10.- Cita [2]

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"No me gustas"

•]~

[Adrien]

Durante el camino sentía como mis nervios se intensifican y las ansias me consumían poco a poco, no era para más, estaba a un par de horas de experimentar mi primera cita en un largo rato. No sabía cómo actuaria o que haría.

"Mi padre tal vez me ayudé", pensé mientras que el recorrido terminaba y por fin llegaba a mi casa.

Entre a mi casa y pude ver cómo estaba mi padre en el living esperándome como siempre,

- Adrien, llegaste — dirigió su mirada a mí con una sonrisa— ¿Cómo te fue? — alegre me dijo y se acercó a mí a abrazarme con cariño

— Bien papá — me límite a contestar con una sonrisa mientras correspondía el abrazo, sentía como me inundaba de su amor.

Hace dos años, el día que mi madre falleció, sabía que las cosas no volverían a ser como antes, fue difícil afrontar la situación, doloroso, devastador, sobre todo para mi padre que estaba profundamente enamorado de ella. Ese suceso solo hizo que mi padre se sumía en una horrible depresión que hizo que nuestra relación se quebrara más y más.

Tuve que ayudarlo a salir de aquel hoyo que él mismo había cavado.

Con terapias, apoyo y mucho cariño, mi padre se pudo recuperar para estar ahí para mí. Valió la pena, no sabría qué hubiera pasado si el no salía de aquella depresión, tal vez se volvería un "super villano", pero estoy divagando, lo importante es que nuestra relación se ha fortalecido y, hoy en día estamos el uno para el otro.

— Papá — me solté del abrazo y obtuve la mirada curiosa de mi padre — ¿Como fue tu primera cita con mamá? — pregunté, un leve sonrojo se posó en mis mejillas algo avergonzado mientras mi padre me miraba algo asombrado y curioso de mi pregunta.

— ¿A qué viene tu pregunta, hijo? —

— Bueno... — miré al suelo un poco apenado — Mira, me invitaron a una cita... — comenté, sentía la mirada de mi padre la cual estaba llena de curiosidad mientras yo terminaba de hablar con rapidez y con cierta emoción en mi voz — ...y no quiero hacer nada mal por qué creo que quién me invitó a la cita es alguien que me gusta y quiero impresionarle —

—... — un silencio apareció, sentía como mi corazón latía rápido, vi como una pequeña sonrisa aparecía en el rostro de mi padre, el cuál con confianza me dijo — Bueno Adrien, el mejor consejo que te puedo dar es ser tú mismo — tocó mi hombro con su mano y siguió — No te preocupes por el "que saldrá mal", si no por lo que quieres que salga bien — sonrió, sentí como mi confianza crecía y mi emoción aumentaba.

— ¡Gracias papá! — Dije con emoción mientras lo abrazaba con felicidad.

— No hay de que hijo, sabes que siempre estaré ahí para ti — sentí como mi padre correspondía a mi abrazo.

— Pero hijo— se separó del abrazo y me miro serio — si le traes a casa, usa protección — me dijo de forma burlona, con el fin de reírse un poco de mi.

— ¡Papá! — exclamé totalmente rojo y avergonzado.

•]~

[Narrador]

La hora había llegado, y el joven Agreste ya se encontraba en aquel lugar donde su cita llegaría. Sus ilusiones se maximizaban al esperar a aquel chico de cabello negro y puntas azules ahí, era a quien el esperaba, claro, podría ser cualquiera, pero soñar no era algo malo.

"Tal vez llegué muy temprano", pensó al ver la hora en su teléfono, "5:10", era lo que decía el reloj.

Sentía que cada minuto era una eternidad. "Tal vez se arrepintió de venir", pensaba algo decaído.

Sus pensamientos se disiparon cuando pudo escuchar unos pasos acercarse y una dulce voz que lo saludaba.

—Hola Adrien — ahí se encontraba aquella chica azabache de reflejos azulados vestida con un vestido blanco y un hermoso collar que tenía un dije de corazón y sus características coletas que la hacían ver inocente — Veo que leíste mi invitación — murmuró de forma tímida mientras un sonrojo se posaba en su cara.

—¿Marinette? — la miro, un poco confuso, ¿Que hacia ella aquí?, ¿Ella era la persona de las cartas?

—Si, pensé que no vendrías, había olvidado que tenías clase de esgrima a esta hora — seguía murmurando se forma nerviosa haciendo que poco se le entendiera, algo que al joven le pareció tierno.

— Bueno — comento algo incómodo Adrien — ¿Para qué me citaste aquí? — pregunto de forma amable, no quería verse grosero ante ella, pero la curiosidad le era más.

—Es que... Verás — parecía como si a las palabras les costara salir de su boca y se esforzaba para hablar — Adrien — respiró profundo y continuo — ¡Realmente me gustas! — confesó al fin, dejando perplejo a Adrien.

—Me gusta mucho. No puedo evitarlo, desde el primer momento que te vi supe que te amaba... — Hasta ese momento se mantenía en una confesión dulce — Realmente siento que no tengo ninguna oportunidad contigo, digo, tu exnovia Kagami es más linda y talentosa que yo, pero sé que puedo hacerte feliz... — y ahí toda la dulzura he inocencia de aquella confección se fue a la mierda.

Un pequeño temor se plantó en el joven, "¿¡Cómo mierda conocía la existencia de Kagami!?", Se repetía a sí mismos, era algo que ni siquiera a su mejor amigo Nino le había dicho.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, no podía moverse y solo podía expresar sorpresa y miedo ante aquella chica, estaba en shock.

— ¿Co-como sabes de ella? — un pequeño tartamudeo se hizo presente, dejando a la vista los nervios que aquel chico tenía.

Marinette solo se quedó callada unos segundos pensando en su respuesta. Una sonrisa escalofriante se hizo presente en su rostro— Solo lo sé, Adrien, realmente te amo, si no, no me preocuparía de las perras que se te acercan — lo había comentado como si fuera de lo más normal del mundo, aquella bondad que Adrien pensaba que se encontraba en la chica, desapareció, nunca pensó que esas palabras saldrían de ella.

—Marinette — logro decir después de un largo rato — Lo siento, pero, tu no me gustas— aquellas palabras le cayeron como un balde de agua fría a la azabache, su rostro antes colorado por los nervios se tono pálido, y su mirada antes cálida, se volvía en una fría, siniestra e inexpresiva, sentía como esa mirada penetraban cada partícula de su ser.

Aquella sensación le era familiar y el miedo se hizo presente.

— Nadie te amara de igual manera que yo... — expreso la chica con un tono de voz fría —¡Yo te conozco mejor que nadie! — grito, y una sonrisa aparecía en sus labios — tus horarios, tus amistades, tu comida favorita, tus relaciones ... Lo sé todo de ti Adrien Émile Gabriel Donatien Athanase Agreste. TODO — A veces hay una delgada línea entre el amor y la obsesión, y está chica lo había cruzado de una forma realmente aterradora.

No pudo emitir ninguna palabra y solo salió corriendo horrorizado, mientras Marinette solo se quedaba ahí sonriendo mientras sentía como su corazón latía fuertemente...

Adrien sentía como un escalofrió recorría su cuerpo y comenzaba a sudar frio. Sentía miedo, no un miedo normal, era un miedo que había dejado de experimentar, el miedo de saber que alguien lo observaba, que estaba inseguro, el miedo de saber que una vez más estaba a la vista de alguien y, ese alguien era una persona que realmente era cercano a él, una persona en la que él confiaba, no sabía lo que aquella chica fuera capaz de hacer y eso le daba miedo.

No podía contárselo a Nathalie o a su padre, nunca más lo dejarían ir a la escuela, salir con sus amigos o si quiera ir a la esquina. No debía decir nada si quería que su vida transcurriera como hasta ahora, normal.

Pero este suceso haría que su vida ya no fuera tan normal como él quería que fuera...

-1311 palabras

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¡Este capítulo fue corregido y modificado!

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