Isabell(Isa).
Me estaba arreglando cuando uno de mis primos toca la puerta de mi cuarto avisándome que me están buscando, eh informó que todavía me estoy arreglando.
Ya me había colocado mi ropa que se basaba en unos tenis completamente blancos, un pantalón estilo militar y una camisa manga larga negra de tela de gamuza. Yo andaba con mi estilo, estaba super cómoda con lo que estaba usando.
Solo me faltaba un poco de maquillaje y arreglar mi largo cabello y estaba lista.
Cuando termine de arreglarme decido salir. Afuera de mi casa están Castro y mi mejor amigo Jesús.
Algo que no pude ignorar era que Castro me miraba de pies a cabeza, pero no decía nada, incluso llegué a pensar que me iba a decir un comentario sobre mi apariencia pero también se que Castro es muy penoso, así que no me hize muchas ilusiones.
Nos sentamos, hablamos un rato hasta que me vi en la necesidad de ir a prepararme un trago. Algo que estuviera preparado con bebidas que me gustan. Mi padre me ah dicho muchas veces que no mezclara bebidas porque las personas se ponen bien ebrias rápido. Pero yo aveces no le hacía caso, es que las bebidas que yo preparaba sabían tan bien que me hacían olvidar.
Y un dato curioso es que por más de que eh ido a pocas fiesta donde sirven licor y también las bebidas que yo preparo.
Orgullosamente afirmó y confirmó que yo jamás me eh embriagado.
Así que sin prestarle atención a la mirada acusatorio que me brinda mi padre, agarro un vaso en que mezclo un poco de sevillana(lo suficienteno demasiado), champaña(muy poco), y un poquito de refresco. Lo pruebo y les aseguro que es la mejor bebida que eh probado. Es tan dulce y divina que quedo encantada.
Voy otra vez con los muchachos y ellos me observan. A lo que yo hablo.
—¿Quieren un poco?—ofrezco mientras les doy el vaso con la bebida.
Ellos asienten y el primero en dar un trato es Castro, da un trago pequeño y después se lo pasa a Jesús. Este último da un gran trago y grita.
—¡UUUUUUU!—Mira hacia el cielo—. Esto es una delicia Dios mío —agrega—.¿Lo preparaste tu verdad?—más que una pregunta el más bien parece afirmarlo así que yo se lo confirmo asintiendo.
—Esta divino Dios que bebida pa buena nojoda—afirma todavia emocionado por lo que se echa otro trago.
—¿Sabes a que me recuerda este momento?—preguntó un poco nostálgica mirando el piso.
—¿A qué?—pregunta con curiosidad Jesús, Castro nos observa tranquilamente.
—A Borges—digo—. Este es el primer diciembre que no esta con nosotros.
—Lo dices como si se hubiera muerto—comenta Jesús con burla.
—Es cierto pero no está aquí con nosotros—repito—. Aún recuerdo el diciembre pasado, cuando me vinieron a buscar y salimos a caminar por todas las calles cercanas, mientras hablábamos de cosas estúpidas y de las desgracias o cosas graciosas que habíamos pasado ese año. Recuerdo todo eso y me da un poco de tristeza.
—¿Tú crees que yo no siento tristeza?—pregunta—. Para mí ah sido más difícil aceptar que no está aquí, era como mi hermano, estaba conmigo en todo momento, me brindo su apoyo, incluso me ayudaba a no sobrepensar demasiado cuando se trataba de seguir mi sueño.
Definitivamente Alejandro es y será una de las personas más importantes en nuestras vidas. Incluso yo afirmó que no habrá alguien que lo reemplaze. El es el verdadero hermano que no necesita un vínculo de sangre.
En ese momento supe que debíamos cambiar de tema porque el ambiente se iba a poner tenso, además Castro estaba presente y no queríamos hacerlo sentir excluido por no saber que era lo que pasaba en realidad.
Es cierto que Borges o mejor dicho Alejandro es nuestro mejor amigo, pero por cuestiones familiares tuvo que irse del país y nadie sabe cuando va a regresar. Después de todo no es tan malo porque nosotros entendimos también que allá iba a ser feliz ya que su novia se había ido un año antes para allá.
Mire la hora y ya era hora de la cena. Yo invite a Castro, Jesús y Valentina solo que ella iba a llegar con otros dos chicos más que uno era su pareja y el otro era su mejor amigo.
Los dos chicos me cayeron bien cosa que es raro porque a mi mo me cae bien casi nadie pero ajá.
Entonces solo faltaban ellos para así poder cenar.
Al cabo de unos minutos mi mejor amiga llega con los chicos, esta despampanante. Ella y yo siempre hemos tenido estilo diferentes, mientras yo era discreta y reservada, ella era todo lo contrario, ella era más atrevida y de discreta no tenía nada pero era acorde a su personalidad. En mi familia nunca la han tachado como un vulgar o algo parecido así que no tuvo problemas.
Nos preparamos para cenar. Íbamos a comer hallaca con ensalada de pollo y papas y rebanadas de pan de jamón con un vaso grande de refresco. Todo era risa mientras estábamos en la mesa.
Yo me encontraba un poco mareada porque había bebido tres vasos enteros de la bebida que mezcle.
Terminamos de cenar. Mi mejor amiga me dice que se tiene que ir porque su mamá solo le dio poco tiempo de estar aquí, además que ella vive un poco lejos como para andar por la calle a altas horas de la noche.
Así que solo nos quedamos Castro, Jesús y yo.
La noche se me hace eterna hasta que se hace la media noche. Yo ya tengo sueño, estoy cansada y estoy empezando a pensar cosas indebidas las veces que veo a Castro y no se me hace apropiado porque yo solo lo veo como un amigo y así debe permanecer.
Pero no se porque siento una extraña atracción hacia el.
Alejo esos pensamientos, no se pero de repente sentí la necesidad de besarle. Osea Miguel David no es feo, al contrario, es atractivo y simpático pero no se ah que viene este repentino deseo de querer besarlo. Espero que solo sea un pensamiento temporal.
No quiero verme involucrada con alguien más para que al final yo sea la pendeja con el corazón roto.

ESTÁS LEYENDO
Primeras Notas[#1 Voces rotas].
Ficțiune adolescențiDos chicos de clases distintas y de pensamientos distintos se conocen en un pasillo de la secundaria en plena tarde. Esa misma tarde hablan de cosas tan triviales que olvidaron que no se conocían. Después de esa tarde la querida Isabell se le habia...