O8

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Aún era muy pronto, demasiado
para ser sinceros. Solo era su alfa
quien sabía, por aquello mismo de
la marca que los unía y lo protector
que podía ser. No era un simple
alfa, así que no era sorpresa para
él que su olfato fuese incluso más
potente que el de cualquier cazador
de su tribu, que aquellos que se
encargaban de rastrear y formar
caminos por los olores.

-Quiero una reunión con los demás
líderes. Las fronteras deben estar
unidas independientemente de que
los rumores sean ciertos -ordenó
firme el Yher, mientras afirmaba
más su acucliyaje frente a los
ancianos sabios.

-Una reunión en estos momentos
traería vulnerabilidad a sus tribus
en estos momentos, mi Yher, así
que debemos esperar -habló el
anciano con voz tranquila.

Jimin sí bien no estaba del todo
preocupado, había una gran parte
en su ser que lo llevaba incluso a
desesperarse. Sus deberes habían
incrementado y con ello su tribu,
ahora abundaban los niños y niñas
corriendo por el bosque y por
doquier, risas, gritos y llantos. Era
una atmósfera apacible que antes
no se veía mucho. Desde que había
entrado como líder había asumido
la responsabilidad de proteger a
todo ser de su tribu desde el más
mísero anciano hasta el bebé que
recién nacía, ese deber se le había
impuesto desde pequeño, pero no
de la manera correcta.

Había visto innumerables veces
la injusticia en su propia justicia,
incluso en su madre. Aquella que
una de las tantas noches gélidas
de dolor en su corazón, había sido
cruelmente asesinada por la misma
gente de su tribu, solo por amar a
quien no debía y soñar con ser libre
donde no podía.

Jimin había sido la marioneta de su
padre toda su vida, pero también
había sido la luz de su madre. La
esperanza en la devastación, pero
no fue suficiente. No para una
omega.

⊱⚔️⊰

-Y luego quiso golpearme, ¡¿puedes
creerlo?! ¡A mí! -se quejó el
ojiazul, mientras contaba algunos
recuerdos ya pasados en su vida.
Mientras se encontraba sentado en
una pequeña banca, con su alfa tras
él peinado su liso cabello. -Mi padre
lo mandó a castigar por eso -dijo.

El alfa soltó una sonora carcajada,
pasando el peine de madera una
vez más por los costados de la
cabeza castaña que tenía ante él.

-¿Por intentar corregirte? -se
burló. -Hubiera sido mejor que te
regañara más.

El sonrojo en las mejillas carmín
del omega no se hicieron esperar.

-¿Tú acaso dejarías que un hombre
cualquiera regañe a nuestro hijo? -
refutó Jungkook.

-¿ De donde sacas eso? No es lo
mismo, omega. Mi hijo jamás
hablaría tan altaneramente -
contraatacó con diversión,
sintiendo su pecho calentar. Su
omega había dicho "nuestro hijo".
Jungkook pensaba hacer crecer su
unión y eso hacía contentar más a
su alfa.

-Claro -dijo sarcástico el omega,
mientras se levantaba de su
asiento. -Nuestro hijo, no sólo
"tu hijo" -corrigió, postrando sus
manos en el pecho del ojiverde.

-Mhm -Jimin dejó el peine de
madera por alguna parte del
mueble cercanoa ellos. -Debo
decirte algo -sus anchas palmas
llegaron al trasero del omega
inmediatamente. Sí que tenía una
obsesión con aquella parte del
cuerpo de su fiera.

-Deberías atenderme primero,
antes de decirme lo que sea -dijo
con voz dulce el castaño, sonriendo,
besando el mentón de su alfa.

-Es sobre la tribu -acarició la masa
sobre sus dedos, enterrando más
sus manos.

fierce 𓍢 ִֶָ  jikook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora