Capítulo XI

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Charles se despertó con una horrible sensación de vacío en su interior.
Había llamado varias vecea a su despacho de Nueva York, pero no había conseguido nada y el teléfono de Sergio estaba a pagado.
Sergio había desaparecido.

Claro que tampoco podía reprocharle que ya no trabajara para él. Había dado roden para que en la última nómina le pusieran un bonus bastante elevado. Quería que quedara claro que no tenía nigun rencor hacia él.

Y sobre todod, quería que él volviera.
En aquel momento, sonó su celular, que estaba sobre la mesilla. Charles se paso las manos por la cara y contestó.

-Charles, hay un artículo en el periódico que quiero comentar contigo. Ven al comedor inmediatamente-Le dijo su padre en tono imperioso.
-¿Qué pasa?-Le preguntó Charles, incorporándose al instante.
-Ven al comedor ahora mismo.

Charles se apresuó a ponerse unos pantalones, una camisa y unos zapatos ¿Sería sobre Sergio? Corrió por los pasillos vacíos hasta el comedor.

¿Le habría sucedido algo? ¿Se habría metido en algun problema y le daría vergüenza decirselo?
Eso explicaría su extraño comportamiento.

-¿Qué ocurre?-Le preguntó a sus padres al llegar.
-Los participantes en la reunion tuvieron que jurar que no revelarían nada de lo que allí se revelara ¿Verdad?
-Sí, se comprometieron por escrito-Contestó Charles al ver que sus padres estaban pálidos.
-Entonces ¿Cómo explicas esto?-Le preguntó su padre señalando un artículo.

Hervé Desings endeudada por su desastrosa gestión.

Charles tomó aire. El artículo era corto, sólo una columna, pero sufiente para dejar en claro la situación de la empresa, pues hablaba de los pocos beneficios que estaba obteniendo, de las enormes deudas en las que habían incurrido la bodega Château D´Arc y se hacía eco de una cosa que Charles no le había contado a nadie.

La empresa tenía una deuda de tres millones de dólares porque no había cobrado durante décadas a ciertos clientes.

-Sergio Pérez fue elq ue descubrió esas deudas ¿No?-Le preguntó la reina tomando un trago de café.
-No había mucho que descubrir-Contestó Charles-Steve Russell no oculto en ningun momento que llevaba años sin cobrarles a ciertos cleintes.
-Para él eran deudas de buenos amigos, buena gente que le pagaría algun día-Le explicó su padre.
-Pero nunca pagaron ¿No?-Le preguntó la reina.

-Algunos de nuestros cleintes de toda la vida ya no tienen tanto dinero como antes-Suspiró el rey echandose hacía atras en su silla-Se han dormido en los laureles, es cierto que han comprado joyas que no podían permitirse.
-¿No podrías pedirles que pagaran lo que deben?-Le sugirió la reina-Podríamos denunciarlos.

Charles y su padre la miraron horrorizados.
-¿Quieres que humillemos a nuestros amigos? Jamás, antes acepataría yo pagar sus deudas-Se indigno el rey.
-Espero que no sea necesario-Contestó Pascale.

Charles dejó el periódico sobre la mesa.
-Estas deudas no impederan que la empresa tenga beneficios este mismo año y, entonces, pasaran a la historia sin mayor importancia.

-Menos mal que tú estas aquí para arreglar las cosas.
-Sin embargo, este artículo va a hacer que nuestras acciones caigan en la bolsa-Se lamentó Charles sacando su teléfono para consultar el mercado de valores.

AL ver lo que había sucedido, no pudo evitar maldecir en voz alta.
-¿Quién habrá hablado con la prensa?-Se preguntó su padre-Pongo la mano en el fuego por todos nuestros socios.
-Pierre Gasly no se mostró especialmente abierto-Comentó Charles recordando que Sergio había desenterrado unos libros de contabilidad llenos de deudas de las bodegas-No le hizo ninguna gracia que lo reprendieran en público en la reunión por haber endeudado la bodega para pagar las reformas de su castillo.

Un príncipe en la ciudad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora