Mi amuleto de la suerte. [Midorima Shintarou]

Parte 1: Odio.

Hola a todos!! Aquí parte una nueva historia que creo será corta. Quería explicar que esta es la historia que prometí por mis 200 seguidores, siento mucho la tardanza pero quería terminar mis otras historias para poder dedicarme al a las que había prometido ^^Esta primera historia esta dedicada a Miniremi quien quería un fic con Midorima. Haré mi mejor esfuerzo para que te guste

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(1) Tu nombre

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Caminaba lentamente mientras en su mano derecha apretaba fuertemente aquel pequeño objeto que siempre le había acompañado. Rogaba al cielo que los resultados para el ingreso a aquel instituto fuesen positivos ya que desde que tenía conciencia había soñado con entrar a Shutoku. Buscó su nombre en la gran lista de aprobados, con el corazón latiendo al borde de escapar por su pecho y su mano con la circulación sanguínea cortada de tanto sostener su puño.

"(1), (1), (1)" -buscaba con la mirada su nombre, casi olvidándose de los ruidos a su alrededor y los otros jóvenes que buscaban lo mismo que ella.

Shutoku siempre había sido el instituto de sus sueños, esto debido a que su madre fue alumna de aquella institución y siempre le había hablado maravillas de los años que cursó pero sobre todo porque allí ella había conocido al amor de su vida y quien posteriormente se convirtió en su padre. Con el apoyo de sus progenitores y la fiel convicción que aquello era su futuro, se presentó para dar el examen de admisión.

Quería gritar pero las palabras se atoraron en su garganta, frente a ella había encontrado su pequeño nombre y la calificación que había obtenido en el examen, algo sorprendente que sus ojos no creían puesto que todas las semanas de estudio intensivo habían dado prósperos frutos y ahora ella era parte de aquel instituto. Estaba tan emocionada que algunas lágrimas se deslizaron con facilidad por sus mejillas, nublando su vista en cuanto intento caminar, hasta ese momento no se había percatado de la multitud que la rodeaba, todos esperanzados en los resultados pero aquello fue como si se encontrase en una jaula, y no sabía cómo salir. Pasando algunos dedos bajo sus parpados para secar las lágrimas, quiso salir, tuvo que dar algunos empujones puesto que su débil voz se perdía entre los gritos de los presentes. Cuando al fin se liberó de esa trampa humana dio un pequeño tropiezo, cayendo sobre el cuerpo de alguien más, quien por suerte era mucho más grande que ella y ni se movió ante la fuerza de la chica.

-Fíjate por donde caminas, niña -soltó un joven con una voz arrogante y sin mirar hacia abajo a la chica junto a él.

-Lo siento -se disculpó con vergüenza mientras observada a aquel chico que ni siquiera le dedico un segundo de su atención, masculló algo entre dientes y continuo su camino. - ¿Qué se cree este tipo? -Observó cómo se alejaba para no perder algún detalle de aquel muchacho, ahora no tenía tiempo ni ganas de discutir por cosas absurdas pero cuando la euforia por entrar a Shutoku se fueran, aquel chico de pelo verde tendría una intensiva charla con ella.

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Había esperado aquel día como una si fuese una niña de primaria, con su uniforme impecablemente planchado y un bolso apoyado en su hombro derecho, aquella mañana su padre la había dejado en las puertas del instituto y como si su pecho se reventara de alegría en cualquier momento, inhaló el olor de las flores cercanas. Concentrada en absorber todo lo que sus ojos pudiesen otorgarle en aquel minuto, se dejó llevar por el ruido del ambiente; las risas de las chicas, el timbre de las bicicletas a su alrededor, las típicas charlas de los jóvenes y las anécdotas sucedidas en las vacaciones, terminando al final en las mismas preguntas de cada año, si volverían a ser compañeros de salón. Todo un mundo nuevo para ella, una nueva etapa en su vida, en el instituto que siempre había soñado y tenía todas sus expectativas en ser una gran estudiante y... un leve golpe por la espalda la saco de sus pensamientos.