Capítulo III

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Charles caminaba orgulloso mientras avanzaba por la pista hacía el avión.
-¡Sergio!
Al oír su voz, Sergio lo miró y sonrió.
-Hola, Charles.
Estaba de pie, dispuesto a subir unas escaleras mecánicas, El viento hacía que la tela de su camisa se le pegara al cuerpo y Charles notó que le subia la tensión arterial.

Aquel hombre tenía unas piernas interminables, jugosas y bien formadas, unas piernas que tomaban a cualquiera de la cintura y no lo soltaban hasta tener un buen orgasmo.
Por supuesto que no tenía ninguna intención de acostarse con su secretario.
Incluso él tenía límites (Hay aja y luego charlangas)
Por lo menos, eso creía.

-¿Conoces a Logan, nuestro piloto? Ya verás lo bien que lleva el avión. No tienes motivo para preocuparte.
-Sí, se ha presentado el mismo. Y no estoy preocupado o nervioso, sino emocionado, porque me encanta volar y ver el mundo desde arriba.
-A mí también-Sonrió Charles, tomandolo del brazo y acompáñandolo con caballerosidad escaleras arriba.

Durante el vuelo, no hablo de trabajo en ningún momento. Queria que Sergio se relajara y lo pasara bien, quería que se divirtiera, quería que dejara de pensar en que estaba aburrido en aquel puesto de trabajo y que necesitaba probar otras cosas.

-¿Champán?-Le pregunto Charles sacando una botella del frigorífico.
-Pero son sólo las dos de la tarde-Contestó Sergio.
-En Mónaco son las ocho, así que podemos tomarnos una copita-Contestó Charles quitando el corcho.
-Esta bien, tu eres el jefe-Contestó Sergio mordiendose el labio inferior.
-Exacto, así que tienes que hacer lo que yo te diga-Comentó Charles entregándole una copa-Por tu primer viaje a Mónaco.
-Es la primera vez que salgo de Estados Unidos-Comentó Sergio muy emocionado.

-¿De verdad?
-Sí, he viajado por el país, sobre todo a Los Angeles, pero nunca he estado en Europa.
-¿No has ido a visitar amigos, ni nada?-Le preguntó Charles, extrañado.

No se lo podía creer. Conocía a varios compañeros que habían estudiado en el mismo colegio que Sergio y se los encontraba normalmente esquiando en Gstaad, en las playas de la Provenza o en los bares de Wall Street.
Sergio dejo su copa sobre la mesa.
-Fui a St Peter's con una beca-Le explico mirandoló a los ojos para ver su reacción-En realidad, no soy uno de ellos.
-¿Uno de quién?
-Ya sabes, de la clase alta o como lo quieras llamar.

Estaba nervioso, así que Charles hizo un gran esfuerzo para no reírse.
-Ya, pues no sé si te haz dado cuenta, pero ahora mismo estas en un avión privado a punto de despegar.
-Ya, pero esto es trabajo-Contestó Sergio haciendo un gesto con la mano para restarle importacia.
Charles también dejo su copa sobre la mesa.
-No quiero que hablemos de trabajo. Eres vital para el crecimiento de Hérve. Si te quedas con nosotros harás carrera-Le dijo a modo de desafio personal.

Le encantaban los desafíos y queria que Sergio continuara trabajando para él.
-Abrochense los cinturones por favor-Les comunico el piloto.
Charles se quedo viendo como Sergio se abrocahab el cinturon. Tenía unos dedos largos magníficos y se encontró imaginándoselos volando sobre las teclas de un piano.
O sobre los músculos de su abdomen...yendo hacía abajo...entre sus piernas...envolviendo su polla.

Charles se revolvió sobre el asiento, incómodo
-Logan ¿Podrías bajar un poco la calefacción?
-¿No sería mejor que agarráramos las copas?-Le preguntó Sergio mirandolo de reojo.
-Buena idea-Contestó entregándole la suya.

Al hacerlo, sus dedos se rozaron y se produjo una descarga eléctrica. Charles probó el champán y las burbujas incrementaron una curiosa sensación de anticipación.
Sergio se puso a mirar por la ventanilla mientras el avión despegaba y, poco después, sobrevolaban el océano.
-Nueva York es todo islas-Se maravillo Sergio-¡Vaya, menuda playa! Es precioso verlo desde aquí ¡Mira un barco de pesca! Nunca se me habría ocurrido que pescaran tan cerca de la ciudad, y mira la cantidad de piscinas que hay en Long Island ¿Pero qué es toda esa gente, no se han dado cuenta que tienen el océano al lado?-Comentó con un brillo especial en los ojos.
Charles se dijo que visitar Mónaco con Sergio iba a resultar muy divertido.

Un príncipe en la ciudad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora