Capítulo VIII

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-¿Adónde demonios se cree Charles que va con ese joven?-Se indigno la reina.
-No tengo ni idea cariño-Contestó su marido.
-Querrás decir que no lo quieres verbalizar por que los dos sabemos adónde van ¿Cuándo va acrecer ese chico?
-Charles ya esta grandecito.

Pascale apretó las mandíbulas. Su marido podía ser muy obtuso cuando quería. Todos sus amigos de las casas rinantes europeas estaban en su palacio esa noche y a su hijo no se le ocurria una mejor idea que irse a acostar con...un empleado.
La reina se estremecio.

-¡No es más que su secretario!
-Es un chico encantador.
-¿Has olvidado que tú hijo es el futuro rey de este país?
-No, no lo he olvidado.
-Debería cortejar hombres de su clase, chicos de sangre noble.
-Estoy seguro de que Charles sabra elegir un esposo excelente.

-¿Ah, sí? ¿Y cómo puedes estar tan seguro? Porquel la verdad es que yo no estoy nada segura-Insistió la reina abanicándose con una servilleta.
Tenía muy claro que algun día moriría y que el futuro dependía de la proxima generación.
Tal vez su hijo estuviera concibiendo en aquel momento con su secretario.
Aquello hizo que la reina se abanicara con más fuerza.

-Cariño-Le dijo el rey-Es cierto que nuestro hijo comete locuras, pero es monegasco de pies a cabeza, ama su país y a su gente. No te preocupes, cumplira con su deber y se entregara a ellos y será su rey ¿Por qué no dejar que se divierta antes de que tenga que asumir tanta responsabilidad?

-¿Te perdiste toda esa diversión por casarte conmigo tan joven?
-Pascale-Contestó el rey besándola.
Cuando la besaba así la reina todavía se estremecía.
-Estoy preocupada-Confesó-Sería mejor para todos que se casara con un chico agradable como George,

-George es todo menos agradable-Contestó el rey mientras miraba a la multitud que bailaba y se divertía.
-Es el hijo de tu mejor amigo ¿Que diría Steve si te oyera decir algo así?
-No tengo intención de que me oiga y tampoco tengo intención de que mi hijo se case con George.

-Pero si se conocen desde que nacieron. Después de nuestra familia, la suya es la más importante de Mónaco. Y es muy guapo, no puedes negarlo.
-Claro que es guapo, pero me apiado del pobre tonto que se case con él.
-¿Y si tú hijo elige a alguien como su secretario? Con lo loco que esta, es capaz de hacerlo-Dijo la reina-Además de que es estadounidense, no procede de una familia de dinero. Me lo ha dicho Charles.

-¿Se lo has preguntado?-Preguntó su marido enarcando una ceja.
-Claro ¿Por qué no?
Su marido estallo en carcajadas y la reina frunció el ceño, pero pronto se recuperó y adopto de nuevo la expresión de beatífico contentamiento que solía utilizar en público.

••✦ ✿ ✦••

Aunque el champán fuera francés, a George le estaba sabiendo a agua sucia.
"¡Delante de todo el mundo!" Se lamentó.

Se habían estado besando como adolescentes. Había sido asqueroso. Sergio con los ojso cerrados bailando al ritmo de la música mientras Charles se lo comía a besos. Charles no había tenido ningún decoro ni ninguna consideranción con sus amigos y su familia.

George se sentía furioso e indignado.
Nunca le había importado que Charles apareciera en las revistas y los periódicos con un chico diferente cada semana, pues se decía que ninguno de ellos estaba a su altura, así que se dijo que aquel chico que se ganaba la vida ordenando su despacho, tampoco lo estaba y que no tenía nada que temer.

Sergio Pérez no era nadie, solamente un empleado.
Entonces ¿Por qué lo había acariciado Charles como si fuera el amor de su vida? Lo había mirado fijamente, le había acariciado el pelo y lo había besado.

George nunca lo había visto así.
Charles era suyo.
Se conocían desde epqueños, sus madres siempre habían bromeado diciendo que algun día se casarían.
Sí, estaban hecho uno para el otro.
Algún día sería el Rey George de Mónaco.

Un príncipe en la ciudad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora