Había comenzado el primer tramo de ruta con bastante alegría, dejando fluir canciones en la radio a la vez Mia las tarareaba ambientando el trayecto con su melodiosa voz.Era magia.
El clima estupendo, aunque un poco caluroso, pero lo suficientemente soportable para poder bajar las ventanillas y dejarse peinar con aquella brisa.
Mia sacó su brazo en contra el viento realizando gusanitos con sus manos en contra la brisa. Iba tan tranquila y plena a su lado con el cabello suelto y los ojos cerrados.
Casi como si en el mundo solo existieran ellos dos...
La castaña lanzó un suspiro abriendo los ojos y regalando una dulce sonrisa a Benjamín.
—Es muy hermoso por aquí, no sabía de la existencia de este lugar. Aunque la verdad es que no conozco muchos lugares. — comentó Mia tranquilamente.
—Este es solo el camino, verás que a medida que nos vayamos acercando las vistas van a ser más preciosas. — agregó el hombre regresando su atención a la carretera.
—Emm... ¿Señor?
La chica había dejado de ver la carretera para enfocar su mirada en sus manos unidas sobre su falda, como si sintiera pena o vergüenza de sí misma.
—Solo soy Benjamín, Mia. No me trates de señor. — verbalizó con una suave sonrisa para ayudarla a continuar con la duda que la carcomía.
—Benjamín... Se que ha pasado tiempo, pero... Nunca te he dado las gracias.
—¿Gracias? ¿Por qué? Si se puede saber.
—Sobre la noche que he tenido la crisis... Yo, tengo miedo la oscuridad. Y además...
—Esta todo bien, Mia. Además ¿Quién me manda a andar en la oscuridad? Sabes, esa noche me sentí culpable... La mirada de horror que tenía tu rostro me destruyó...
La castaña no dijo nada más y él continuó.
—Espero que no te molestes, pero prácticamente obligué a Logan a hablar sobre lo sucedido y... Quiero que sepas que nada de lo que pasó fue tu culpa.
Giró su rostro encontrándose con la mirada clavada de Mia sobre si, con los ojos llorosos a la vez que transmitían una paz y calidez.
Efectivamente esa mujer era única.
Detuvo la camioneta a un lado de la carretera mientras con cautela estudiaba las reacciones de la chica que años atrás había sido víctima de abusos, lo que menos necesitaba era asustarla y que recaiga en una crisis nuevamente. Mucho menos a orillas de la ruta.
Al detener totalmente el vehículo Mia se soltó el cinturón de seguridad abalanzándose en dirección hacía Benjamín fundiendo en un abrazo. El hombre no lo esperaba en lo más mínimo, tampoco se negó ni desaprovechó la ocasión para sentirla entre sus brazos de una forma diferente a las veces anteriores.
—Gracias por todo. Después de bastante tiempo jamás me había sentido tan bien en mi vida y todo eso te lo debo, muchas gracias... — susurró Mia con lágrimas que desprendían sus ojos, y a la vez en la camisa de Benjamín.
Él por su parte se encontraba en las nubes, casi como si todo fuese a su favor, como si fuese una preciosa historia de amor romántico.
Pasaron así un par de minutos en los que se le hicieron segundos para Benjamín, deseaba fervientemente que durase un poco más. Aunque comprendía que no debía de presionarla.
Y estaba bien para él, él sabía comprenderla y respetarla del modo que seguramente a Logan se le habrían pasado por alto. Aquella nueva puerta que se abrió en su mente daba origen al pensamiento... ¿Qué le había visto a su hijo?
ESTÁS LEYENDO
𝑸𝒖𝒆𝒅𝒂 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒄𝒐𝒏𝒄𝒊𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂 (En Edición)
Misterio / SuspensoBenjamin Henderson es un divorciado detective experimentado de 47 años al que la vida no lo trató muy bien pero continuó con la mejor de las positividades hasta que regresó su hijo de servicio militar con la noticia de que se iba a comprometer. Nac...