La pokebola vacía

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¡¡Hola!! Espero estén teniendo un lindo fin de semana :D

Les traigo nuevo capítulo de este fanfic. Está algo larguito para compensar la enorme espera (perduun c':) 

Sin más, agradezco como siempre todos los votos y comentarios! Me animan un montón a continuar :'D muchísimas gracias por el apoyo, y ahora sí. ¡Espero les guste!

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Red estaba terminando de acomodar las plantas medicinales en sus estantes antes de terminar su jornada e irse a descansar

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Red estaba terminando de acomodar las plantas medicinales en sus estantes antes de terminar su jornada e irse a descansar. 

Estaba preocupado por el encuentro con aquel entrenador. Sabía que era momento de abandonar el pueblo y buscar un nuevo sitio en donde pudiera estar sin ser reconocido. Era decepcionante, pero en todo caso no era la primera vez.

—No olvides cerrar la bodega con llave cuando termines. —Le recordó la encargada. —Y sobró mucho té de canela. Te sugiero que lo bebas antes de que se enfríe.

—Se lo agradezco señora, pero estoy bien. —Respondió Red.

Después de asegurar la bodega, Red se despidió de su jefa y se encaminó hacia la salida de la tienda.

«Mañana tendré que decirle que me marcho. Es una pena, era un lugar tranquilo.» Reflexionó, mientras abría la puerta.

Al salir, lo primero que hizo fue estirarse y bostezar. 

Pensaba en cuál sería su siguiente destino. Probablemente sería Unova, puesto que nadie esperaría encontrarlo allá. Pero no pudo meditar demasiado sobre la idea, porque al dar apenas pocos pasos en dirección a la posada, sintió una presencia acechando tras de sí.

Red volteó y no encontró nada.

—¿Quién anda ahí?

El sonido volvió a escucharse. El pelinegro esta vez pudo identificar que el ruido provenía de un arbusto que se movía de un lado a otro. Red dio un paso hacia enfrente y tomando una piedra, la arrojó con fuerza hacia el interior del arbusto.

—¡¡Agh!! —Se escuchó un grito entre la hierba.

Finalmente, Gold emergió entre las hojas sobándose la cabeza.

—¡¿Cuál es tu problema?! —Exclamó adolorido.

—¿Por qué me espiabas? — Le interrogó Red, girándose sobre su espalda para encarar al chico.

—¡No te estaba espiando! —Respondió enojado, sobándose la cabeza. —Te estaba esperando, pero me quedé dormido. Auuch...

—¿Esperándome para qué?

—¡Para retarte! ¿Para qué otra cosa iba a ser? —Dijo Gold emocionado.

Red giró los ojos con fastidio.

La falla de RedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora