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Su marca se había formado, claro
no estaba cicatrizada, pero la
conexión única y potente que solo
podía sentir con su compañero
estaba en su pecho, en su cuerpo.
Jungkook estaba feliz, satisfecho.
Amaba ser mimado y más si era por
su alfa.

Sentía que la autoridad se le
resbalaba de su cuerpo, sentado
en el regazo de su alfa al aire libre,
donde todos los podías ver, incluso
ese omega pelirrojo.

Toda la tribu desayunaba. La gran
mesa de madera no acaparaba
a todos los integrantes, por lo
que había más mesas de madera
alrededor, donde niños, omegas,
betas y algunos alfas comían.
Pues los alfas comían en la
mesa principal donde su Yher se
encontraba junto a su Yhar, lo cual
no era común, ¿un omega sentado
en la mesa principal?

Las delicias en la mesa eran
variadas, desde la miel hasta
los panes recién horneados que
esparcia un olor delicioso. Jungkook
disfrutaba de las frutas, tenía una
preferencia particular a las fresas y
más si estas tenían miel.

Llevando fresa por fresa a sus
labios, comiendo lentamente y
mirando con altanería al omega
pelirrojo que se veía desde la otra
mesa.

-Alfa -gimio Jungkook, cuando el
pelinegro alfa alejó el tazón de fresas
del alcance de sus manos.

El alfa lo miró y apretó su agarre en
su cintura.

-Come el pan que prepararon -
dijo estoico.

-No quiero.

-Omega...

Jungkook levantó su rostro, enojado.
Con su frente en alto, mirando otro
lugar.

Los niños corrían y jugaban. Todos
eran de diferentes edades. Había
risas y juguetes de madera tallados,
diversos animales y formas. Jungkook
los vislumbró con dulzura, era un
lindo paisaje que observar.

-Jungkook -dijo su esposo. El castaño
lo ignoró.

Jimin miró el cuello extendido
del omega, donde su linda
marca cicatrizaba. Su alfa se
sentía posesivo, sobreprotecto,
queriendo gruñir a cualquier alfa,
beta e incluso omega que postrara
sus ojos en su omega.

Sabía que el ojiazul amaba
llamar la atención, lo había
notado. Amaba su delicadeza y
su belleza, toda parte del omega
era espléndida digna de un ser
celestial.

Pero lo que lo conflictuaba era lo
caprichoso que este era. Quería las
cosas que pedía al instante o ponía
esa expresión que tanto carcomía a
su ser, ¿Cómo no darle todo lo que
pedía?

Jimin suspiro.

Este no era su palacio ni mucho
menos su reino, era su tribu y el
omega debía acostumbrarse a no
tener todo lo que pedía.

-Come el maldito pan -le ordenó,
llevando sus dedos al mentón del
omega para voltear su cabeza. -
Jungkook.

-Eres un idiota-le dijo el omega
antes de tomar un pedazo de
pan cortado y llevarlo a su boca,
esparciendo migajas de este por la
manera en la que magullaba el pan
con sus dedos. -Sabe horrible -
dijo alto, con sus cejas fruncidas.

Jimin decidió que era el colmo al
ver la expresión de los presentes y
de las omegas y betas que habían
horneado muy temprano.

Tomo al omega de las caderas
fuertemente, levantándose.

-¡Oye!-Jimin ignoró las palabras
y quejas del omega, dirigiéndose
a paso rápido a su tienda-
¡Suéltame! ¡Salvaje! -le gritó Jungkook
cuando esté prácticamente lo tiró a
su nido.

fierce 𓍢 ִֶָ  jikook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora