Capítulo 5- Ventana

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•Daniela•

Todos subimos al segundo piso de la casa, así tendríamos mejor visibilidad. Habían dos habitaciones, un baño y un corredor que conectaba todo esto a las escaleras del primer piso. Todos fuimos a la habitación que tenía vistas a la entrada principal y pusimos el seguro.

—Bueno, pensemos con calma...— Allan caminaba de un lado a otro, intentando idear un plan.

—Oye, cálmate.— Andy intentó animarlo, pero su relación con Allan nunca fue la más cercana, así que no sirvió de mucho.

Yo me mantuve mirando por la ventana, viendo como los infectados se peleaban entre ellos por ver cuál de todos entraba a las casas primero, y noté algo nuevo.

Junto a ellos, avanzaba también un gran número de ratas, todas extremadamente grandes y con ojos rojos como la sangre misma.

—Oigan, hay ratas también. No quiero presionar pero hay que apresurarse.— Debíamos salir, y debíamos hacerlo ya si queríamos seguir con vida.

Allan le preguntó a Chris en dónde creía que se encontraba su familia y él le contó sobre una casa, cerca de la playa. Por lo que nos contó, perteneció a su padre y era bastante segura, si el campamento era atacado y se dividían, ese sería el punto de encuentro.

—¿Y porqué no sabíamos de eso hasta ahora?— Allan parecía molesto con Chris.

—Oye, podemos discutirlo luego. Ahora tenemos que pensar en cómo carajos salir de aquí.— Explicó Chris, y al terminar la frase escuchamos un fuerte golpe en la puerta principal.

Al asomarme por la ventana, vi que había un infectado frente a la puerta, olfateando, con al menos veinte ratas a sus pies. Al parecer se había separado del grupo para buscar por su cuenta.

—Ya están aquí...— mis manos comenzaron a temblar, pero las detuve tomando una profunda respiración— Es solo uno, pero está rodeado de ratas.

—¡Mierda!— Allan golpeó la pared con rabia.— Bien, esto es lo que haremos...

•Allan•

Después de explicarle el plan a mis amigos, era hora de ejecutarlo. Tomé mi machete y abrí lentamente la puerta de la habitación, mi corazón estaba acelerado y podía sentir como una de mis piernas temblaba. Tomé aire y me volteé hacia Chris.

—Recuerda el plan, no uses esa cosa o los llamarás a todos. Cuándo escuches que algo sube las escaleras, háganlo.

Él asintió, siempre habíamos hecho un buen equipo, nos conocíamos de toda la vida y para mí, él era como un hermano.

Salí de la habitación y casi al instante pude escuchar como cerraban con seguro.

—Bien, aquí vamos...— dije tomando valor para bajar las escaleras.

Caminé despacio, intentando hacer el menor ruido posible. Sostenía el machete en mi mano derecha y con la izquierda me apoyaba en la pared, evitando perder el equilibrio.

Una vez más se escucharon los golpes en la puerta y podía sentir como las ratas rasguñaban la madera de la puerta intentando entrar.

Estaba cada vez más cerca de aquél monstruo, y si una sola de esas ratas me hacía un rasguño, estaría perdido.

Necesitaba separarlos, pero... ¿cómo?

Las ratas me seguirían usando el olfato, sin embargo, el infectado necesitaba verme o escucharme, sus sentidos eran mucho más limitados y eso me daría la ventaja.

Si conseguía hacer que las ratas entraran primero, una por una, podría matarlas sin problemas y luego encargarme del infectado. Si, ese era el mejor plan, debía encontrar la forma de separarlos y limitar la cantidad de roedores que lograban pasar.

Con la punta del machete, me hice un pequeño corte en la punta del dedo índice en mi mano izquierda, y en cuánto la sangre asomó, los chillidos de las ratas aumentaron.

Rápidamente fui hacia la ventana de la cocina, escuchando como las ratas seguían mi olor rodeando la casa algunas saltaban, pero no tenían el impulso suficiente para romper el vidrio.

Era perfecto, si dejaba una pequeña apertura y controlaba cuántas entraban, saldríamos de aquí ilesos y sin llamar la atención de la manada de infectados que estaba suelta por el pueblo.

Esperé a que una saltara, y en cuánto lo hizo, abrí la ventana dejándola entrar. Cerré tan rápido como pude y me volteé para ver a aquel animal.

Estaba aturdido en el suelo, al parecer debido a la caída, sin embargo, se recuperó rápidamente. Su cuerpo había adquirido una coloración pálida, muy distinta al color grisáceo oscuro que suelen tener las ratas.
Sus ojos estaba extremadamente rojos y en algunas zonas de su cuerpo no tenía pelaje en absoluto.

Lanzó un chillido antes de saltar hacia mí, pude esquivar su mordida, pero golpearla con mi machete de manera eficaz me tomó más tiempo del que esperaba.

Escuché pasos bajando por las escaleras, pero no podía gritar para que volvieran arriba o alertaría a más infectados y ratas. Esto estaba mal, si alguien se acercaba demasiado, podría ser atacado por la rata y terminar infectado...


•Chris•

Allan tenía un plan, debíamos esperar aquí hasta escuchar que alguien subiera las escaleras, entonces debíamos actuar. Sin embargo, Daniela y Andy no parecían estar de acuerdo con el plan.

—Esto es todo lo que haremos, ¿no?— Daniela pateó una pequeña pelota de papel que estaba tirada en el suelo.— Allan hace el trabajo peligroso, mientras nosotros nos sentamos a esperar. ¿Qué pasa si lo muerden?

Suspiré, sabía la discusión que estaba por venir y Andy apoyaría a Daniela en lo que sea que ella dijera, con tal de llevarle la contraria a Allan.

—Tenemos un plan Dani, él confía en que sigamos el maldito plan.— seguí observando a los infectados por la ventana— Eso es todo, sé que quieres protegerlo, pero solo serás un estorbo si bajas esas escaleras.

—Chris, ese plan es una basura.—replicó Andy poniéndose de pie.

—Bueno, si el plan es tan malo, danos mejores opciones.— el simple hecho de escucharlo hacía que mi sangre hirviera— No hablas, pero cuándo lo haces es solo para complicar las cosas.

Él se acercó y me tomó del hombro, haciendo que me volteara de frente a él.

—Repite lo que dijiste...— él estaba furioso, al igual que yo.

Andy estaba acostumbrado a ser el que daba las órdenes, en su trabajo, en su hogar. Y por eso nunca aceptó que Daniela y yo decidiéramos seguir a Allan.

—¡Ya basta!— Daniela se acercó y nos separó, quedando entre los dos.— ¿Nuestro amigo está arriesgando su vida y ustedes dos se pelean? Creí que estaba acompañada por hombres y no por niños que quieren ver cuál de los dos la tiene más grande.

Su comentario me causó algo de gracia, por el contrario, Andy lucía aún más molesto.

—Yo voy a bajar, ustedes decidan qué van a hacer. Yo no abandonaré a Allan.— ella se acercó a la puerta tras decir esto y la abrió.

—Espera, si vamos a joder el plan, hagámoslo bien...

Salimos de la habitación con cuidado, mirando hacia las escaleras y sin hacer ruidos demasiado fuertes.
Los escalones crujían un poco con cada paso, pero no era nada demasiado fuerte.

—Bien, veamos...— un chillido me interrumpió. El sonido parecía venir de la cocina y supuse que allí estaría Allan.— Hay que apresurarse.

Mi amigo estaba en riesgo, las ratas había logrado entrar y quizá ya lo habían mordido. Cada vez queda menos tiempo... ¡debemos salir de aquí!

RatasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora