.

Blanqueo los ojos.

-No sé su nombre y no quiero ir con nadie, sigo nerviosa por los constantes mensajes que estoy recibiendo y esas malditas rosas negras – Me quejo.

Emma asiente.

-Sexy, debes avisar a la policía – Hace un puchero.

Sacudo la cabeza, sería inútil, dirían que simplemente estoy exagerando, que de seguro me lo busqué o debo estar haciendo algo mal y por eso estoy metida en este lio.

-¿Lista para que comience la fiesta? – Sonrío.

Emma sabe que otra vez evado el tema, asi que, no dice nada, solo asiente con una gran sonrisa y toma nuestros bolsos.

-Embriaguémonos y démosle a ese coño tuyo una noche de esparcimiento – Me empuja suavemente por el hombro.

-Mi coño está cerrado por un largo tiempo – Chillo.

-Solo no has encontrado la persona que tenga la llave de ese candado – Sale de la habitación contoneando las caderas. Yo simplemente le doy una mirada divertida y la sigo.

Era dulce y rosado. Se derretía en mi boca, el azúcar se deslizaba por mi garganta.

-¿Qué es todo esto? – Los grandes cafés de Emma miraban asombrada toda la decoración del lugar – Te luciste bastante.

OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora